El producto con mayor peso geopolítico en la campaña 2024/25 será probablemente el sorgo y esa realidad representa una oportunidad potencial para la Argentina.
Este martes el gobierno argentino informó que, luego de varias idas y vueltas, finalmente el gobierno chino habilitó el ingreso de maíz argentino a su mercado. Esa decisión, sin embargo, no es producto de un logro diplomático argentino –que mantiene tensas relaciones diplomáticas con China–, sino de la necesidad de la nación asiática de diversificar su matriz comercial ante un escenario de mayor conflictividad con EE.UU.
La habilitación de la importación de maíz beneficia en términos logísticos al sorgo argentino porque, al permitir compartir el flete entre ambos productos, torna accesible el costo del flete hacia el mercado chino.
Las noticias relativas a las intenciones del gobierno de Xi Jinping de anexar a la isla de Taiwán –una nación democrática– vienen siendo recurrentes en los últimos años. Mientras que en términos diplomáticos EE.UU. mantiene una posición ambivalente, en los hechos vende cada vez más armamento al gobierno taiwanés para hacer frente a una posible invasión.
El mercado mundial de sorgo es extremadamente particular porque de las 9,73 millones de toneladas que se exportarían a nivel mundial en 2024/25, según proyecciones del USDA, nada menos que 8,0 millones tendrían como destino a China.
EE.UU. es el primer exportador mundial de sorgo y China su principal cliente. Ese acceso preferencial, junto con un protocolo sanitario inteligente, permiten al sorgo estadounidense ser exportado con un valor diferencial respecto del maíz.
La cuestión es que si llegará a explotar un conflicto diplomático o comercial entre China y EE.UU., la única nación que puede ocupar el bache de oferta dejado por EE.UU. es la Argentina. En tal escenario hipotético, los precios del sorgo argentino tienen un potencial alcista considerable.
En lo que va del presente mes de mayo se negociaron algunos forwards de Sorgo Rosario 2024/25 con valores de 155,0 u$s/tonelada, un precio que no contempla la hipótesis de un agravamiento de las tensiones entre China y EE.UU.
Vale recordar además que en noviembre próximo se celebran elecciones presidenciales en EE.UU. y que el candidato favorito, Donald Trump, instrumentó una “guerra comercial” contra China que derivó en represalias arancelarias contras las importaciones chinas de productos agroindustriales estadounidenses.
La mayor parte del sorgo producido en China se destina para elaborar una bebida alcohólica tradicional, denominada baijiu, mientras que el grueso del producto importado se usa con fines forrajeros.