A fines de 2018 el gobierno de Mauricio Macri implementó el Sistema de Información Simplificado Agrícola (SISA) con el propósito de concentrar en una sola plataforma los múltiples requerimientos de datos que hasta entonces eran solicitados a empresas agropecuarias por parte de la Afip, Inase y Senasa.
El sistema, si bien representó un desafío enorme, terminó siendo un éxito porque, además de cumplir el objetivo central –simplificar “pesados” trámites burocráticos–, posibilitó disponer de una gran base de datos sobre el sector agropecuario.
Sin embargo, con la llegada al poder de Alberto Fernández eso se acabó y los empresarios agropecuarios –y sus sufridos contadores– tienen que trabajar por demás para presentar datos que muchas veces ya están en manos de la Afip. Adicionalmente, el SISA está en proceso de ampliación para integrar a todos los operadores de la cadena agroindustrial, por lo que muy pronto, quizás, tengamos que dejar de llamarlo SISA para denominarlo “CIA”.
“Se volvieron a instaurar los regímenes anteriores que teníamos antes del SISA, lo que implica que dejó de ser un régimen simplificado, que fue precisamente para lo que se creó el SISA”, comentó a Bichos de Campo Mariano Echegaray Ferrer, contador especializado en agro y director Tributario de Agroeducación.
“Agregaron un régimen de información de stocks de cultivos de invierno, de producción de trigo y de producción de cultivos de verano. Son requerimientos que no tienen sentido porque todos esos datos ya están en poder la Afip”, apuntó.
La cuestión es que, a medida que se incorporan más procedimientos burocráticos, la posibilidad de que haya inconsistencias son mayores y entonces son mayores las probabilidades de que las empresas agropecuarias sean degradadas en el sistema de “scoring” del SISA. En ese sentido, aquellos productores, especialmente pequeños, que no cuentan con asistencia de un contador profesional están en clara desventaja.
“El tema no nos sorprende por todo lo que se viene con la incorporación de los operadores de la cadena en el SISA, que son los integrantes de los sectores aceitero, harinero y de alimentos balanceados, con lo cual el SISA pasó a ser una plataforma de control general”, explicó Echegaray Ferrer.
“No van a ser los últimos requerimientos que vamos a ver, porque creo que se van a seguir sumando más. La simplificación burocrática, que alguna vez fue parte del SISA, quedó muy lejos”, añadió.
En el SISA los empresarios agrícolas son clasificados en tres categorías. La primera de ellas, denominada “Estado 1”, comprende a aquellos contribuyentes que no hayan presentado incumplimientos formales en los últimos 24 meses seguidos, mientras que el “Estado 2” es para aquellos que hayan tenido algunos incumplimientos en ese período.
En cuanto al “Estado 3”, el mismo le corresponde a aquellas personas o empresas que no cumplen con la presentación de declaraciones juradas o presentaciones de regímenes de información en los plazos previstos, requerimientos vencidos y/o pendientes de cumplimiento, procesos judiciales y quiebras decretadas, entre otros factores.
A los productores categorizados como “Estado 1” se les retiene el 5% del IVA con una devolución también del 5% en un plazo de 45 días. En lo que respecta a los productores “Estado 2”, se les retiene el 7% con una devolución del 6%, mientras que a aquellos comprendidos en el “Estado 3” les corresponde una retención del 8% del IVA
En lo que respecta al impuesto a las Ganancias, los operadores categorizados en el “Estado 1” no sufren retenciones, mientras que en el “Estado 2” la misma es del 2% y en el “Estado 3” del 15%.
Vale recordar que los perjuicios generados por una degradación de categoría en SISA se magnifican en un contexto inflacionario, lo que representa un daño por partida doble para las empresas agropecuarias.
Esto se arregla fácil.los criadores ,a retener vientres por 15 meses. …los agricultores, al silo bolsa .
Apliquemos nuestro propio plan “aguantar”….ventas mínimas de subsistencia y a esperar un gobierno que nos trate mejor para salir a vender.nada más democrático que la decisión de cada productor de hacer,con sus bienes,lo que decida.
Perfecto