La noticia del día. Una diputada kirchnerista, que responde de manera directa a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, acusó en un audio de WhatsApp al presidente Alberto Fernández de “enfermo” y “okupa” de su cargo.
La diputada, luego de que se hiciera público el audio, dijo en redes sociales que “tuve realmente expresiones impropias” y pidió disculpas por “haber agraviado a compañeros”, aunque, vale recordar, no se trata de cualquier compañero, sino del mismísimo presidente de la Nación.
Me entero que se filtró una conversación privada donde, en el marco de la angustia que a muchos y muchas nos generó el resultado del domingo que dio cuenta del sufrimiento de nuestro pueblo y de que no pudimos satisfacer sus aspiraciones, tuve expresiones realmente impropias.
— Fernanda Vallejos (@fvallejoss) September 16, 2021
Más allá de cuál haya sido la causa de la filtración del audio escandaloso, no existen dudas de que las palabras de Vallejos se corresponden con el pensamiento de los kirchneristas que integran la coalición gobernante, quienes consideran que el gobierno de Fernández “fracasó” y que, por lo tanto, es indispensable “relanzarlo” en función de los criterios establecidos por Cristina Fernández de Kirchner, quien es –Vallejos dixit– la “dueña de los votos, la dueña de la legitimidad, del apoyo popular y de la base de sustentación de este gobierno”.
Traducido: Alberto debe dejar que la coalición, integrada por kirchneristas y peronistas de diferentes vertientes, pase a ser un gobierno único de kirchneristas. Y punto.
Cuando estaba terminando el día y se creía que a nada más álgido podía llegar a presentarse (al menos hasta la mañana siguiente), Cristina Fernández de Kirchner publicó una carta en la cual manifiesta que “no voy a seguir tolerando las operaciones de prensa que desde el propio entorno presidencial, a través de su vocero, se hacen sobre mí y sobre nuestro espacio político”.”
“Las operaciones son permanentes y, finalmente, sólo terminan desgastando al gobierno. Es increíble que no lo adviertan. Es una pena tanto daño autoinfligido”, disparó la vicepresidenta, para luego exigir, de manera implícita, la renuncia de los funcionarios del Gabinete Nacional que responden al presidente Fernández, con Santiago Cafiero, jefe de Gabinete, a la cabeza.
Como siempre… sinceramente. https://t.co/HGVqROXG1G
— Cristina Kirchner (@CFKArgentina) September 16, 2021
El desenlace de la interna política argentina, si no logra resolverse de manera amigable, entonces tendrá ser incorporado a los factores internacionales formadores de los precios de los granos gruesos, porque la crisis institucional no tardará en trasladarse hacia las variables macroeconómicas, las cuales ya están “en llamas” con una deuda pública impagable, inflación superior al 50% y un tipo de cambio que, cuánto más “pisado” está por el gobierno, más envión toma para mostrar en algún momento su verdadera situación.
Solamente dos aspectos hacen de la Argentina un país relevante para el resto del mundo: es el primer exportador global de harina de soja y el segundo de maíz. Y está bueno saber, además, que Argentina se encuentra en pleno inicio de la siembra de maíz temprano y que en pocas semanas más arranca la implantación de soja.
Si algún evento imprevisto llegara a distorsionar los factores que inciden en la producción y la comercialización de ambos granos, entonces el mundo inexorablemente se va a enterar del problema presente en la Argentina, aunque no tengan interés alguno sobre la suerte del indómito y extraño país.
En el resto de la cosas que hace y produce Argentina, es perfectamente reemplazable por otras naciones, pero no así en la producción de soja y maíz, porque no existe en el planeta otra región con capacidad territorial y tecnológica para generar lo que aporta Argentina.