No nos gusta escribir esta nota pero es inevitable: dicen que cuando el río suena agua trae, y si no bastará que alguien lo desmienta.
Suena el río. Y por varios lados diferentes: las aguas traen rumores de cambios en la cúpula del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), a cargo ahora del agrónomo Pablo Cortese como presidente y el veterinario Néstor Osacar como vicepresidente. ¿Quiénes lo sucederán? Algunos rumores dentro del organismo dicen que el veterinario Jorge Raúl Grant, actual director nacional de Inocuidad y Calidad Agroalimentaria, es uno de los que piden pista para asumir un cargo de mayor relevancia.
En realidad, la autoridad de ambos funcionarios ha sido muy esmerilada por el gobierno de La Libertad Avanza desde que Juan Pazo, el poderoso funcionario que asumió en el ARCA pero sigue manejando todos los resortes en materia de política productiva, designó hace unos meses en la gerencia ejecutiva del Senasa a una funcionaria de su absoluta confianza, la joven Eugenia Barbieri. Ella misma, dueña de todo el poder concedido por Pazo, ha deslizado en reuniones no tan privadas que los días de Cortese en la presidencia de Senasa estaban contados.
Quizás la mayor dificultad de los libertarios sea todavía encontrar un reemplazante que quiera cargar con la ingrata responsabilidad de conducir un organismos que tiene funciones claves (especialmente si la vocación sigue siendo construir una Nación exportadora de alimentos), en medio de exigencias de fuertes recortes de presupuesto y personal (ambas cosas que al Senasa le faltan), y con la petulancia de Pazo y Barbieri sobrevolando por su despacho.
En este contexto, no se conocen declaraciones públicas del titular de Senasa al cabo del primer año de gestión. Cortese, un profesional con treinta años de experiencia dentro del Senasa, casi no ha tenido intervención en temas muy sensibles para la política sanitaria agropecuaria. Por ejemplo, quedó pintado en la decisión de la implementación del nuevo sistema de trazabilidad individual de los bovinos, que acaba de anotarse un gran fracaso con la licitación fallida que Pazo realizó para comprar 23,5 millones de pares de caravanas electrónicas que no llegarán a tiempo para comenzar a aplicarse a partir de 1° de marzo, como ordenó la Secretaría de Agricultura. En este punto, el Senasa debía decidir varias cosas que no se han decidido.
Y en otro asunto controversial, como la desregulación del mercado de la vacuna contra la fiebre aftosa para que pueda competir el remedio traído desde el exterior, el actual presidente de Senasa mantuvo una prudencial distancia de las definiciones centrales, tomadas entre Presidencia, Economía y el Ministerio de Desregulación, aunque preservó el marco mínimo de actuación de su organismos: el Senasa finalmente realizó las pruebas de eficacia de todas las vacunas bivalentes que pretendían ingresar al mercado a partir de las próximas campañas de vacunación.
Pero como siempre, no son estos temas estructurales los que desatan las olas de rumores ni el agua que trae el río, sino una banalidad: el fin de semana, y pese a que avisó con antelación que tenía el paquete comprado desde hace rato para realizar un viaje familiar a Italia, el presidente de Senasa inició vacaciones fuera del país. Estos viajes al exterior, al parecer, son un derecho que el irascible presidente Milei conserva solo para si mismo.
La noticia sobre las vacaciones de Cortese, que parece la no noticia, se hizo pública en una nota del medio kirchnerista El Destape. Muchos recuerdan que fue ese mismo diario digital el que usaron Luis Caputo y Juan Pazo para filtrar la noticia de que habían “renunciado” el segundo y tercero al manos de la ex Secretaría de Bioeconomía de Fernando Vilella, los productores Pedro Vigneau y Germán Di Bella, quienes ni siquiera estaban al tanto de la movida. A las pocas horas, con la novedad publicada, no les quedó más remedio que presentar la renuncia.
“El titular de Senasa incumplió la orden de Milei y se fue de vacaciones a Europa”, dice el título del artículo que comenzó a circular por todos los despachos del Senasa. El río suena. El Destape luego completa que “Pablo Cortese pasará unas ostentosas vacaciones por casi 20 días y recorrerá distintas ciudades de Italia. Desde Casa Rosada aseguraron que no tenía autorizado el viaje”. Casi una sentencia que se lleva de contrapelo con la versión oficial que da cuenta de que las autoridades habían sido avisadas y consintieron ese viaje.
El río suena. Esa es por ahora la noticia.