El precio del aceite de girasol argentino tiene posibilidades de subir hasta límites insólitamente elevados en el nuevo contexto geopolítico que plantea la invasión de Ucrania por parte de Rusia.
En condiciones normales, Ucrania –según datos del USDA– debía aportar en el presente ciclo 2021/22 la mitad de la oferta exportable mundial de aceite de girasol, pero ahora es muy factible que los embarques del producto desde esa nación experimenten importantes restricciones.
La cuestión es que el segundo exportador mundial de aceite de girasol es Rusia con una oferta que en 2021/22 debería cubrir al menos el 28% de la demanda global.
El dato crucial es que el primer importador mundial de aceite de girasol es la Unión Europea, que acaba de anunciar que impondrá severas sanciones económicas y financieras a Rusia a modo de represalia por la acción militar emprendida contra Ucrania.
“Hoy presentaremos una propuesta de paquete de sanciones masivas y específicas a los líderes europeos para su aprobación. Con este paquete, nos enfocaremos en sectores estratégicos de la economía rusa bloqueando su acceso a tecnologías y mercados que son clave para Rusia”, indicó un comunicado oficial de la Comisión Europea.
“Debilitaremos la base económica de Rusia y su capacidad de modernización. Y además congelaremos los activos rusos en la Unión Europea y detendremos el acceso de los bancos rusos a los mercados financieros europeos”, añadió para luego remarcar que la región está completamente alineada con EE.UU., Reino Unido, Canadá, Japón y Australia.
En ese marco, es altamente probable que la Unión Europea bloquee las importaciones rusas de aceite de girasol y, si las provenientes de Ucrania no pueden concretarse, entonces existe un número muy reducido de países que pueden “tomar la posta”, uno de los cuales, precisamente, es la Argentina.
Argentina está en plena cosecha de girasol y lamentablemente parte de la cosecha prevista inicialmente se perdió debido al impacto de una sequía.