En los últimos años ha crecido en el país la conservación de forraje húmedo y fermentado dentro de silos en anaerobiosis. Se llama silaje a este alimento de gramíneas picadas en el momento en que grano y follaje están en la mejor relación de digestibilidad. También se pican leguminosas, como la alfalfa.
La técnica de conservar y racionar el forraje de esta manera se expandió en nuestro país en la década de los ’90 de la mano de la importación de grandes máquinas autopropulsadas de Europa. Los productores lecheros hicieron punta y luego lo siguieron los feedloteros, viendo que al mezclar este súper alimento con algún concentrado proteico y un núcleo mineral bastaba para mantener una alta producción estable en el año.
Eduardo Postacchini, asesor de servicio técnico de Claas Argentina, explica el funcionamiento y los adelantos de una máquina picadora de última generación:
Históricamente fue el maíz el cultivo destinado para este tratamiento, por rindes y calidad de grano y fibra, y es así que ocupa la mayoría del 1.800.000 hectáreas destinadas a forraje conservado en la actualidad. Pero han ido surgiendo alternativas: para los que están en zonas menos aptas para cultivar maíz aparece el sorgo como opción y para aquellos que quieren reforzar la cosecha estival, entran los cereales de invierno como posibilidad (trigo, avena, cebada, centeno, raigrás, triticale, etc).
Un contratista forrajero puede llegar a emplear hasta diez personas contando dos máquinas picando en un campo. La tarea debe ser rápida y precisa, el cultivo no debe pasarse del momento óptimo y el silo debe estar confeccionado con la dedicación necesaria para que dure un año o más sin echarse a perder en el establecimiento. Bien compactado y cerrado. Las máquinas picadoras actuales pueden llegar a costar hasta 900 mil dolares y traen consigo tecnología de punta, es por eso que se necesita personal avezado y de confianza para quedarse tranquilo en que no habrá problemas con la dieta meses más tarde.
Ver: Walter Barneix: “El aumento de la carne ayudará a que se hagan más hectáreas para forraje”
Para esta fecha, principios de abril, la tarea de los contratistas forrajeros en la zona pampeana está abocada a ensilar los maíces tardíos. Luego de cosechados los de primera allá por febrero y un parate, se viene la segunda vuelta, que abarca todavía más hectáreas que la primera. Se están notando muy buenos rindes, por ende habrá mayor volumen cosechado que el del año pasado a pesar de que la superficie se mantuvo, informan a Bichos de Campo desde la CACF (Cámara Argentina de Contratistas Forrajeros).
En cuanto al equipamiento de los contratistas, la Cámara detalla que en sus 140 socios prima el avance tecnológico y lo que se busca son máquinas de mayor capacidad de trabajo para lograr cosechar lo mismo en menor tiempo y así terminar lotes antes y llegar a vecinos sin que se les pase el maíz.