“China debe y será reunificada”. Así lo indicó hoy el vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Zhao Lijian, en referencia a Taiwán, una nación que, si bien es independiente, el Partido Comunista Chino considera que debe ser anexada a su territorio.
Las declaraciones del funcionario, publicadas en la agencia oficial Xinhua, fueron realizadas para rechazar las expresiones del ministro de Defensa japonés, Nobuo Kishi, quien dijo que China está invadiendo de forma sutil a Taiwán y las islas Diaoyu.
Zhao indicó que la cuestión de Taiwán es exclusivamente un asunto interno de China y que el Partido Comunista “nunca permitirá que ningún país interfiera de ninguna manera” en el asunto.
La agresividad del discurso de funcionarios chinos contra EE.UU. y Japón –dos naciones aliadas de Taiwán– es uno de los principales focos potenciales de desestabilización geopolítica global.
La posibilidad de que China invada Taiwán para intentar anexar la isla es una de las hipótesis que explican el inédito ritmo desenfrenado de importaciones de productos agroindustriales que viene instrumentando China desde mediados del año pasado.
Un conflicto de tales características generaría una disrupción comercial enorme a nivel global, dado que la nación asiática es actualmente el principal comprador de commodities del mundo. En ese contexto, se especula que el gobierno chino se está aprovisionando con grandes reservas de alimentos para poder hacer frente a ese escenario.
Además de las importaciones siderales de productos agroindustriales, el gobierno chino el año pasado aplicó un programa nacional de racionamiento de alimentos –denominado “Platos Limpios”– que parece no tener lógica alguna, a menos que los líderes del Partido Comunista Chino se estén preparando para una guerra.