El océano Atlántico salvó la campaña argentina de granos gruesos. Es decir: salvo a la Argentina misma porque la mayor parte del ingreso de divisas en 2021 depende de la evolución de los cultivos estivales. Y eso a pesar de que el océano Pacífico sigue jugando en contra.
“La actual Niña ya está entre las seis más intensas de los últimos treinta años al comparar los valores de enfriamiento de diciembre”, comentaron José Luis Aiello y Alfredo Elorriaga del GEA de la Bolsa de Comercio de Rosario.
A solo tres días de las importantes lluvias que alcanzaron a la región central tras un mes de penurias, se produjo un nuevo evento superador entre los días 14 y 18 de enero, que alcanzó a toda la región pampeana y al norte argentino. Los acumulados superaron los 45 milímetros en el 80% del territorio santafesino, en casi la mitad de Córdoba y Entre Ríos, y en gran parte de Chaco, Santiago del Estero, Tucumán, Salta, Formosa y Misiones.
¿Por qué está sucediendo esto cuando, debido al fenómeno “Niña” por el enfriamiento del Pacífico la perspectivas de lluvias era muy floja? La respuesta es simple: el Pacifico no es el único forzante de gran escala que condiciona la provisión de agua sobre Argentina. Existen otros, con menos “prensa”, como el anticiclón semipermanente del Atlántico (Santa Elena) o el calentamiento y enfriamiento superficial del mismo océano. Y en este momento están actuando con gran eficacia en Argentina.
“Ambos factores son igual de relevantes a la hora de sumar humedad y buenas lluvias a los sectores productivos del país”, explican los especialistas. “El comportamiento pluvial que estamos experimentando actualmente es un claro ejemplo de cómo una Niña intensificada mantiene su efecto negativo pero se ve muy morigerado por la excelente actuación de los forzantes del Atlántico Sur”, añadieron.
¿Hasta cuando puede durar? “Por el momento, siguen actuando los flujos de humedad. Y continuarán entrando a través del sur de Brasil. En el corto plazo habrá un período de alta estabilidad en la región núcleo. Todo parece indicar que el calentamiento superficial del Atlántico seguirá activo. Pero este indicador es mucho más volátil que el del Pacífico y es necesario monitorearlo semana a semana”, respondieron los especialistas.
“Lo que sí podemos es proyectar hasta cuándo puede durar el efecto negativo del Pacifico. Comparando el valor de enfriamiento actual con el de cinco niñas anteriores con valores similares, la neutralidad recién podría esperarse en la transición al otoño”, advirtieron.
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