La empresa semillera francesa RAGT tiene 100 años de historia y se ha especializado en el mejoramiento de cereales. Pero tiene más de 30 especies vegetales en su portafolio, mostrando que no sólo los cultivos más tradicionales pueden dar buenos resultados a los productores. Desembarcó en la Argentina hace unos 15 años y ha partir de allí es interesante la paleta de opciones agrícolas que ofrece.
Sus siglas son el acrónimo de las cuatro regiones del sur de Francia de donde es originaria (Rouergue, Auvergne, Gévaudan y Tarnais), pero hace varias décadas que RAGT opera a nivel mundial. A nivel global emplea a unas 900 personas, tiene 17 estaciones de investigación para 32 especies seleccionadas y 20 filiales comerciales. Desembarcó en Argentina en 2009 con sus primeras pruebas y hace ya 9 años fundó aquí su filial. El presidente es el agrónomo Hugo Previgliano, quien contó a Bichos de campo qué perspectivas tiene la semillera en el país.
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Los números difundidos por la empresa son elocuentes: invierten el 18% de su volumen de facturación en innovación varietal. Eso explica cómo, cada año, inscriben 200 variedades de los 32 especies donde tienen presencia: maíz, girasol, sorgo, gramíneas y leguminosas forrajeras, trigo duro, trigo blando, triticale, cebada, soja, colza.
“El mundo demanda alimentos y nosotros ofrecemos alternativas en cultivos”, señaló Previgliano, que destacó el modo en que, con sus desarrollos, apuntan a diversificar la matriz productiva argentina, introduciendo variedades de girasol, sorgo, arvejas, trigo y cebada.
Porque no todo es soja y maíz, y los mercados empiezan a mostrar una tendencia clara: por ejemplo, debido a los temores que desató para la producción de maíz la irrupción de la chicharrita, una de las estrella de la temporada es el sorgo.
Previendo eso, y tras adquirir la empresa local Tobin en 2022, RAGT hoy puede sacar provecho de la última tecnología en semillas híbridas. Los datos difundidos por la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA) estiman que, tras la finalización de la cosecha, la producción de sorgo habría alcanzado las 3 millones de toneladas.
Las expectativas están puestas, sobre todo, en la exportación de ese cereal. Hay una gran demanda de China, lo que determinó que el precio del sorgo se haga más estable y no dependa tanto de la relación de precios con el maíz y hasta llegue a superarlo, según explicó Hugo a Bichos de campo.
El sorgo granífero se suele utilizar en la producción de alimentos, aceite y bebidas alcohólicas. Empresas como RAGT han apostado por este cultivo porque reconocen que allí queda mucha tela para cortar. Eso explica el desembarco de la multinacional en Brasil y Argentina y el nivel de inversión tecnológica que se ha incorporado en materia de tolerancia a herbicidas y plagas, la fertilización y el control de malezas.
“Está bueno que el productor tenga esa chance de tener futuro también en el sorgo, es una alternativa rentable”, destacó el presidente de la filial de RAGT, que ve la emergencia de este nuevo cultivo como una opción ante problemas en los cultivos tradicionales como el maíz. “Tranquilamente el sorgo te puede dar arriba de 10.000 kilos por hectárea”, estimó el empresario, alentando a que el cultivo con profesionalidad y toda la tecnología disponible.
Fiel a sus raíces francesas, otra de las apuestas fuertes de RAGT pasa el trigo y la cebada maltera, donde la investigación combina técnicas convencionales y de marcadores moleculares. De hecho, casi un tercio de las grandes marcas de pasta francesas e italianas usan harina que proviene de sus semillas y alrededor del 50% de la cebada producida en el mundo deriva de sus variedades.
Pero el proyecto que la firma tiene en Argentina es producir e investigar acá. Lo que se ve en el horizonte es el lanzamiento de semillas de algunas especies “extrañas” para nuestro suelo.
Una de las novedades a futuro son las legumbres proteicas, en el marco de la demanda creciente de proteínas no animales. “Yo creo que ahí se puede apostar e innovar”, expresó Hugo, a propósito de las ventajas que traen algunas leguminosas como complemento a otros cultivos extensivos, ya que se puede sembrar en invierno y genera una buena reserva de agua y nitrógeno.
“Las fuentes de diversidad genética es lo que nos distingue de otras empresas”, explicó Previgiano, a propósito del Sistema de Evolución Varietal, la valiosa base de datos donde vuelcan los resultados y las observaciones de los ensayos realizados en todo el mundo.