Ubicada en los alrededores de San Miguel de Tucumán, la Estación Experimental Obispo Colombres (EEAOC) es el instituto de investigación agropecuaria más antiguo del país: en 2024 va a cumplir los 115 años. Daniel Ploper, investigador y director técnico de ese lugar, está a punto de cumplir otro récord importante: con 72 años de edad, ya lleva 48 años trabajando en ese lugar y espera retirarse recién cuando cumpla medio siglo, dentro de dos años.
“Como director técnico van a ser 20 años en febrero del año que viene. Es el máximo cargo técnico y administrativo de la estación. Pero es bueno siempre recordar que este es un emprendimiento público-privado, ya que la estación se sostiene con el aporte del sector productivo a través de una tasa que se cobra a las actividades agroindustriales de la provincia. Y además es dirigida por el sector productivo, porque hay un directorio ad honorem que está formado por diez representantes de los sectores que aportan, que son los que deciden las políticas de investigación”, nos explicó Ploper, orgulloso de formar parte de ese entramado.
-¿Por eso será que perduran tanto las cosas? ¿Porque finalmente responden a los intereses de los productores?
-Exactamente. A pesar de que los directores son nombrados por el Poder Ejecutivo, hay un detalle que es fundamental: son ad honorem y no perciben nada por su trabajo. Entonces están aquellas personas que realmente tienen vocación de contribuir a su sector a través de la investigación y los desarrollos tecnológicos.
-Es raro encontrarse con alguien que trabaja 48 años en el mismo lugar. ¿Por qué te quedaste? Podrías haberte ido, seguramente algo te debe haber sujetado.
-De los 48 años aclaró, estuve casi cinco años estudiando, haciendo mi maestría y doctorado en Estados Unidos. Después también hice un postdoctorado de dos años y medio. Así que hubo algunos intervalos, pero que no hicieron más que reafirmar el deseo de seguir trabajando en temas de investigación.
Mirá la entrevista completa con Daniel Ploper:
Ploper nos cuenta que el amor por la experimental surgió un poco por herencia familiar, ya que su padre también fue técnico del INTA y director de la EEAOC durante casi 13 años. Solo dejó esa silla alguna vez para desempeñarse como secretario de Agricultura de la provincia de Tucumán.
Con ese lazo, Daniel reconoce que “desde la década del 60 que ya estuve inmerso en lo que es la estación y lo que es la actividad” de investigación agrícola. Ploper también fue hasta hace un par de años docente de la Facultad de Agronomía de Tucumán y es además investigador del Conicet. Ya hemos contado en otra charla su aporte al desarrollo de nuevas variedades de soja adaptadas al norte del país.
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Creada en 1909, la EEAOC cumplió el centenario en 2009. De esas celebraciones proviene un acuerdo de complementación con el Conicet para crear una unidad común, donde investigadores de esa agencia nacional pudieran desarrollar sus trabajos en un medio productivo. Ploper consideró que ese esfuerzo compartido “nos ha permitido abordar temas básicos en biotecnología, por ejemplo, todo lo que significa hacer selección asistida por marcadores moleculares en caña de azúcar en soja”.
“También se ha fortalecido en el tema de los bioinsumos. Estamos con un fuerte programa de productos no convencionales”, avisó Ploper. Esta saga se inició cuando la Experimental licenció a una empresa multinacional que hoy comercializa en distintas partes del mundo un biofungicida para soja, para cebada y para trigo. “Es el primero de una batería de productos biológicos”.
-Ahora estamos en el inicio de la zafra azucarera. ¿Qué significa para vos como tucumano este momento?
-Es un momento muy importante. Tucumán es caña de azúcar. También es limón, también es soja, también es una gran variedad de cultivos y de especialidades. Pero básicamente es azúcar.
Ploper recordó que hay miles de pequeños productivos que desarrollan ese cultivo. Por lo tanto “nosotros tenemos la obligación de sostener la actividad. Nosotros lo hacemos desde nuestro humilde lugar, aportando a las soluciones tecnológicas” e informaciones estratégicas. Por ejemplo, en Tucumán todos están a la espera de la primera estimación de la zafra de caña de azúcar que realiza todos los años la EEAOC y que esta vez analizará especialmente el impacto de la gran sequía.
“La estación nació para ser azucarera. Fue creación de un industrial azucarero, Don Alfredo Guzmán, que era el dueño del Ingenio Concepción y un senador de la provincia. Él la crea con este modelo de gestión, sostenida por el sector productivo. Al principio era solamente azucarera. De hecho, no fue sino hasta el año 1979 en que el citrus empezó a aportar también. Después las otras actividades”, nos contó Ploper.
Pese a que se apresta a celebrar en 2025 sus 50 años trabajando en el mismo lugar, este investigador no podrá ostentar el cargo como el director técnico que más tiempo duró. Ese blasón corresponde al doctor William Cross, que estuvo trabajando allí en ese puesto 30 años. “Le tocó a él participar en las soluciones de los problemas sanitarios que atravesaron los cañaveral tucumanos con la enfermedad del Mosaico en la década de 1910 y el carbón de la caña de azúcar en la década de 1940”.
-¿Y cuál es el gran desafío ahora?
-El foco es mayor producción de biomasa, de azúcar y de alcohol. La caña de azúcar es un cultivo maravilloso que nos ofrece alimentos y energía. ¿El desafío cuál es? Bueno, lograr estabilizar los niveles productivos, porque todavía son bajos cuando nos comparamos con otras áreas productoras. Tucumán es una de las de las áreas más lejana de los trópicos en donde se produce caña de azúcar. Entonces acá tenemos el desafío de las heladas. También la sequía se ha transformado en un desafío.
En ese sentido, Ploper informa que la EEAOc está trabajando en variedades que sean tolerantes a estrés abióticos y por supuesto también a estrés bióticos, porque la resistencia a enfermedades es algo que también se busca, aunque “en la actualidad las enfermedades no presentan un gran desafío porque las que están son controladas”.
-¿O sea que el foco está más puesto en la adaptación al cambio climático?
-Exactamente eso. Es cómo nos adaptamos nosotros a este cambio climático que evidentemente está ocurriendo y que no solamente va a afectar la caña de azúcar sino a los otros cultivos. Entonces hay todo un desarrollo por hacer. Son tiempos cambiantes y la resiliencia está en saber interpretar hacia dónde vamos.