A nadie llamaría la atención que un organismo como el INTA y una institución como Aapresid firmen convenios (y de hecho tienen varios) para realizar diferentes investigaciones en materia de agricultura. Pero lo llamativo de este nuevo acuerdo firmado entre ambas organizaciones es que trabajaran ahora en una suerte de “chacra virtual”, saltando hacia afuera la tranquera para investigar cómo es posible agregar valor a los productos que se producen en el campo.
El proyecto se llama Chacra Valor Agregado y apunta a generar entre el INTA y Aapresid “una alianza que trabaja para que el negocio agropecuario capture valor a partir de las nuevas demandas del mercado global y las novedosas exigencias del consumidor”.
Mayco Mansilla, el gerente técnico de esta particular Chacra, explicó que “agregar valor no es sólo transformar el producto, sino tener en claro todos los intangibles que hay alrededor de ese bien que el consumidor valora y paga”. Y agregó que es “fundamental” preguntarse qué, cómo y para quienes se produce. A eso apuntarán esta vez las investigaciones con el INTA.
“Las empresas que mejor entiendan las necesidades de los consumidores y las que estén en eslabones más próximos a ellos son las que tendrán mayores posibilidades de capturar valor”, subrayó. Y vaya si lo saben la mayoría de los productores, especialmente en las economías regionales, que solamente entregan sus frutos y reciben por ellos una porción muy minoritaria del valor final de mercado que logra el mismo. En el camino hacia el consumidor, todos muerden menos el productor.
Alejandro Saavedra es el referente de agregado de valor del INTA y será asesor de esta Chacra. Opinó que “es clara la tendencia hacia la demanda de productos que se diferencien por la calidad, inocuidad y trazabilidad”. Para poder dar respuesta a esta necesidad, recomendó que los productores incorporen la innovación a sus procesos y la tecnología disponible.
Mansilla fue más allá y citó un estudio de IBM que investigó las tendencias de consumo en 26 países y asegura que “el 81% de los consumidores valoran la confianza de una marca” y, en esta línea, ponderó la importancia de elementos como la trazabilidad y las certificaciones que hacen a la confianza sobr elos procesos productivos.
En este punto, especificó que “el 79% de los compradores considera importante que las marcas brinden autenticidad garantizada y, este grupo de personas, el 71% está dispuesto a pagar una prima adicional para compañías que ofrezcan transparencia total”.
El técnico de Aapresid explicó que a futuro “sólo 10 países tendrán excesos de materias primas en cantidad y diversidad hacia 2030 –entre los que se ubica la Argentina–, en un mundo con 8.600 millones de personas”. Frente a este escenario, existe una enorme oportunidad, opinó.
Según Mansilla, los países del Mercosur presentan algunas ventajas por sobre Australia, Nueva Zelanda, Canadá, Estados Unidos, Rusia, Ucrania dadas por la disponibilidad de tierra aprovechable, la diversidad de ambientes, los recursos humanos y la tecnología, y también por los menores costos.” Además, se puede producir de forma sostenible y eficiente, al tiempo que es posible certificarlo”, indicó el gerente de Aapresid, donde ya hace rato funciona un programa para certificar la “agricultura sustentable”..
A su vez, Mansilla no dudó en señalar que habrá una mayor demanda de la tierra, lo que incrementará su valor, así como el de los alimentos diferenciados. “Hay una nueva conciencia de que la alimentación y la salud van de la mano, liderada por los millenials y acompañado por el resto de los segmentos”, recalcó.
Basados en estos datos, la nueva chacra compartida entre Inta y Aapresid apuntará al desarrollo de negocios paralelos a los de la mera producción, que generan valor en un abanico muy amplio, de la mano de los alimentos funcionales, probióticos y nutraceuticos, proteínas vegetales, bioinsumos, biomateriales y AgTechs. Para Saavedra, son temáticas de un “enorme potencial”.
“Hay un fuerte cambio de lógica de negocio que implica partir de una demanda del mercado y ya no de una materia prima en origen, capturar valor para satisfacer la necesidad del consumidor, para competir en nichos insatisfechos con una alta diferenciación de productos y procesos”, indicó el técnico de Aapresid.
La Chacra Valor Agregado propone ampliar la mirada con esa nueva lógica de negocio. “Hay un nuevo enfoque de emprendedurismo en el que los productores se vuelven inversionistas de unidades de negocio que no están limitadas al territorio ni a la industrialización de las materias primas que ellos mismos producen”, explicó Saavedra.