Ya está disponible la última edición del “Mapa Nacional de Cultivos” de la campaña 2023/24 realizada por especialistas de 35 unidades del INTA en todo el país.
El mapa, que comenzó a publicarse en 2018/19, brinda información sobre la distribución espacial de los diferentes cultivos. “La información de campo es clave para poder entrenar algoritmos de clasificación para generar los mapas utilizando imágenes satelitales y estimar la precisión y el grado de error de los mapas generados”, señaló Diego de Abelleyra, investigador del Instituto de Clima y Agua del INTA.
A través de distintas unidades del INTA distribuidas a lo largo de las regiones agrícolas, se hicieron relevamientos para obtener registros de los cultivos implantados en forma ininterrumpida desde la campaña 2018/19 en adelante.
“La información generada constituye una base para conocer la historia reciente de siembra de cultivos en Argentina y describir la dinámica de cambio de especies sembradas, rotaciones, dominancia de grupos de especies, intensidad de siembra e incidencia de monocultivo”, explicó De Abelleyra.
“Al mapearse tanto el área de cultivos como otras clases no agrícolas, se pueden identificar rotaciones agrícolo-ganaderas y zonas de expansión o retracción agrícola con gran detalle”, agregó.
Una investigación recién publicada en la revista Agricultural Systems analizó secuencias de cultivos obtenidas a partir de cuatro campañas del Mapa Nacional de Cultivos. Allí se observó que los casos más frecuentes incluyeron rotación de cultivos, principalmente de entre maíz, soja y trigo. Cerca del 80% del área agrícola mostró al menos dos campañas con gramíneas en la secuencia.
También se observó con cierta frecuencia casos con alta proporción de soja de primera, donde los casos con tres o más cultivos en la secuencia representaron cerca del 16% del área agrícola. Estos últimos casos estuvieron asociados a aspectos socioeconómicos como la distancia a puertos y aspectos relacionados con el tipo de productor y tenencia de la tierra. Otros índices derivados de secuencias de cultivos como la intensidad de siembra (número de cultivos por año), estuvieron principalmente asociados a aspectos ambientales como las precipitaciones.
“La información espacialmente explícita que brindan estos mapas permite también identificar las áreas ocupadas por cada uno de los cultivos y aplicar sobre cada cultivo un modelo o analizar índices”, expresó De Abelleyra.
En esta edición, se incluye un mapa que describe la estacionalidad de los lotes de maíz identificados. “Se pueden observar, de esta manera, regiones con mayor homogeneidad y siembras tardías de maíz como en el NOA, el NEA, el oeste Pampeano, y el suroeste de Buenos Aires, zonas con predominio de fechas tempranas como Entre Ríos y zonas con mayor variabilidad como la zona núcleo y centro de Buenos Aires”, concluyó.