El Grupo Budeguer se posiciona dentro de los tres mayores productores de azúcar del país, pero además tiene un gran emprendimiento ganadero. Ambos negocios pujaban por la mista cantidad de tierra en una estancia llamada Cachi Yaco, ubicada al sur de San Miguel de Tucumán. Hasta allí llegó Bichos de Campo.
El grupo necesitaba implantar más cantidad de caña de azúcar para alimentar el trapiche de su ingenio Leales, ubicado a 30 kilómetros del lugar. Pero así restaba hectáreas a la producción de granos necesarios para alimentar a varios miles de cabezas bovinas ubicadas en el lugar: en Cachi Yaco funciona un feedlot de 8.500 cabezas y además se realiza la recría de unas 4.000 terneras de reposición, que luego se trasladan a los campos de cría de Santiago del Estero.
Pequeño dilema… ¿caña de azúcar o ganadería? “Al ser la caña de azúcar nuestra actividad principal, le fue ganando lugar al espacio que teníamos destinado con maíz y soja que usábamos para hacer forraje”, explicó Luis “Lucho” Budeguer, uno de los directores de esta empresa tucumana.
Mirá la entrevista a Luis Budeguer:
Fue un intenso proceso creativo el que se desencadenó entre veterinarios y agrónomos que competían por las mismas porciones de tierra. Los primeros tenían claro que si se quedaban sin comida iban a tener que achicar el planteo ganadero. Los segundos no tenían contemplaciones, pues el Grupo Budeguer ya tenía 13 mil hectáreas de caña para alimentar dos ingenios, el Leales y el jujeño La Esperanza, pero necesitaban más.
“O empezamos a comer azúcar o nos corren”, recuerda un veterinario que pensaron.
Lo cierto es que a partir de agosto de 2019 el grupo comenzó a desarrollar una novedosa tecnología propia llamada BAR (Bioeconomía Argentina). Se trata de la adaptación del cabezal de una picadora de maíz convencional, para poder comenzar a cosechar -.al momento de la cosecha de la caña de azúcar- el llamado “despunte” del cultivo, o las hojas de la caña que antes caían al suelo y formaban parte del rastrojo o la llamada “malhoja”.
El BAR permite así una doble cosecha: en una tolva caen los pedazos de caña que irán al ingenio, y en otra tolva se va depositando ese picado de malhoja, que sirve como base del alimento del ganado en el feedlot (aporta mucha fibra) y eventualmente también como biomasa para alimentar las calderas del ingenio cercano.
“Un día, recorriendo las instalaciones del feedlot con un médico veterinario de Córdoba, mientras cosechábamos la caña de azúcar éste observó que la parte de arriba de la caña, la hoja, era lo más nutritivo, y nos sugirió aprovecharla”, nos contó Budeguer.
Fue un modo más que original de resolver el dilema. “Nunca redujimos la cantidad de cabezas. Al contrario, intensificamos la actividad, para lo cual vimos antes otras explotaciones intensivas en Estados Unidos y Brasil”, graficó el empresario tucumano.
El campo donde funciona el negocio ganadero de los Budeguer está ubicado “en el borde donde ya se termina la caña y empieza el grano”. Luis explicó que “Tucumán no tiene superficies importantes en ganadería sino que es una provincia agrícola y, en general, si en las mejores tierras no hay caña de azúcar está el limón. Luego, a medida que nos acercamos a las tierras del este y del sur donde llueve un poco menos, hacia Santiago del Estero, se hacen granos como maíz, soja y trigo. Solo las zonas bajas o salitrosas quedan destinadas a pasturas”.
El planteo original era dejar solo 1.600 hectáreas de Cachi Yaco destinadas a la ganadería. Esa superficie, las zonas más bajas con algo de salitre, deberían bastar para montar una cabaña ganadera y para sembrar pasturas para la recría de terneras. Pero la cuestión seguía pasando por reemplazare el espacio que el crecimiento de caña le quitaba a los granos que necesitaba la ganadería.
Hasta ese momento en Cachi Yaco levantaban el rastrojo de la caña del suelo; con este hacían mega fardos y se los daban a las vacas, pero de acuerdo a Budeguer, ese alimento “no era de buena calidad porque iba con las hojas de abajo que son las mas secas, y cuando las levantás del suelo, también levantás tierra al hacer el proceso del rastrillado”.
Tras el encuentro con ese veterinario, “quedó picando la idea de usar el despunte de la caña. Luego de hablar con un amigo ingeniero mecánico, nos propusimos poner una picadora de forraje arriba de la maquina cosechadora de caña para aprovechar ese forraje sin tocar el suelo”, agregó el empresario.
Recurrieron entonces a la misma fabrica en Brasil que hacía las picadoras de forraje y les contaron que habían adaptado uno de sus equipos para que sirviera también como una cosechadora y picadora del despunte de la caña de azúcar. En la jerga del campo, alguno ha llamado a ese equipo como “la jirafa”, porque eso parece la picadora añadida a la tradicional cosechadora de caña.
“Tuvimos que modificar esa maquina, adaptarla al sistema hidráulico de la maquina cosechadora y colgarla. Luego de varias reformas funcionó y patentamos la idea. Fuimos con los fabricantes y les dijimos: ´bueno, mirá, a tu maquina le encontramos otro uso´. Lo que siguió fue que la empresa le hizo modificaciones de fábrica y hoy ya hace una maquina específica para la cosechadora de caña”, remarcó Budeguer.
Este desarrollo llamado BAR recibió un premio Ternium Expoagro a la Innovación Agroindustrial, pero en definitiva logró cambiar el método tradicional de cosecha integral por el de cosecha, recolección y picado BAR.
Facundo Ulloa, el gerente de negocios de Cachi Yaco, comentó como quedaron divididos los tantos entre ganadería, agricultura y caña de azúcar dentro del propio establecimiento. No hubo que achicarse.
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Gracias a la innovadora máquina que permite esta “doble cosecha de la caña” pudieron incorporar 500 hectáreas que antes se dedicaban a la producción del maíz que necesitaban para el feedlot dentro de un proceso de rotación con la caña de azúcar que necesita el ingenio.
El BAR se almacena muy cerca del feedlot, en enormes bolsones plásticos. Queda a disposición para configurar los diferentes balanceados.
Ahora, al tener esta fuente de fibra con el despunte de la caña, el grupo puede rotar con otros cultivos cuidando el suelo y sin sacrificar su stock de bovinos, porque tienen gran parte del alimento dentro del propio campo.
¿Pero sirve el picado del despunte de la caña de azúcar como alimento para el ganado? El veterinario responsable del enorme feedlot, Cecilio López Guerra, respondió que el producto reemplazó el picado de maíz y sorgo en la base de las raciones que se elaboran en función del requerimiento de cada lote de animales. Con participaciones que rondan el 60% del balanceado, el productor BAR aporta sobre todo la fibra, pero debe combinarse con otras fuentes de energía y proteínas.
Mirá la entrevista con Cecilio López Guerra:
Resuelto el primer dilema, ahora los veterinarios de Cachi yaco tienen un nuevo problema por delante, porque el propio Luis Budeguer ya está pensando en utilizar parte de la cosecha de BAR no ya para aimentar a los animales sino para mezclarlo con el bagazo que queda del proceso de extracción del jugo de la caña y que en el ingenio Leales es utilizado como biomasa para alimentar las caldera.
Nos lo cuenta en esta última entrevista. Veremos quién gana la pulseada: