Desde comienzos del presente año el gobierno argentino mantiene cerrado el registro de exportación de maíz 2021/22 con el propósito de contener los precios internos del cereal.
A fines del año pasado se había habilitado un cupo de exportación de maíz 2021/22 de 25,0 millones de toneladas, cuyo monto autorizado libre (90% del total) pronto fue cubierto para dejar disponible un “margen de seguridad” que se va actualizando a cuentagotas.
Pero la cuestión es que un reciente informe del Ministerio de Agricultura, encargado de gestionar el cupo de exportación a través de las Declaraciones Juradas de Ventas Externas (DJVE), reconoce que la oferta exportable estimada de maíz 2021/22 es de al menos 35,0 millones de toneladas.
Es decir: se están imposibilitando registrar operaciones por otras 10 millones de toneladas adicionales en un período en el cual los precios internacionales del maíz “vuelan por el aire” a causa del descalabro generado por el conflicto ruso-ucraniano.
Si bien el objetivo de tal política es contener los precios internos del maíz, la contrapartida de esa decisión es que el Banco Central (BCRA) no puede disponer de esos dólares en un momento en el cual está experimentando problemas para almacenar divisas.
El tema no es menor porque muchos sectores económicos dependen de las divisas generadas por el agro y están experimentando problemas graves para acceder a piezas, repuestos, insumo, equipos y maquinarias importada que no se fabrica en el país.
Uno de esos sectores es el automotriz, cuyos integrantes ya no saben qué más hacer para que las autoridades del BCRA le liberen divisas para por operar normalmente, especialmente en un momento en el cual podrían estar vendiendo muchas más camionetas a las empresas del agro y no pueden por falta de vehículos disponibles.