El Ministerio de Agricultura elevó de 12,5 millones de toneladas a 14,5 millones el saldo exportable de trigo de la campaña 2021/22, que es el que se está terminando de cosechar ahora, con un récord productivo que oficialmente se estima por arriba de 22 millones de toneladas.
La comunicación de esta mayor apertura -que era esperada por el mercado, donde todos sabían que había al menos 2 millones de toneladas adicionales para elevar los volúmenes exportables- se produjo de la manera casera que se está volviendo habitual en el Ministerio de Agricultura: una modesta esquela firmada por el subsecretario de Mercados Agropecuarios, Javier Preciado Patiño, y dirigida a los operadores.
La Circular 01/2022 argumenta que en le última reunión de la Mesa del Trigo se prestó acuerdo para esa mayor apertura exportadora con el trigo nuevo. El tema había pasado desapercibido porque en ese encuentro el foco de la atención estuvo puesto en el proyecto de fideicomiso que quiere armar el gobierno para subsidiar el cereal que utilizan los molinos harineros (con dinero que seguramente será descontado del precio que cobran los productores).
Este “volumen de equilibrio”, el eufemismo que ahora inventó el ministro de Agricultura Julián Domínguez para referirse a lo que todos en el mercado conocen como “saldo exportable” y confundir así a la opinión pública, de 14,5 millones de toneladas ya era descontado por el mercado. De hecho, el 29 de diciembre en Bichos de Campo escribimos: “Si bien el Ministerio de Agricultura estimó que la oferta exportable de trigo en la presente campaña 2021/22 es de 14,5 millones de toneladas, hasta el momento sólo habilitó un cupo de 12,5 millones y no se sabe cuándo se autorizaría el tramo restante de 2,0 millones de toneladas (¿en uno, dos, tres meses o más?)”.
Bueno, sucedió por fortuna rápido. El anterior sinceramiento del saldo exportable (que lo elevó de 9 millones a las mencionadas 12,5 millones de toneladas), se había demorado cerca de dos meses, favoreciendo a las cerealeras que compraron el trigo algo más barato en el mercado local (justamente por la distorsión que produce esta intervención) y lo colocaron en el exterior a los valores internacionales.
La circular de Preciado Patiño, al menos en esta ocasión, se conoció a última hora del jueves 6, y no era conocida por las grandes empresas que conforman el Centro de Exportadores de Cereales (Ciara-CEC). Por eso no hubo grandes anotaciones de Declaraciones Juradas de Ventas al Exterior (DJVE) que consumieran el mayor volumen exportable de trigo en unas pocas horas, como sucedió en ocasión de la aperura anterior, cuando el nuevo saldo se consumió en simultáneo a que era anunciado.
Suponemos que esta tarde de viernes se consumirán rápidamente entre las cerealeras las 2 millones de toneladas adicionales de trigo disponible para exportar.
El lunes, en este contexto, la Argentina se volvería a quedar sin saldo exportable de trigo, lo que dejaría a los productores que lograron conservar parte de su cosecha (o a los que todavía ni siquiera levantaron el cereal) a expensas de una sola fuente de demanda: los molinos que procesan el trigo para abastecer el mercado interno.
Con una cosecha de 22 millones de toneladas (según la estimación oficial, a la que se aceró bastante ayer la Bolsa de Cereales de Buenos Aires), y un saldo exportable de 14,5 millones de toneladas, los molinos todavía disponen de un abundante stock de trigo para atender su abastecimiento, pues quedan 5,7 millones de toneladas. Usualmente se estima que ese sector industrial utiliza un máximo de 6,5 millones.