Esto va a ser así durante los próximos meses, especialmente porque es un año electoral y hay antagonistas que tienen como grandes soportes institucionales al gobierno nacional de Javier Milei y al gobierno bonaerense de Axel Kicillof, que se supone representan cosas diferentes.
En diversos actos que seguramente se repetirán con frecuencia, el ministro de Desarrollo Agrario de la Provincia de Buenos Aires, Javier Rodríguez, se está ocupando de poner el dedo en la llaga del flanco más débil de la política agropecuaria de Milei: la desarticulación de las políticas públicas de apoyo a los pequeños y medianos productores, aquellos de carne y hueso.
“Acompañamos con financiamientos concretos, mientras Milei ataca con sus medidas macroeconómicas”, cuestionó Rodríguez y no sin razón, pues el gobierno nacional desarticuló en los últimos meses casi toda la política pública para estos segmentos más vulnerables. En aras del ajuste del gasto, cerró Cambio Rural y el ProHuerta, despidió a 900 técnicos del Instituto de Agricultura Familiar, y ahora al parecer decidió suspender todos los esfuerzos del INTA para contención social de los productores en sus lugares.
Frente a esta decisión de deshumanizar la política agropecuaria, los colaboradores de Kicillof parecen dispuestos a batallar, de cara a la contienda electoral que se aproxima. “Muchas veces la agricultura familiar ha sido invisibilizada, no ha sido tenida en cuenta, y para nosotros es clave, es una parte fundamental en la producción de alimentos y la generación de trabajo”, manifestó Rodríguez.
El ministro bonaerense estuvo este martes en cooperativas en El Peligro y Melchor Romero, ambas localidades del partido de La Plata, para seguir de cerca las mejoras en la producción local gracias al financiamiento a tasas preferenciales otorgadas desde la Provincia. En concreto, se trata de dos grupos de trabajo: Campo Ramos y la Cooperativa del Oeste. En ambos casos se dedican a la fruticultura, y mediante los créditos del MDA accedieron a la compra de un tractor cada uno.
“Acompañamos con financiamiento concreto a los productores de la agricultura familiar, mientras el Gobierno de Milei los ataca con sus medidas macroeconómicas, quitándoles acompañamiento técnico y financiero”, destacó Rodríguez las diferencias entre ambos modelos.
El funcionario destacó que en “momentos difíciles como estos”, con “los precios bajos y caída en la demanda, porque la gente tiene menos plata en el bolsillo”, hay que “trabajar de manera conjunta para atravesar estas situaciones complicadas”.
El programa Agricultura Familiar en Marcha, en sus tres ediciones de entre 2022 y 2024, financió 677 proyectos de este tipo, de los cuales 190 son colectivos y 487 individuales. El 45% realiza actividades hortícolas, un 36% es de producción ganadera, 5% frutícola y el 14% corresponde a otras actividades. Estos emprendimientos involucran a 2.541 productores de 101 municipios de la provincia. La inversión total del programa fue de 1.720 millones de pesos.