El gobierno nacional anunció el “Plan de reparación histórica de los ahorros de los argentinos”, un título pomposo para denominar una iniciativa orientada a instrumentar un nuevo blanqueo tanto de pesos como de dólares atesorados por empresas y familias.
“Se trata de un nuevo régimen que permitirá que los argentinos puedan disponer libremente de sus ahorros sin tener que demostrar de dónde los sacaron todo el tiempo. En este sentido, la premisa será que lo tuyo es tuyo y podés gastarlo y usarlo como quieras”, apuntó el gobierno por medio de un comunicado.
Por medio de decretos que se publicarán en los próximos días, las empresas de tarjetas de crédito, escribanos, agentes inmobiliarios, concesionarias de vehículos y consorcios de edificios ya no estarán obligados a informar al Estado nacional los consumos y transferencias realizados por sus clientes. En lo que respecta a las compras en comercios, sólo deberán informarse las operaciones en efectivo por montos mayores a 10 millones de pesos. También se actualizarán los montos de los umbrales para el reporte de operaciones financieras, que quedarán de la siguiente manera:
La medida tiene dos metas: propiciar una mayor actividad económica a través del consumo e incrementar la disponibilidad de divisas en el sistema financiero argentino con el objetivo de apreciar el tipo de cambio, lo que redundaría, según la hipótesis del gobierno, en una desaceleración inflacionaria.
Un proceso de apreciación promovería una mayor pérdida de competitividad para las actividades exportadoras –con el agro a la cabeza–, dado que recibirán cada vez menos pesos por cada dólar generado.
Si a eso le sumamos un crecimiento de los costos medidos en dólares e ingresos recortados por efecto de los derechos de exportación agrícolas, entonces el panorama no luce auspicioso para el sector que es el mayor generador de divisas de la economía argentina.
Como contrapartida, las actividades dedicadas a abastecer al mercado interno –como las ganadería, avicultura, porcinos y lechería– seguirán registrando un proceso de capitalización que podría contribuir a promover notables mejoras patrimoniales.
Así como los exportadores saldrían perjudicados, los consumidores de granos –como molinos harineros, plantas de alimentos balanceados, tambos, etcétera– pasarán a consolidar su ventaja competitiva en términos cambiarios.
Con el nuevo esquema cambiario introducido a partir del pasado 14 de abril, el tipo de cambio se unificó para experimentar un ajuste que luego se fue desactivando en las siguientes semanas. Con una inflación minorista oficial (IPC) en abril pasado del 2,8% y otra en camino en el presente mes de mayo del orden del 2,2%, la apreciación real del tipo de cambio resulta más significativa.
La meta del equipo económico del gobierno es que el nuevo “blanqueo” propicie un gran ingreso de divisas al sistema para que así pueda bajar el tipo de cambio respecto de los niveles actuales, algo que dependerá de la evolución de la medida.
¿Tomar deuda en dólares o en pesos? Quizás no estás haciendo la pregunta de manera adecuada