Las estimaciones para esta campaña de girasol, un cultivo que ha mostrado una notable expansión durante los últimos años, son alentadoras: se estima que, a nivel país, el área sembrada se incrementará en un 10% y que la producción podría alcanzar las 5.750.000 toneladas. Eso se condice con los récords de molienda que lleva a cabo la industria.
Concretamente, los grandes actores del sector ven con claridad la chance de aprovechar ese crecimiento para insertarse aún más en el mercado mundial, que hoy controlan unas pocas naciones y que, aseguran, tiene una ventana disponible para ingresar con aceite de girasol de alta calidad.
Así lo discutieron los principales representantes de la cadena durante un encuentro organizado por ADBlick Granos, el pull de siembra que, anualmente, destina unas 26.000 hectáreas al girasol y que llama a volcarse a la variedad alto oleico (AO) para cubrir una demanda insatisfecha en el mundo.
En el caso de esta oleaginosa, los principales inversores ya no miran sólo el rendimiento por hectárea, sino además el contenido oleico, la calidad, y la trazabilidad, todos ellos factores que agregan valor a la producción, porque se traducen en mejores precios a nivel industrial.
“Hoy hay híbridos oleicos estables, con muy buen rendimiento, y con mayor margen de ganancia que un linoleico”, señaló Francisco Pérez Brea, brand manager de NK Semillas, la firma de Syngenta. Ese margen, aseguran desde ADBlick Granos, puede ser de hasta 100 dólares extra en favor de las variedades alto oleicas, una prima que responde a cómo el mundo -y sobre todo el mercado europeo- pondera la calidad del aceite de girasol, un producto netamente de consumo humano.
En ese diagnóstico coincidió Marcelo Cosso, representante de COFCO, una de las industrias procesadoras del girasol en el país. “El mundo va hacia los productos premium, y el aceite de girasol es uno de ellos. En eso, Argentina tiene un muy buen posicionamiento”, evaluó.
En la variedad alto oleico, específicamente, nuestro país se ubica entre los principales productores. La Unión Europea obtiene 3,2 millones de toneladas al año, Ucrania 1,3 millones, Argentina 350.000 y Rusia 178.000. De todos modos, la formación de precios responde exclusivamente a lo que sucede en el Mar Negro, que es donde está el epicentro girasolero mundial, y por eso la cadena local debe tener un ojo siempre puesto en lo que allí sucede.
Por ejemplo, en Francia, que es uno de los principales productores en Europa, las altas temperaturas amenazan con limitar los rendimientos en la presente campaña. En paralelo, a pesar de que se recupera la superficie tras las sequías en Ucrania y Rusia, y las inundaciones en Bulgaria, aún los stocks no muestran mejorías, lo que también permite que los precios se sostengan.
En ese complejo mapa, Cosso asegura que Argentina puede convertirse en “el mejor plan b para el mundo”. De acuerdo a sus estimaciones, el país contará con “mucho volumen” -fruto de las más de 2,6 millones de hectáreas que se proyectan para este cultivo-, y la clave será “comercializarlo en el momento justo”.
A nivel local, quienes lideran la cadena destacan el trabajo conjunto en materia genética, productiva e industrial. De hecho, el crecimiento proyectado de esta campaña se debe también a que, fruto de la mejora en el mercado, el cultivo ha vuelto a zonas de las que ya se había erradicado años atrás, como lo es el caso de Córdoba.
El desafío está ahora en saber capitalizar ese crecimiento con agregado de valor, que es lo que -aparentemente- el aceite premium de exportación viene a canalizar. Para eso, es necesaria una fuerte inversión, que desde COFCO aseguran que llegará siempre y cuando haya estabilidad económica y previsibilidad. “El primer paso ya lo hizo el productor creciendo en área, la industria va a acompañar ese crecimiento”, afirmó Cosso.
En ese sentido, desde el sector tecnológico también apuntan que es necesario un marco normativo -y no sólo económico- para crecer a futuro. “La Ley de Semillas, más que una deuda, es una oportunidad, porque cuanto más se invierte, más ganancia genética y más rinde se logra”, afirmó el brand manager de NK Semillas.
“Esta agenda que mantenemos en el girasol es un gran ejemplo del trabajo colaborativo. Hoy hay un mercado mucho más maduro y transparente, con un montón de jugadores y compradores de primera línea”, celebró Santiago del Carril, gerente general de ADBlick Granos, que asegura que la apuesta por esta oleaginosa es segura y estable para todos los productores y no sólo para las grandes empresas.
“Hay un presente y un futuro cercano súper atractivo para la cadena”, concluyó.