Las últimas proyecciones internacionales muestran una “probabilidad de evolución a ‘Niña’ del 68%” y eso implica una mayor posibilidad de situaciones de sequía, según advirtió la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) en su último informe semanal. De todos modos, ante la insistencia de escenarios secos, aclaró que el Atlántico “podría compensar la posibilidad de lluvias por debajo de lo normal”.
En el trabajo, Alfredo Elorriaga, consultor de GEA, afirmó que “los organismos internacionales cambiaron la proyección y muestran una probabilidad de evolución a Niña del 68%. Si bien los datos estadísticos van en ese sentido, es muy pronto para asegurar que el semestre cálido estará afectado por un evento seco, o de lluvias por debajo de la media; es necesario esperar la evolución de los indicadores durante el mes de agosto para proyectar una tendencia definitiva”, aclaró luego.
En ese sentido, el analista se ilusionó con que “el océano Atlántico podría volver a auxiliar a la gruesa argentina”, como en las dos últimas campañas, neutralizando el efecto de la Niña.
Según Elorriaga, “el Atlántico presenta una realidad muy diferente (al Pacífico): la temperatura superficial actual es más elevada que la normal; de seguir así durante la primavera podría compensar en parte la eventual posibilidad de un nuevo evento Niña con lluvias por debajo de lo normal”.
El trabajo señala que las lluvias del invierno fueron de regulares a malas, bastante por debajo de lo que se esperaba hasta hace un par de meses; así, las lluvias de la primera mitad del invierno de este año están muy por debajo de los acumulados medios históricos de los últimos treinta años, como en 2020. En Buenos Aires y La Pampa, a pesar de la influencia del evento Niña, a esta altura del invierno de 2020 no sólo alcanzaban sino que superaban los valores medios estadísticos del periodo.
Pero en comparación a un año atrás, 2021 sigue siendo favorable: en agosto de 2020 una ola de calor aceleró la desecación del suelo y se contabilizaban casi medio millón de hectáreas de regulares a malas condiciones, mientras que actualmente 42% del trigo se clasifica en muy buenas condiciones y 55%, buenas. Según la BCR, se necesitan de 10 a 20 mm que regularicen el crecimiento de los lotes más flojos.