Monsanto ya fue, está en vías de desaparición, es como un fantasma que se va fundiendo dentro del cuerpo de su nueva dueña, la alemana Bayer. Sin embargo, su billetera seguirá aportando mucho dinero para financiar por lo menos por un año más los controles a la soja para detectar la posible presencia de su evento transgénico Intacta y eventualmente reclamar por las regalías a los productores que no hayan pagado esos derechos a la hora de comprar la semilla.
Es todo un gran juego de simulaciones el que se puso en marcha ya hace dos años, y que el Inase (Instituto Nacional de Semillas) acaba de prorrogar por un año más, a lo largo de toda la campaña sojera 2018/19. En rigor, este martes se publicó en el Boletín Oficial la Resolución 109/2018 de ese organismo, que extiende para el nuevo ciclo agrícola la decisión de que se tomen dos muestras de soja en cada punto de entrega, a fin de controlar el origen legal de la semilla.
Hagamos una breve historia: Hace unos años Monsanto lanzó su propio sistema de controles compulsivos sobre la cosecha de soja, para así poder cobrar por su tecnología Intacta. Pero como el Estado y las entidades rurales (que siempre reivindicaron que las regalías se deben pagar en la bolsa de semilla) se oponían, el resto de la cadena agrícola armó el sistema alternativo llamado “Bolsatech”, que fue la base sobre el que funciona el actual esquema de control.
En abril de 2016 hubo fumata entre la multinacional y el gobierno de Cambiemos, que a la vez prometía impulsar una Ley de Semillas que pusiera punto final a la controversia y que recién ahora se comenzó a discutir en el Congreso. Para el mientras tanto, se armó una fórmula mixta, que es la que dura hasta estos días y acaba de prolongarse: los controles por Intacta se siguen haciendo sobre las cosechas, pero las muestras ahora las toman los acopios y exportadores a nombre del INASE (el Estado) y las envían para su análisis a una red de laboratorios privados, ubicados especialmente en las bolsas de Cereales.
Ver Juan Farinati: “El productor paga de manera anticipada de 60 a 70% de la tecnología Intacta”
¿Pero quién financia el millonario costo que tienen los reactivos para detectar en cada muestra de soja la posible presencia del gen Intacta? Adivinaron: es Monsanto. O mejor dicho su fantasma.
“La plata la sigue poniendo Monsanto. Cuando salga la Ley de Semillas, con un marco legal diferente, este será un asunto que debemos conversar”, dijeron fuentes de esa compañía que en 2017 pasó a pertenecer a Bayer, que desembolsó por ella 66 mil millones de dólares. “El sistema se maneja de la misma forma”, confirmaron desde el INASE.
Nadie sabe a ciencia cierta cuánto dinero implica mantener el sistema de laboratorios en funcionamiento pero es mucho, mucho dinero. En la campaña previa se realizaron cerca de 1,7 millones de análisis de Intacta. En total, según fuentes privadas, se tomaron muestras equivalentes a 54 millones de toneladas de soja.
En esta gran simulación colectiva, las entidades rurales (y muchos dirigentes políticos) reclaman pagar regalías en la bolsa de semillas, pero guardan silencio frente a estos controles sobre el grano porque supuestamente ahora los realiza el Estado. El INASE, por cierto, se puso al frente del sistema, pero depende de una red de laboratorios privados y del dinero que envía la propia Monsanto. O Bayer, a partir de esta campaña.
Ver Alfredo Paseyro y la paradoja del INTA: “Cobra en otros países las regalías que no puede cobrar acá”
Y todo marchará así, como quería el fantasma, hasta que la política local se ponga los pantalones largos y finalmente consensúe una nueva Ley de Semillas que ponga las cosas en orden, defina los derechos de quienes incorporan tecnología en las semillas, y dote al INASE de los recursos necesarios para que el sector público ejerza un efectivo control sobre el mercado de semillas.
Como detalles menores, la nueva resolución del INASE que extendió a la campaña 2017/18 el sistema “mixto” de control suprimió el plazo de guarda de las muestras de soja tomadas, que era de 90 días, y determinó que el productor podrá tener acceso a los resultados de sus propios análisis desde el portal web del Instituto.
La gran novedad de la resolución es que el INASE extendió el sistema de controles en granos a otros dos cultivos “autógamos” y donde la semilla ilegal también representa un serio problema para os obtentores: el trigo y el algodón.
“Resulta conveniente ampliar el muestreo a los cultivos de trigo y algodonero, realizando el muestreo de producción en los casos que el INASE así lo determine”, justifica la resolución.
Fuentes oficiales explicaron a Bichos de Campo que desde esta campaña la red público-privada “tomará una muestra de un grupo de control aleatorio y un grupo de control de antecedentes de campañas anteriores del RUS (declaraciones de usuarios de semillas), para someter a análisis de ADN para detectar la variedad utilizada. Esto se realizará en laboratorios habilitados por el INASE, que pueden o no ser los mismos (que buscan la soja Intacta) de acuerdo a la cantidad de muestras a analizar”.
No aclararon en el organismo quien pagará los nuevos análisis sobre el trigo y el algodón. En esos casos seguramente Monsanto se esfumará.