Los valores negociados a ambos márgenes del Río de la Plata representan una señal de que los precios de los vientres bovinos en el mercado argentino se encuentran distorsionados por factores ajenos a la realidad intrínseca del negocio.
Los valores promedio negociados esta semana en el remate de Pantalla Uruguay (equivalente al Rosgan argentino) fueron para los terneros y terneras de 1,84 y 1,63 u$s/kg, respectivamente, mientras que en el caso de los novillos de 1-2 años se ubicaron en 1,58 u$s/kg y de las vacas de invernada en 1,19 u$s/kg.
Los valores operados en el mercado argentino en el último remate del Rosgan se ubicaron, en el caso de las categorías con destino a invernada, en torno a un 42% menos que en Uruguay (considerando el tipo de cambio de mercado Contado con Liquidación), mientras que para la vaca de invernada (que se destina mayormente para faena con destino a China) fueron casi un 48% menores.
Tales relaciones son esperables si se considera que en Uruguay un 75% de la oferta total de carne vacuna se destina al mercado externo, al tiempo que un 25% de los cortes que se consumen en el mercado interno provienen de Paraguay y Brasil.
Muy diferente es el caso de la Argentina, donde, a pesar del crecimiento sustancial que registraron las exportaciones de carne en los últimos años, el mercado interno absorbe aún un 72% de la producción total de carne vacuna.
Sin embargo, los valores de las vaquillonas preñadas de razas británicas en la Argentina son apenas un 10% menores a los presentes en Uruguay, lo que evidencia que la categoría está sobredemandada.
Una de las razones detrás de tal fenómeno es que parte de la demanda de vientres bovinos está conformada por empresarios o inversores que colocan liquidez en la “fábrica de la ganadería” a modo de refugio de valor contra la aceleración inflacionaria.
Tal fenómeno es llamativo no sólo en términos cambiarios, sino también por el hecho de que la mayor parte de las regiones pecuarias argentinas tienen por delante –según proyectó el Servicio Meteorológico Nacional– un verano seco que limitará la oferta disponible de recursos forrajeros.
Para los empresarios criadores puros, sin embargo, tal fenómeno es más que oportuno, pues pueden comercializar vacas y vaquillonas a precios convenientes y “liberar campo” para afrontar en mejores condiciones la eventual sequía que viene en camino.