Esta semana arrancó con ventas masivas generalizadas de activos financieros que generaron importantes caídas en los valores de acciones, bonos, criptoactivos y commodities.
El “efecto susto”, que se llevó “puesto” a casi todos los activos financieros globales, está impulsado por el temor al inicio de una recesión mundial promovida por la eventual suba de tasas de interés de interés de referencia que tendrían que hacer las principales naciones del orbe para intentar contener la inflación.
El viernes pasado se conoció que la inflación minorista en EE.UU. se ubicó en un 8,6% anual, lo que indica que se aleja cada vez más de la tasas interbancaria de referencia de la Reserva Federal de esa nación, que se encuentra en un rango de 0,75% a 1,00% anual.
Es decir: para que la tasa interbancaria “empate” contra la inflación debería crecer más de ocho veces y esa brecha representa un enorme desafío de política monetaria en un mundo que se acostumbró, por decirlo de alguna manera, a “vivir del dinero gratis”.
El exceso de emisión monetaria de las principales divisas globales, con el dólar estadounidense a la cabeza, está generando un proceso inflacionario generalizado que se parece mucho al ocurrido en la década del ’70, lo que obligó en ese momento a la Reserva Federal a incrementar de manera considerable las tasas de interés de referencia para provocar un escenario recesivo (que en América latina se conoció como la “década perdida”) a escala global.
Si bien, tal como viene ocurriendo en los últimos dos años, los diferentes índices de futuros de materias primas (commodities) vienen ajustando al alza para compensar la desvalorización progresiva del dólar estadounidense, los fenómenos bajistas como el registrado hoy lunes comprenden todos los activos porque los administradores de carteras de inversión liquidan buena parte de lo que tienen a mano para intentar recortar pérdidas ante ventas masivas realizadas en “manada”.
En ese sentido, las materias primas en general y los productos agroindustriales en particular, más allá de que no están exentos de la volatilidad global, tienen las de “ganar”, en el mediado plazo, en la actual coyuntura, al tiempo que la situación más delicada corresponde a los criptoactivos, dado que no cuentan con ningún activo subyacente que justifique su valor (con excepción de las denominadas “stable coins” con respaldo real).
A pesar de las caídas generalizadas, los precios de los contratos de trigo del mercado estadounidense CME Group lograron resistir bastante bien los embates bajistas ante la perspectiva de que muchas de las cosechas del cereal podrían resultar fallidas por eventos climáticos desfavorables (lo que representa un súper dato alcista ante la restricción de oferta generada por el conflicto ruso-ucraniano).