“La subasta más grande de su historia”. Con ese título, una gacetilla de la Agencia de Administración de Bienes del Estado (AABE) informó sobre la controvertida subasta del histórico edificio del INTA ubicado en la calle Cerviño 3101, en Barrio Norte, que terminó vendiéndose a tres veces el valor que se había establecido como base. Los 18,5 millones de dólares que recibirá el Estado por esta venta, que solo podrá orientarse a proyectos de desarrollo inmobiliario, deberán destinarse en un 70% al propio organismo de tecnología agropecuaria, según las promesas que hicieron los funcionarios.
“El Gobierno Nacional y Nicolás Pakgojz, el presidente de AABE, suman a este fin de año un nuevo hito. A 24 horas de la nochebuena, la AABE, cumpliendo con el plan de achicar el Estado y hacer más eficiente el uso de los bienes estatales, cerró la subasta con más oferentes de su historia. La subasta digital, que se realizó en el sistema Compr.ar, contó con 17 oferentes presentes que pujaron hasta 40 minutos después del horario inicial de cierre”, informó el organismo.
La subasta inició, como estaba previsto, a las 10, desoyendo las advertencias surgidas luego de un informe de la Fiscalía de Investigaciones Administrativas de la Nación, que daba cuenta de varias irregularidades cometidas en este proceso. La procuración advertía sobre todo que el trámite para poner en venta el edificio emblemático del INTA, que últimamente albergaba a unos 80 personas empleadas por las empresas vinculadas con ese organismo (INTEA y Fundación ArgenInta), fue demasiado célere y que la AABE decidió desafectar ese edificio sin tener posibilidades de hacerlo, pues esa era una decisión que debía tomar el Consejo Directivo del propio INTA. Este cuerpo, integrado por representantes del Ejecutivo, las entidades rurales y las universidades públicas), se reunió con la subasta ya lanzada, y convalidó la venta bajo fuerte presión de las autoridades de Economía, especialmente del secretario Juan Pazo.
El titular del gremio APINTA, Mario Romero, que había denunciado esta irregularidad en el procedimiento, contó que fue notificado del rechazo a una petición que presentó a la AABE para suspender la subasta a alas 10,12 minutos, es decir doce minutos después del inicio. Ahora en esa organización y otras que presentaron recursos semejantes analizarán si corresponde o no una judicialización de esta controversia.
Por lo pronto la AABE festeja, porque la subasta arrancó “con un precio base de 6.378.968 dólares y finalizó, luego de una dura puja entre los participantes que extendió la subasta hasta las 11,40, con un valor de 18.500.000 dólares”. Es decir tres veces más que la base.
Según la promesa hecha por el vocero presidencial cuando anunció esta subasta y la decisión también de analizar la venta de unas 70 mil hectáreas de campos experimentales en poder del organismo (que arrancaría en 2025), ese dinero debería ir a parar a las propias arcas del INTA, aunque la regla escrita cambia ese anuncio. “El 70% del valor de subasta será destinado para trabajos de investigación del INTA y el 30% ingresa en las arcas del estado nacional”, precisó la AABE. Serían entonces cerca de 12,5 millones de dólares los que volverían al organismo.
Sobre el ganador no se sabe demasiado todavía, porque faltan revisar temas legales y técnicos. Los nombres que estaban circulando, no eran los correctos, según dijeron fuentes oficiales a Bichos de Campo.
Según la AABE, “con esta subasta histórica, reafirmamos nuestra misión de administrar los bienes del Estado de manera eficiente, contribuyendo al desarrollo del país y generando recursos que impactan directamente en el bienestar de todos los argentinos”. También se remarcó que este procedimientno “no solo representa un hito para la AABE, sino también un ejemplo del compromiso del Gobierno Nacional con la transparencia y la eficiencia en la gestión de los bienes del Estado”.
Noticia en desarrollo
Privatizaciones desprolijas y turbias como en los 90s, que terminaremos pagando todos a futuro en juicios millonarios al Estado.