Ya hemos publicado en Bichos de Campo varias notas escritas por el economista Germán Linzer, quien trabaja desde hace más de 20 años de INTA, donde fue desde becario hasta coordinador nacional. Obviamente esta repetición tiene mucho que ver con la crisis que vive ese organismo tecnológico a partir de la ofensiva del gobierno de La Libertad Avanza para reformular su sistema de conducción y achicar su estructura.
Justamente esta nueva nota de Linzer tiene que ver con lo que parece ser el final de ese conflicto, luego de la decisión del Congreso de dar marcha atrás con el decreto desregulador del Poder Ejecutivo. Sin embargo, esa resolución choca con el potencial despido de más de 300 trabajadores de ese instituto. Sobre esa tensión reflexiona el economista:
Me propongo dar una opinión sobre la Resolución 1240/2025 del Ministerio de Economía, que pone en disponibilidad a 343 empleados del INTA, INASE e INV, y sobre el rechazo por parte del Congreso Nacional del decreto 462/25, que restituye al Consejo Directivo del INTA y pone fin a la virtual intervención del Organismo.
Pero antes debemos dar un rodeo para poder contextualizar.
Recientemente el ministro Sturzenegger mencionó que a los jueces que fallasen en contra de sus expectativas desreguladoras habría que aplicarles el castigo que llevaron adelante los franceses en el siglo XVIII durante su revolución. Lo que no contó el ministro fue cuales fueron las consecuencias de esto.
Los historiadores concuerdan en que por delegar en un “Comité de Salvación Pública” lo que era y no era libertad, el grupo revolucionario conducido por Maximiliano Robespierre terminó instaurando un “Reinado del Terror”, que culminó con más de 40.000 personas guillotinadas, incluyendo a muchos revolucionarios que no adherían al fanatismo jacobino.
Pensémoslo así. Imaginemos que tuviésemos un concepto falso de libertad, pero quisiéramos imponerlo como regla. Por ejemplo, “que cada uno haga lo que quiera”. El resultado no sería la libertad, sino su opuesto. En sociedades donde hay evidentes diferencias sociales, que cada uno haga lo que quiera implica que unos podrán imponer su voluntad sobre otros, lo que termina en injusticias, abusos y desigualdad. Lo opuesto a libertad.
Es eso lo que ocurre con este gobierno. Su idea de “libertad”, de “moral” y de “orden”, es falsa. Para este gobierno libertad es operar en el mercado sin restricciones. Los “héroes” morales son quienes en esa operatoria de mercado ganan más plata. Y orden es que los precios no se muevan (demasiado).
El resto de la vida social que no encaje con esos parámetros tiene que ser reprimida y cae bajo el “terror” y la sospecha: quien tiene vocación pública y ve en el Estado un instrumento para el bien común, es alguien sobre el que se puede ser “cruel”.
Quien entiende que la moral está asociada a la protección, amparo y acompañamiento a los más débiles (discapacitados, ancianos, enfermos, etc.) es considerado un “comunista”. Quien cuestiona el costo social del orden macroeconómico, un “mandril”.
Es por eso que este gobierno es todo lo contrario a lo que declama. Su libertad política y de expresión se contrapone con el ejercicio concreto de diferentes formas de represión física, psicológica y de opinión. Su libertad de mercado está basada en un fuerte intervencionismo (sobre el dólar y los salarios). Su discurso anticasta contrasta con que sus principales figuras políticas son actores y apellidos que desde hace décadas viven de la política profesional. Y su discurso anticorrupción… qué decir.
Ahora si, volvamos a la Resolución 1240/25. La misma es un enorme desafío a la división de poderes que constituye la vida republicana instituida por la Constitución Nacional. Esa Resolución fue firmada luego de que el Poder Judicial, a través de una medida cautelar, prohibiese el pase a disponibilidad del personal. A su vez, fue firmada luego de que el Poder Legislativo manifestase, con una mayoría aplastante, su voluntad de evitar las transformaciones que el gobierno quería lograr en el INTA, INASE e INV.
Firmar esa Resolución es un gesto de debilidad de un gobierno que, por no poder lograr lo que se propone, busca enviar, como premio consuelo, un mensaje. No puede lograr lo que se propone porque los trabajadores no pasarán a disponibilidad y el patrimonio del INTA no será vendido (al menos por ahora). Pero poner a mucha gente valiosa en listas de disponibilidad es un mensaje cruel y de sufrimiento que es un objetivo en sí mismo.
Sin embargo, nuevamente y con humildad, aconsejamos volver a estudiar historia.
Estamos en Argentina. La crueldad no genera resignación en el pueblo argentino, sino organización. Desde las primeras invasiones inglesas para acá somos un país plebeyo, rebelde y luchador. Con crueldad y terror no se gobierna este suelo.
Lo que viene para el INTA es la vuelta del Consejo Directivo. Rechazado el Decreto 462/25 de intervención del INTA, las entidades que lo dirigen políticamente (CRA, CREA, Coninagro, FAA y SRA) tendrán que hacerse cargo y volver a tomar el control sobre el Instituto.
Todas las virtudes históricas del INTA tiene como protagonistas a esas entidades. Pero también son artífices de sus defectos. Es por eso que deberán trabajar por un INTA mejor y más fuerte, porque el capital simbólico y político de las entidades sobre el INTA dependerá de la fortaleza o debilidad que construyan. Si hubiese achicamiento, ajuste o desintegración, será también el suyo propio.
Recordemos: este gobierno es siempre lo contrario a lo que enuncia. Decía que venía a quemar el Banco Central y fue la moneda argentina la que más se apreció en el mundo desde diciembre de 2023 para acá. Por esa misma razón, a pesar de los gritos, el Estado y la política tecnológica agropecuaria seguirá existiendo en Argentina.
Lo que quizás no exista más sea el INTA, pero con ello desaparecerá el rol que tienen las entidades para ser los actores privilegiados que definen la política tecnológica agropecuaria en el país.
Es por eso que solo les queda la tarea de reforzar el INTA. Y para ello contarán con todo el apoyo de los trabajadores de la institución.
Todos sabemos que las problemáticas ambientales, las de los periurbanos, la desaparición de pequeños productores y la precarización de los productores de alimentos, se agravan día a día. Eliminar los Institutos y Estaciones Experimentales que los acompañan no hacen desaparecer esas problemáticas, sino que las agudizan.
De la misma forma, acompañar a los productores más dinámicos y relacionados a nuestras capacidades exportadoras, requiere más inversión en I+D y no menos. No es diferente a lo que hacen cada productor en su campo: invierten más para ser más eficientes.
No hay atajos. Acompañar a la destrucción del INTA, echar gente, cerrar institutos, no es políticamente astuto. La Patria no se construye con guillotinas, crueldad y con pensamientos cortoplacistas. Trabajemos todos juntos por un INTA mejor.
Germán Linzer
¿Por qué no menciona a los representantes estatales del consejo? Además de esas asociaciones del campo en el CD deberían estar el Director Nacional (aunque cerraron las direcciones en un decreto posterior) y los representantes de la UBA de Veterinaria y Agrarias.
Me parece excelente la reestructuración de Inta y creo que se quedan cortos con el 300 despidos ,ya que durante años usaron el Inta como cueva para meter a vagos, inútiles e incompetentes con sueldos altísimos.
Destruyeron a una institución de prestigio que hoy esta lejos de lo que alguna vez fue………..