La instrumentación del régimen especial de tipo de cambio para ventas de soja –que provocó un “aluvión” de oferta de la oleaginosa– generó, como contrapartida, una retracción de la comercialización de maíz que terminó afirmando los precios del cereal en el mercado argentino.
Si bien técnicamente la exportación de maíz argentino 2021/22 está cerrada de facto, dado que el cupo de libre disponibilidad de 32,4 millones de toneladas está ya cubierto, los valores del maíz Rosario disponible –considerando la referencia del Matba Rofex– se afirmaron en línea con la caída de los ofrecimientos por vender cereal.
Una situación similar se registró con el trigo condición cámara, que, al igual que en el caso del maíz, con el cupo de exportación de libre disponibilidad cubierto hace rato tiene pocas oportunidades para experimentar mejoras de precios en el mercado disponible.
La otra cara del fenómeno –que no se ve reflejada en los valores de exportación de los cereales– fue el problema que encontraron los consumos en la semana para abastecerse de cereales, dado que la mayor parte de los productores estuvieron concentrados en aprovechar la “ventana” de precios generada por el mecanismo denominado “dólar soja”.
Tanto molinos harineros con el trigo como empresas de alimentos balanceados y establecimientos avícolas, porcinos y feedlots con el maíz, no la tuvieron fácil al momento de originar mercadería. Y los que pudieron encontrar partidas, claro, debieron asumir las subas de precios generadas por la coyuntura comercial promovida por el “dólar soja”.
El problema de introducir desde la gestión pública factores distorsivos en el mercado agrícola es que luego se hace difícil prever los múltiples impactos que los mismos generan en la cadena agroindustrial, los cuales algunos ya comenzaron a ser evidentes, aunque seguramente no serán los únicos.
En Voz Alta: Un tambero entrerriano advierte por la suba de costos que les provocará el dólar soja