El 16 de septiembre de 1953, el Decreto Nº 17.468 firmado por el presidente de la Nación, Juan Domingo Perón, declaró el Pato como Deporte Nacional de la Argentina (recién en 2017 fue reglamentado por la Ley 27.368). En el capítulo de El Podcast de tu Vida que les escribo hoy traigo la historia de Sergio Marinelli, un contratista de punta, consultor en maquinaria agrícola, amante de los fierros, que de adolescente empezó a jugar al pato hasta los 30 años y luego siguió, y sigue, acompañando jóvenes que quieren empezar en el deporte.
Ser contratista rural es un legado de toda la vida, una pasión que heredó de su padre que empezó hace 50-60 años. Sergio es, además de todo lo ya dicho, permanente piloto tester de las principales marcas de cosechadoras del mundo y es un hombre que merodeando los 60 años ha sabido aggiornarse a las nuevas tecnologías. También hace 18 años es profesor de la escuela agrotécnica de Venado Tuerto ciudad donde nació, se crió y hoy reside.
Lo van a escuchar en notas hablando de fierros, tecnologías, cultivos, prestación de servicios, pero, como siempre les digo, ustedes creen que los conocen hasta que los leen y escuchan en El podcast de tu vida. Pasen y lean…
-¿Cómo empezó tu relación con los caballos?
-Mi vida siempre estuvo muy relacionada con el campo. Desde chico, terminaba el colegio, me subían a un colectivo y me mandaban para el campo… se ve que era bastante molesto acá, ¿no? (se ríe)… y ahí andaba a caballo todo el día y empezó a nacer mi relación con los caballos. Ya de más grande conocí el deporte del pato en la Sociedad Rural de Venado Tuerto y empecé a jugar. Varios años fueron, hasta que me casé y un poco más… Creo tenía 30 cuando dejé de jugar. Pero hasta entonces, todos los fines de semana se jugaba al pato.
-¿Qué te acordás de aquellos momentos y ese vínculo con el caballo de chico?
-La transpiración del caballo cuando estás jugando, que llegás a los palenques, dejás el transpirado y agarrás el fresco, es inborrable. Y después el tercer tiempo de ir a lavar los caballos, estar ahí, charlar. Pero también, otro de los olores que más asocio a los caballos es una pomada que se pone cuando te golpeás, que antes sólo se usaba para los caballos. Ahora las usamos las personas. El pato es un deporte que tiene sus golpes.
-¿A qué edad empezaste a jugar y si hubo alguien que te motivó?
-Tendría 17-18 años. Había un amigo que me dijo que vaya, ya que me gustaban los caballos, que fuera a la rural. Me prestaron un caballo ensillado, canchero para jugar, y realmente me empezó a gustar. Es un deporte de equipo con caballos. Hago la aclaración porque mi hija posteriormente hizo equitación y ese es un deporte de equipo con el caballo. Sos equipo vos con el caballo. En cambio, el pato el caballo es una extensión más tuya y el equipo tuyo son los otros jugadores.
-¿Cuáles son las reglas básicas del pato?
-Son cuatro contra cuatro. La cancha es similar a la de polo en tamaño. El pato es una pelota de fútbol con seis manijas. La idea es que siempre tenés que ir ofreciéndolo para que otro pueda venir a agarrarlo y disputarlo. Según cuenta la historia, metían un pato vivo adentro de una vejiga en las pulperías, y se empezaba a tironear, el gaucho que se quedaba con el pato salía corriendo hasta la próxima pulpería. Y valía todo. Y todos lo corrían para sacarle el pato. Y siempre tenía que llevar el pato ofertándolo para que cualquiera lo pueda agarrar. Eso sigue así. No podés negar el pato. Cuando te toman el pato, la cinchada tiene que ser limpia, no te podés apoyar en el caballo, no te podés agarrar de la montura, es fuerza de pierna y de brazo y a disputarlo durante un determinado tiempo y si nadie lo logra se corta la jugada y empieza de nuevo.
Apuntes del pato
El pato es un juego que se practicaba ya en los tiempos coloniales, según se extrae de una crónica que relata una “corrida” realizada en Buenos Aires en 1610, con motivo de las fiestas de beatificación de San Ignacio de Loyola.
Los estudiosos coinciden en señalar que es originario de nuestro país y que nació de la mano de los gauchos que poblaban el amplio territorio de las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Salta, Santiago del Estero, Corrientes y Entre Ríos.
Para jugarlo se mataba entonces un ave doméstica, por lo general un pato (de allí su nombre) y se la colocaba dentro de un trozo de cuero. Se formaba así una pelota, a la que se le cosían tres o cuatro manijas de cuero torcido, de las cuales se aferraban los participantes durante la competencia.
En sus comienzos fue extremadamente violento y con reglas muy poco precisas, lo que generó prohibiciones y controversias variadas a lo largo del tiempo.
Con los años, el ave fue sustituida por una pelota de cuero, preferentemente blanca, con cámara neumática y seis asas. Su diámetro hoy es de 40 cm de extremo a extremo y su peso máximo es de 1.250 g.
Entre 1937 y 1938 se abrió paso una etapa de transformación del viejo juego hacia un deporte organizado, tras la redacción de su primer reglamento y la consecuente derogación de prohibiciones y restricciones que lo afectaban.
En 1941 tuvo lugar la primera muestra del deporte, ya bajo la denominación de Torneo Abierto Argentino de Pato y nació la Federación Argentina de Pato, con la finalidad de fomentar, dirigir y difundir el juego, organizar torneos, velar por la aplicación de los reglamentos, así como también orientar y promover la crianza del tipo de caballo más apto para este propósito.
-¿Y vos de qué jugabas? ¿En qué posición?
-Es un deporte entretenido. Tenés posiciones. Generalmente el 1 está cerca de donde se inicia la jugada y 4 es el defensor. Yo toda mi vida jugué de 4. El pato tiene un hándicap como el polo. Arrancás de cero a diez goles. El deporte se juega en Argentina pero creo también se juega algo parecido en Francia, con una cancha más chica y menos jugadores. Es un deporte nacional. A veces no tiene mucha difusión, pero bueno… yo conocí y tengo amigos de muchos lados viajando para jugar pato.
-¿Hay una competencia nacional, hay clubes, torneos?
-No hay un torneo como si fuera de fútbol, a nivel nacional, pero, por ejemplo, una sociedad rural organiza un torneo, y se anotan los equipos y se va a jugar. Se juega en un fin de semana.
-¿Y por qué no ha tenido la trascendencia que sí ha tenido el polo?
-Creo que a nivel mundial no trascendió y eso debe haber sido lo que influyó a que no sea tan visible, que lo practique más todo el mundo. De todos modos, no olvidemos que es un deporte caro, no es barato. El polo tiene otra llegada. En el pato somos más gauchos, más del tercer tiempo que del negocio en sí.
-¿Y la caballada, las características buscadas de los caballos son similares a las que se buscan en el polo?
-En polo generalmente tenés el petiso de polo, tradicional, caballos más chicos, bien despabilados, donde sacrificás velocidad por boca. Vos tenés que tener buena rienda, muchas veces los polistas usan cuatro riendas y todo eso. En el pato no, podés jugar con caballos grandes sin problemas y depende cómo te acomodás arriba del caballo no tenés mucha boca…
-¿Qué es que un caballo tenga boca?
-Que cuando vos le das la orden el caballo se plante, frene, doble, que sea más sensible a esas órdenes. En pato a veces se usan caballos que no frenan ni a palos (se ríe)… pero bueno…
-¿Y dejaste de jugar porque no te daba el tiempo o el físico?
-En realidad, me casé. Y trabajando toda la semana, después te vas todo un fin de semana a jugar… vienen los hijos… todo se complica.
-¿Y en esa época que jugabas más te entrenabas o jugabas y listo?
-Yo en esa época tenía ganadería, andaba a caballo en el campo. Además, tenía 30 años menos y también 20-30 kilos menos. El cuerpo era otro. Y los fines de semana que no salíamos a competir afuera entrenábamos en la rural. A veces si había posibilidad en medio de la semana también entrenábamos. Pero requiere de un estado físico, porque después de estar arriba del caballo todo un partido lo sentís.
-¿Cuándo dejaste de jugar fuiste profe?
-Sí. Los chicos en la escuela donde doy clases se enteraron de que yo había jugado al pato y algunos quisieron empezar y empezamos. Y después colaboro con los chicos que están ahora en la rural jugando. Siempre que puedo colaborar lo hago.
-¿Qué es lo que más te gusta de haber jugado al pato?
-Con la distancia del tiempo, haber conocido todo lo que conocí, la gente, los lugares, los asados que hemos comido, las historias y experiencias.
-Si alguien quiere empezar, ¿Qué recomendación le harías?
-Con ir a donde están jugando, la gente del pato es muy solidaria, abierta, y seguramente te van a integrar. De ahí en adelante, si te gustan los caballos, el pato es un deporte que te va a gustar enseguida. Hay habilidad, destreza, picardía, de todo. Vos tenés que olvidarte que tenés un caballo entre las patas. Tenés que ser uno con el caballo. Si vas pensando en el caballo que estás montando no podés pensar en el juego.
-¿Tenés todavía caballos en el campo?
-Teníamos uno con Kiara, mi hija, de equitación, pero como lo dejó de usar lo vendimos. Y como hoy hacemos todo agricultura, imagínate en esta zona de suelos clase 1…
-Porque te iba a preguntar, si tenías alguno o algunos que te hayan dado buenas satisfacciones, que me tires nombres de los que más te acuerdes…
-Yo tenía el para mí famoso “Pico Blanco” que lo conocían todos en la Rural, porque era un caballo cruza con árabe, muy bueno y era caballo de croto, esos que no comen y están bien y comen y están bárbaros… y le subís a uno que sabe andar a caballo y anda bien y le subís a un nene y lo lleva él, un divino. Son esos caballos que se adaptan a todo. Entonces cuando venía a la rural que lo traía, yo casi no lo jugaba porque lo usaban los nenes de mis amigos para andar. Te cuidaba a los chicos los caballos. Era un caballo con el que en el juego nos llevábamos muy bien.
-Llegamos al tirando paredes, el decálogo de El Podcast de tu vida, ¿Tu lugar en el mundo?
-Venado Tuerto, sin dudas, me gusta, lo disfruto, es donde me crié, donde crecí y donde estoy hoy. Me gusta mucho Ascochinga (Córdoba), también.
-¿Un país o ciudad que te gustaría conocer y por qué?
-Tuve la posibilidad de conocer muchos, pero me gustaría haber conocido más en profundidad España. Estuve en una parte, me gustaría conocer más.
-¿Tu comida favorita?
-El asado.
-¿Vino o cerveza?
-Acompaña mejor el asado el vino.
-¿Una serie o película?
-“La casa de Papel”, ponele.
-¿Qué tipo de series te gustan? Acción, documenta, de época…
-De época y acción, son bárbaras. Los “Peaky Blinders”, me encantó cómo está ambientada, me gusta la música, y tiene acción, ni hablar, pero también lo histórico.
-¿Tenés tatuajes? ¿Qué te tatuarías?
-No tengo ni sé si me tatuaría alguno. Pero si no tuviera otra salida, haría algo relacionado con mi familia.
-¿Qué superpoder te gustaría tener y por qué o para qué?
-Me gustaría seguir en lo que he hecho siempre, tratando de brindar lo que aprendí de otra gente que me permitió aprender de ellos, continuando la cadena.
-¿Con qué animal te identificás y por qué?
-Los caballos me encantan.
-Su pudieras volver el tiempo atrás o viajar en el tiempo, ¿para qué volverías?
-Mi vida la he disfrutado muchísimo, no cambiaría nada. No sé. A lo mejor, tuve a mis hijos a los 30 años. Pero cambiaría poder tenerlos más chico y tendríamos menos diferencia de edad ahora. Pero soy un agradecido de la vida que he tenido y la que tengo.
-¿Un tema musical para recomendar, que te guste, para cerrar la charla?
-Puede ser “Perro negro”, Black Dog de Led Zeppelin. Me encanta la música, ando mucho arriba de la camioneta y la música que escucho es música que puedo cantar, tararear, y el otro tipo de música que me gusta, más instrumental, que escucho en casa.