En septiembre pasado la Unión Europea y EE.UU. anunciaron en conjunto el lanzamiento de la iniciativa “Compromiso Global de Metano” (Global Methane Pledge) con el propósito de promover reducciones adicionales de ese gas de efecto invernadero a las comprometidas en el marco del “Acuerdo de París”.
Ese nuevo acuerdo implica comprometerse a reducir para el año 2030 emisiones globales de metano en al menos un 30% desde el nivel presente en 2020. Además de EE.UU y la UE-27, Argentina fue –tal como adelantó Bichos de Campo– uno de los primeros países en asumir el compromiso a pesar del perjuicio que eso representa para el sector ganadero.
La Argentina es extrañamente el único país sudamericano en sumarse a la iniciativa, porque la misma representa un desafío enorme para naciones de base ganadera como Brasil, Uruguay y Paraguay. El “Compromiso Global de Metano” tampoco fue firmado por India, Australia y Nueva Zelanda. Eso porque, de acuerdo al criterio establecido por el Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés), una molécula de metano (CH4) es equivalente a 28 moléculas de dióxido de carbono (CO2).
Si bien existe abundante evidencia científica que indica que el metano emitido por bovinos forma parte de un ciclo natural que se recicla en el ambiente, el estándar establecido por el IPCC considera que los eructos de los vacunos –fuente de emisión de CH4– son tan o más peligrosos que las emisiones de origen fósil, que permanecen en la atmósfera durante siglos y, por lo tanto, son acumulativas y contribuyen así a ser el principal impulsor del cambio climático.
EE.UU., la UE-27 y Canadá –los tres firmantes del “Compromiso Global de Metano”– si bien cuentan con importantes rodeos bovinos, disponen de muchos otros sectores económicos con capacidad para compensar las emisiones generadas por el sector vacuno y, no menos importante, EE.UU. y la Unión Europea tienen además a mano la “máquina” para fabricar” dólares o euros que permite financiar soluciones tecnológicas o bien la compra de créditos de carbono.
Pero el gobierno australiano, además de no firmar el acuerdo, hizo algo más: publicar un documento en el cual explica con fundamentos sólidos los motivos de su decisión, la cual está sustentada en la protección de los intereses nacionales.
El documento, una carta titulada “Recortando emisiones a la manera australiana”, que fue redactada por Angus Taylor, ministro de Industria, Energía y Reducción de Emisiones –ya el título del cargo en sí mismo representa un mensaje formidable–, fue publicado hoy jueves y a continuación se reproduce, traducida al castellano, de manera íntegra porque no tiene desperdicio:
“La protección de las diferentes regiones productivas de Australia, nuestras industrias y los trabajos de los australianos es un elemento central de las políticas de reducción de emisiones del gobierno de coalición australiano”.
“El Plan de Reducción de Emisiones a Largo Plazo del gobierno, anunciado por el primer ministro (Scott Morrison) el martes, establece las medidas prácticas y responsables que tomaremos durante los próximos 30 años para reducir las emisiones de Australia y asegurar nuestro futuro económico”.
Australia will continue to reduce emissions while keeping the economy strong. Regional Australia and our traditional industries are central to our plan to reach net zero by 2050. You can read my op-ed in @australian here ➡️ https://t.co/VFwlN3hUl9 pic.twitter.com/iT1i76sl4d
— Angus Taylor MP (@AngusTaylorMP) October 28, 2021
“Nuestro plan ha sido diseñado para Australia. Al invertir en nuevas tecnologías como el hidrógeno, la energía solar de ultra bajo costo, la captura y almacenamiento de carbono y la medición mejorada del carbono del suelo, nuestro programa fortalecerá nuestros sectores agropecuarios, minero e industrial, además de reducir las emisiones de a cero neto para 2050”.
“El plan no impone nuevos costos a los hogares ni a las empresas. No eleva el precio de la energía ni reduce la competitividad de nuestras industrias de exportación. Australia seguirá siendo un productor de materias primas confiable, lo que incluye al gas y al carbón”.
“No se perderá ningún empleo como resultado de las acciones o políticas del gobierno en el marco del plan, porque el mismo se basa en un conjunto de principios clave, el más importante de los cuales es la innovación tecnológica y no la creación de nuevos impuestos”
“A diferencia de lo que propone el Partido Laborista (la oposición), no introduciremos un impuesto al carbono que promueva el traslado de los empleos australianos hacia otras naciones y castigue a las personas más vulnerables de nuestra comunidad con precios más elevados de los productos. Mientras que las políticas de los laboristas están diseñadas para audiencias internacionales, las nuestras se basan en las necesidades presentes en los barrios y regiones productivas del país”.
“No someteremos a nuestro país a políticas que socaven la prosperidad de nuestras regiones o dificulten la vida de los australianos comunes. Los llamamientos de algunos para reducir las emisiones de metano en un 30% para 2030 harán precisamente eso”.
“En la actualidad, casi el 50% de las emisiones anuales de metano de Australia provienen del sector agropecuario, donde no existe una forma asequible, práctica y a gran escala de reducirlo que no sea sacrificando el tamaño de los rodeos. Lo que quieren los activistas en Australia y en otros lugares es el fin de la industria de la carne bovina. Ged Kearney, miembro laborista de Melbourne, ha respaldado los llamamientos para reducir el consumo de carne y llevar a los australianos a dietas basadas en plantas”.
“En el Parlamento, los laboristas votaron a favor de legislar un objetivo de reducción de emisiones del 60% para 2030, un 15% más alto que el objetivo del 45%, lo que arruinará la economía. Los puntos de vista extremistas como estos abundan en todo el Partido Laborista, que fue infiltrado por los ‘verdes’ hace mucho tiempo”.
“Del mismo modo, los pedidos para reducir las emisiones de metano del sector del gas, una fuente de combustible crítica que complementa la creciente proporción de energías renovables en nuestra red eléctrica, mediante el cierre de la producción y la generación eléctrica a base de ese insumo, es una invitación al tipo de caos que estamos presenciando en Europa en este momento”.
“En el Reino Unido, unos once millones de hogares están sufriendo un rápido aumento de los precios de la electricidad, con un aumento del 12,5% desde octubre a la fecha. Las fábricas que producen acero, papel, vidrio y cemento, entre otras, están deteniendo la producción debido a la falta de disponibilidad de energía a valores viables”.
“Hemos reducido, y continuaremos reduciendo, las emisiones de metano de Australia de una manera que protege nuestra economía, los empleos y nuestro estilo de vida. Esto ha sido impulsado por el Fondo de Reducción de Emisiones, el esquema de compensación administrado por el gobierno más grande del mundo, que ha entregado con éxito más de 100 millones de toneladas de créditos de carbono. Es el plan adecuado para el momento adecuado”.
“La decisión de los socios comerciales más grandes e importantes de Australia de adoptar una meta neta cero para 2050 tendrá un impacto gradual pero duradero en nuestro país, dada nuestra condición de cuarto exportador de energía del mundo. Como podría decir cualquier propietario de una Pyme, una empresa que se niega a darse cuenta del cambio de preferencias de sus clientes está condenada a desaparecer porque es necesario vender los productos que la gente quiera comprar. Al llevar estas tecnologías prioritarias a la competitividad de costos con las alternativas existentes, crearemos nuevos empleos y abriremos nuevas oportunidades para exportar nuestros bienes y servicios al mundo”.
“Nuestro programa ‘Clean Hydrogen Industrial Hubs’, que contempla un monto de 464 millones de dólares australianos, por ejemplo, permitirá crear nuevas industrias y negocios en centros regionales, como Gladstone en QLD, Hunter Valley en NSW o La Trobe Valley en la provincia de Victoria. Bajo nuestro plan se crearán 62.000 nuevos empleos regionales netos en la minería y la industria pesada”.
“En las próximas elecciones, los australianos decidirán en quién confían para reducir las emisiones de carbono de Australia y, al mismo tiempo, mantener fuertes el país y la economía. Será una elección entre nuestro plan sensato y el ‘cheque en blanco’, con todo lo que eso representa, al Partido Laborista. Creemos que los australianos deben tener el poder de tomar las decisiones adecuadas para ellos y sus familias. En contraste, el enfoque laborista hará que el control de la economía y la vida de las personas se entregue a los activistas y los tribunales. Nuestro enfoque es el australiano; el laborista no”.
El metano implica el 50% de las emisiones que causan calentamiento global. Si no reducimos gases de efecto invernadero inmediatamente el clima entrará en un colapso irreversible que no le sirve a nadie, a ningún sector, a ningún país, y a ningún pueblo. La reducción de metano en el corto plazo es la UNICA manera de limitar el calentamiento global a 1.5C de calentamiento que establecieron los científicos climáticos del mundo. Los sectores inmediatamente al alcance para la reducción son gas/petróleo, agricultura y basura. Es FALSO que esto implique impactos negativos para el sector agrícola. Todo lo contrario. El acuerdo ofrece asistencia, promoción de investigación, compartir mejores practicas y colaborar globalmente para lograr reducciones en los tres sectores. El sector agrícola se beneficia por mejoras en eficiencia, productividad y generación de energía en la captura de metano. Todo positivo. Encima, el compromiso reconoce diferencias entre países asi que cada país puede participar como puede y hasta donde llega. Hay que sumarse a los esfuerzos de reducir el metano y dejar de mirarse al ombligo. No hay tiempo para demorar esta decisión. Argentina estuvo a la altura de la emergencia climática y el sector agrícola debe ubicarse en la emergencia climática que estamos enfrentando. Si no, perdemos todos.