Astor López es investigador del INTA de Sáenz Peña, que se ha venido especializando en suelos. La excusa para hablar con él fue un hecho histórico para esta región del sur del Chaco, que es nada menos que el centenario de esta estación experimental clave para el desarrollo del algodón en la Argentina. Fundada el 1 de agosto de 1923, es incluso previa a la creación de organismo tecnológico que hoy la cobija.
-¿Cómo puede ser la experimental más antigua que el INTA? Ahí me pierdo.
-Inicialmente en 1923, unos pocos años después de fundada la ciudad de Sáenz Peña en 1912, se creó la Chacra Experimental Algodonera. El INTA se fundó en 1956, unos cuantos años después. Entonces, inicialmente la chacra algodonera dependía del Ministerio de Agricultura a nivel nacional- nos explicó Astor. Cuando finalmente se creó el INTA la absorbió.
Esta orgullosa Estación Experimental, si bien es un referente a nivel nacional de la genética de algodón, tiene otras actividades como materia de sus investigaciones. Se analizan otros cultivos, tanto cereales como oleaginosas, también en forrajeras y tiene. El propio Astor tiene a su a cargo el área de Recursos Naturales donde se investiga sobre suelos, bosques y uso del agua.
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López es especialista en suelos y salta como leche hervida cuando le decimos que, debido a la expansión agrícola y ganadera hacia las provincias del norte, pone en jaque algunas zonas, porque “no todos los suelos sirven”.
“Eso de que no todos los suelos sirven es relativo”, nos reta. “Nuestro trabajo, fundamentalmente de agrónomos o de edafólogos, pero todos, sobre todo los productores, debemos encontrar cuál es la mejor utilidad para los suelos”, nos corrige el investigador, que desde hace años está abocado a la formulación del mapa de suelos de la provincia.
La idea de ese mapa es poder servir de guía para que los productores sepan qué pueden hacer en casa suelo, según su conformación y características. “Puede servir para hacer soja, girasol. Para el caso de suelos que son muy frágiles, a veces lo mejor que podemos hacer es conservarlo tal como están”, remarca.
“A través de un convenio que tenemos con el Gobierno provincial, hace más de 50 años se vienen haciendo la carta de suelos. Ya tenemos prácticamente (relevada) todo el área donde está la mayor cantidad de productores, que cuentan con la información. La carta de suelos sirve para planificar, para poder conocer cuál es el recurso con el que contamos para poder organizar las actividades. Obviamente no es la única herramienta, pero es una de las herramientas con la que deberíamos iniciar cualquier tipo de planificación”, define este investigador del INTA.
-Me imagino que de tu trabajo habrás llegado a una conclusión que muchos ignoran: El Chaco es muy diverso.
-Nuestro trabajo es muy utilizado porque la provincia del Chaco en particular tiene una gran heterogeneidad de suelos. En una chacra de 100 hectáreas hay tres, cuatro o cinco suelos distintos, que demandan o requieren distintos manejo y distintas actividades. Por lo tanto, al organizar una chacra tenemos que tener en cuenta justamente cuales son las cualidades o características del suelo para lograr el mejor resultado económico, pero también para conservar el recurso.
Astor nos desasna al contarnos que Chaco, como una provincia relativamente joven, no tiene predios irregulares como en otras regiones del país, sino que en la época de la colonización agrícola se decidió una división catastral en parcelas cuadradas de 100 hectáreas cada una, en las regiones de mejor aptitud agrícola.
100 hectáreas, 100 años. No es moco de pavo estar festejando un centenario.
-¿Qué te parece este debate sobre si el Conicet o el INTA sirven o hay que cerrarlos?
-Obviamente me imagino que conoces mi opinión. Obviamente sirven, por supuesto. Los extremos son malos, o sea el decir que no sirven. Yo creo que habrá cosas que hay que ajustar y cosas que valorar. Y habrá cosas que tal vez no sean tan necesarias como como se cree. Antes de ser tan categóricos en estas afirmaciones, deberíamos sentarnos a analizar esta situación.
-Y sobre todo preguntarle a los productores de algodón del Chaco…
–Sería fundamental. Modestia aparte, solamente habría que pararse en la entrada de la Experimental un día y ver la afluencia de los productores, que vienen a consultarnos mucho.