Smartium Agro es una Agtech rosarina que desarrolla distintas soluciones basada en la denominada Internet de las Cosas (IOT, por sus siglas en inglés). De hecho, se presenta como la Red de IOT para el agro más grande de Latinoamérica. Sus socios tecnológicos son el INTA, ARSAT, Cisco y AWS.
El fundador de Smartium Agro, Andrés Travacio, explicó a Bichos de Campo de qué se trata. “Hacemos Internet de las Cosas para el Agro, lo que significa conectar cualquier dispositivo a internet, y así una persona pueda seguir una vaca, una maquinaria, el estado del suelo o del clima. Todo desde su casa y a control remoto”.
El producto estrella de Smartium Agro y uno de sus primeros lanzamientos es un sensor lanza para silobolsas. E aparatito, en realidad, tiene múltiples sensores de humedad, temperatura y hasta de dióxido de carbono. Envían datos que, leídos por algoritmos inteligentes, detectan problemas de calidad y seguridad del grano almacenado en tiempo real. “Mide la calidad del grano almacenado, pero no sólo eso, sino que, ante casos de rotura del silobolsa te manda un alerta”, describió Florencia Bonicelli, integrante del equipo Smartium Agro.
Mirá la entrevista completa a Florencia Bonicelli y Andrés Travacio:
“Smartium es una mezcla de dos mundos, el del campo con el de la tecnología, con particularidades muy diferentes entre uno y otro, y a veces entendernos entre uno y otro es complicado. Congeniar todo eso y alinear equipos lleva tiempo”, apuntó Travacio. “La idea es que los productores puedan tomar mejores decisiones y optimizar su trabajo en el día a día”, agregó Bonicelli.
El corazón de Smartium Agro, según Travacio, es el de “potenciar tecnologías que no son desplazadoras de trabajo en el campo, sino que todas las capas de información que vamos generando le permiten al productor hacer Inteligencia Artificial, usando muchos menos recursos”.
Dentro de la paleta de productos de la empresa también hay estaciones Meteorológicas (LoRAIN e iMetos ECO D3), que brindan al productor parámetros de lluvia, humedad y temperatura, y que permite planificar, organizar y optimizar las tareas y los tiempos, con resultados económicos.
“Tenemos dos estaciones, una más simple y otra más compleja. La básica mide temperatura, humedad y pluviómetro, y te manda alertas para tomar decisiones. Y la más compleja es del tipo agronómica, ya que mide intensidad y dirección del viento, con lo cual favorece decisiones de aplicaciones de productos”, desarrolló Travacio, y resaltó que “al ser datalogger, permiten incorporar otro tipo de sensores como los freatimetros para medir la influencia de la napa”.
Acerca del grado de adopción tecnológica de parte de los productores, Travacio reveló que “el INTA viene haciendo un trabajo muy interesante desde 1980 a la actualidad, en donde evalúa cómo es la curva de adopción de distintas tecnologías por parte del productor argentino, y hay un abismo entre las tecnologías blandas y las duras como el caso de la maquinaria. La predisposición a incorporarlas es totalmente diferente”.
Travacio recordó que con los sensores empezaron en 2013 con una tecnología israelí. La probaron en unos campos pero vieron que las prestaciones de esa tecnología no eran las adecuadas para la situación de Argentina por las grandes distancias que había que cubrir.
“En Israel había campos con menores superficies y acá había que cubrir cientos de kilómetros. Además, la distancia entre poblados es larga, y al tener baja densidad poblacional se complica. No podés poner una torre al lado de la otra. Hoy lo vivimos con la cobertura del servicio de celulares”, explicó.
Por esa geografía de Argentina, de baja densidad poblacional y grandes distancias, desde la empresa notaron que esa primera tecnología incursionada no fue buena, razón por la cual empezaron a ensayar otra tecnología de comunicaciones, que es la que usan actualmente. Se llama LoRa. “Hay una alianza global y también para Argentina y América del Sur hay una banda o frecuencia especial asignada, que está homologada. Entonces seguimos esos protocolos”, remarcó Travacio.