El analista de mercados agrícolas Carlos Etchepare afirmó en las últimas horas que una resolución de la Secretaría de Agricultura a cargo de Fernando Vilella, contra lo que se presuponía en este nuevo gobierno, genera las condiciones como para permitir que las grandes cerealeras depriman artificialmente, y cuando la cosecha está muy avanzada, los precios del trigo que pagan a los productores.
“A todos nos sorprendió una norma que dicto la actual Secretaria de Agricultura, encabezada por el ingeniero Fernando Vilella. Esa norma es la repetición de normas que, claro, eran costumbre que se implementaran en el gobierno anterior. Pero se suponía que en un gobierno que hace de la libertad de comercio entre privados el leit motiv de su campaña electoral, estas cosas no iban a pasar”, dijo Etchepare en su columna en Canal Rural, a modo introductorio de este asunto.
Bichos de Campo dio cuenta este viernes de esa resolución polémica. Argumentando que la sequía segía provocando grandes daños a la producción de trigo (lo cual no es exactamente así, porque se estarían obteniendo un volumen de 15 millones de toneladas, cercano a los promedios históricos), esa norma otorga “una Prórroga Automática Excepcional de 30 días corridos, contados a partir del fin de embarque a las DJVE con fecha de fin de embarque comprendido entre el 1 de febrero y el 29 de febrero de 2024, y de 60 días corridos a las DJVE con fecha de fin de embarque comprendido entre el 1 de marzo y el 31 de marzo de 2024, para la partida arancelaria 1001.99.00 (Trigo pan)”, según el primer artículo de la Resolución 5/2024, firmada por el secretario Vilella y publicada en el Boletín Oficial.
En declaraciones al diario La Nación, el presidente de la Cámara de la Industria Aceitera y el Centro de Exportadores de Cereales (Ciara-Cec), Gustavo Idígoras, indicó que “esta resolución fue tomada por el Gobierno por la fuerte concentración de embarques en febrero y marzo, heredados de la sequía y de los ´volúmenes de equilibrio’ que llevaban a problemas de logística exportadora, por eso las reprogramaciones a 30 y 60 días”, explicó. Según la misma fuente, la medida implicará que se posterguen hasta mayo unas 5 millones de toneladas de embarques, una mercadería valuada en unos 1000 millones de dólares.
La propia resolución oficial argumenta que “se generó una inusual concentración en los meses de febrero y marzo”, que esta media desactiva, al permitir a los exportadores volver a patear pra adelante embarques ya declarados hace varios meses, como sucedió en los últimos años.
El conocimiento previo de esta prórroga es una hipotesis que sirve para explicar además por qué las cerealeras no se apuraron a anotar nuevas DJVE para trigo 2023/24, como sí hicieron con el maíz y otros granos, frente a la posibilidad concretar de que en pocos días más aumentan del 12 al 15% las retenciones a la exportación que cobra el gobierno.
Etchepare, que es un histórico conocedor del mercado de granos, analizó esta decisión como una clara jugada del gobierno a favor de las grandes exportadoras, que de algún modo terminará perjudicando al productor. Dijo que se repetía el escenario semejante al de las últimas gestiones, ya sea con Julián Domínguez o con Sergio Massa como ministros a cargo del área.
El especialista reconoció que los trigos, a nivel internacional, han bajado sus precios en el orden del 20 al 25% en el ejercicio 2023, y que esa situación se trasladó al mercado local. “La posición enero 2024 estuvo en algún momento por encima de los 250 dólares y ahora está en el orden de los 220 dólares”, afirmó. Reconoció que la baja aquí ha sido menor a la del mercado mundial, pero aclaró que eso se explica porque los productores venden a cuentagotas una cosecha escasa luego de la gran sequía del año pasado.
Además señaló que se registra una demora de entre 5 y 10 puntos porcentuales en el avance de la cosecha de trigo 2023/24, que de todos modos ya se ha cumplido en más de 80% de los lotes. Esto ha permitido que una producción de 12,6 millones de toneladas (sobre una proyección de 15,1 millones) ya esté recolectada y bien guardada. ¿Por quién? Ahí parece estar el problema.
Según cuentas que presentó Etchepare, el precio FOB oficial del trigo esta en 244 dólares por tonelada, y como los derechos de exportación se llevan 29 dólares (12%) y los gastos del exportador rondan los 13 dólares, la paridad teórica del trigo (el valor que podrían pagar las cerealeras) estaría en torno a 196 dólares. Eso al menos si no quieren perder dinero operando a contramargen.
Pero el precio de mercado está en 220 dólares, lo que equivale a decir que, si salieran a comprar trigo ahora, las exportadoras estarían trabajando con un balance rojo de 24 dólares por toneladas. En pesos, el trigo vale hoy 180 mil pesos, pero las cerealeras podrían pagar solamente 169 mil pesos.
¿Quién sostiene entonces los precios? La industria molinera, que ahora puede trasladar ese costo a los precios de la harina, que han sido desregulados por la eliminación del FETA y lo extinción de los Precios Cuidados.
Etchepare revisó los datos de compras y ventas de trigo por parte de la exportación, concluyendo que todavía le resta salir a comprar una gran cantidad del cereal si quiere cumplir con los plazos de sus embarques sin sufrir penalizaciones. Calculó que la Argentina tiene compromisos de exportación por 6,3 millones de toneladas, de las cuales ya embarcó 700 mil en diciembre. Por lo tanto, la exportación necesita 5,6 millones de toneladas. El analista no está seguro de qué tenga tanta cantidad.
Para cumplir sus embarques debería salir a comprar lo que está en poder de los productores y, eventualmente, operar a contramargen. De las 12 millones de toneladas que ya cosecharon, los exportadores se llevaron 4,3 millones y los molinos otros 1,2 millones. Es decir, 5,5 millones. Pero quedan 6,6 millones de toneladas, la mayor parte en poder de los productores.
“Lo cierto es que hay trigo, las exportadoras podrían cumplir con los compromisos que asumieron”, indicó Etchepare, quien estimó que la prórroga les sirve para dilatar esas compras y evitar este mercado recalentado. Por otro lado, al gobierno esta situación le sirve -al descomprimir la demanda- para que no siga subierno el precio interno de la harina.
“Esto se arreglaba dejando que el mercado actúe libremente. Si no puede cumplir con sus DJVE, el exportador debía pagar la multa o salir a comprar el trigo que necesita más caro. Peor me parece que en la Secretaría de Agricultura no escucharon a su presidente “, finalizó Etchepare.
Esta es su columna completa:
Que pasa muchachos…??? No les gusta tampoco…lo votaron con las 2 manos…
Creyendo que es mago lo voté. Pero hubiera votado a un oso si fuera necesario, para detener el robo de los maleantes en el Poder.
Entonces cuando vendas el trigo no llores a llorar a lujan
El problema radica en nombrar burocratas o académicos en posiciones ejecutivas
Vilella lo es, no sabe lo q es pagar un sueldo, una sequía o una inundación
Necesitamos productores genuinos en los puestos q deben tomar decisiones