Matías García es ingeniero agrónomo, investigador del CONICET y docente de las universidades de La Plata y Arturo Jauretche. Junto a diversos grupos de investigación y a una organización de productores (MTE Rural, ahora denominada Federación Rural) se ha dedicado a estudiar la agricultura familiar de los periurbanos productivos y hace unas semanas estuvo presente en el Segundo Encuentro Nacional y Congreso Científico Periurbanos Hacia el Consenso realizado en Tecnópolis.
Como nos pareció muy interesante la charla que dio, desde Bichos de Campo fuimos a entrevistarlo para seguir reflexionando sobre este tema.
Lo primero que nos dice Matías es que considera que la agroecología es el camino que debe seguir la agricultura familiar no solo por ser un modelo beneficioso para quienes viven y trabajan en el campo, sino para el resto de la sociedad que consume esos alimentos, y por el uso responsable de los bienes comunes.
“Representa una alternativa a un modelo hegemónico que los expulsa de la producción, que los explota, los enferma y los condiciona a una vida cada vez peor”, asegura, pero en seguida agrega: “Así planteado parecería muy fácil la decisión a tomar pero no tan fácil el camino que implica producir en forma agroecológica”.
Prosigue: “Más específicamente, en el caso de la actividad hortícola de La Plata, los esfuerzos que se vienen realizando para transitar hacia una producción agroecológica enfrentan barreras relacionadas con la falta de información y asesoría técnica, el temor al riesgo por parte de los productores, un mercado irregular y abusivo de arriendo de la tierra y la dificultad para ser propietarios”.
En su opinión, a todo esto se le suman condiciones precarias de infraestructura, la demanda insuficiente de alimentos saludables, el lugar marginal que hasta hace poco ocupaba la agroecología en las políticas públicas, las relaciones de género y subordinación de la mujer y un ciclo de reproducción intergeneracional del modelo productivo heredado y aprendido de los patrones y padres, entre otros.
“Estas circunstancias explican que, pese a grandes esfuerzos de las organizaciones de productores y consumidores, y políticas públicas a veces diletantes, la relevancia de la agroecología sigue siendo reducida”, enfatiza.
“Esto no implica que el camino sea incorrecto, significa que se deben morigerar/eliminar esas limitaciones y obstáculos y no dejar que eso se transforme en un árbol que nos tape el bosque de una inmensa mayoría de agricultores que no pueden/quieren embarcarse en esta alternativa, y para los cuales también deben pensarse políticas activas”.
-La agroecología implica ahorro de dinero en insumos pero a la vez más trabajo…
-Sin dudas es ahorradora de insumos externos. Y esto no solo conlleva una ventaja económica, sino que además posibilita reducir la dependencia externa de este agricultor, cada vez menos autónomo y limitado en su accionar. También implica más trabajo, cuya total o justa remuneración no siempre logra ser apropiada por estos productores.
-¿No le parece que recarga a la mujer?
-La agricultora familiar esta recargada, con o sin agroecología. En el caso de la horticultura de La Plata, el varón trabaja en promedio 10 horas diarias, mientras que la mujer lo hace 8 horas. Estas 8 horas son dedicadas por la mujer para el trabajo productivo, ya que si se le suman las 4-5hs que les dedica a las tareas reproductivas (de lavado, cocina, cuidado de infancias/adultos/enfermos, entre otras tareas), da una (sobre) carga de trabajo de 12-13hs diarias, sin ningún día de descanso a la semana.
-¿Y los hijos? Según su artículo la mayoría trabaja pero no por eso abandonan la escuela…
-La familia hortícola, al menos de La Plata, es predominantemente nuclear, compuesta por los cónyuges y dos hijos/as. La composición familiar, junto a la muy baja contratación de trabajo no familiar, se traduce en la intensificación del trabajo de los cónyuges y en la participación desde muy temprana edad de los hijos e hijas para completar el trabajo requerido por una actividad intensiva en el uso de todos los factores. El 48,9% de los hijos de 10 y más años manifiesta trabajar en promedio 6 horas diarias en la horticultura, pudiendo entonces establecerse un piso, ya que este dato surge de una encuesta en donde la subdeclaración es previsible. Esta participación laboral no se traduce en abandono escolar: la asistencia educativa de los hijos es generalizada.
-¿Le parece que la agricultura familiar está romantizada por algunos sectores?
-Depende de qué se entiende por “romantizar”. La agricultura familiar que podríamos definir en forma estricta (aquellas familias que viven en el campo y aportan casi todo el trabajo) lejos se encuentran de una situación de idilio, por lo que no concuerdo con esa percepción y más aún, resulta reaccionaria a una situación actual que exige cambios.
-¿Entonces?
-Pero si la “romantización” aludida se la entiende en un sentido de enaltecer o ensalzar un modo de vida elegido y su aporte a un modo de producción más sano y justo, concuerdo ya que ese discurso apuntaría a la defensa de un sector largamente mayoritario de un campo casi invisible en la percepción del resto de la sociedad, cuyo aporte particular y colectivo no solo es deseable sino que también es necesario.
-Para ser de la agricultura familiar, ¿qué promedio de superficie en producción se debe tener?
-Eso depende de muchas variables, como la actividad productiva, la región, las características edafoclimáticas y la tecnología, entre otras. Para el caso de la horticultura intensiva de La Plata una unidad económica debería contar con 4 a 5 hectáreas, según sugieren referentes del INTA y organizaciones del sector como Federación Rural, UTT, CANPO. Superficie necesaria (más no suficiente) no sólo para un ingreso digno para una familia horticultora, sino que también procurando una producción más sostenible: rotación y descanso del suelo, menor superficie bajo cubierta y por ende menor uso y dependencia de agroquímicos, entre otros.
-¿Y se logra llegar a esa superficie?
-Con el paso del tiempo y de las transformaciones en la estructura hortícola, se agudiza el problema de la distribución de la tierra en la horticultura platense por un fenómeno de polarización productiva. Por un lado, hay pocos productores muy grandes, y muchos productores muy pero muy chicos. Mas específicamente, más de la mitad de los productores trabajan en quintas de menos de 1,5 hectáreas, existiendo la certeza que dicho porcentaje es muy superior en la actualidad.
-Usted menciona canales alternativos y cortos de comercialización para estos productos. ¿Cuál sería el ideal y cuál es hoy el posible?
-Uno de los principales ejes que dieron origen y permitieron crecer a las organizaciones de productores (UTT, o el MTE Rural, ahora Federación Rural) fue el trabajo sobre la comercialización. Sucede que la comercialización convencional le quita poder de negociación al pequeño productor y, por ende, le impide apropiarse de una mayor parte del valor generado. Ante ello, las organizaciones buscaron fortalecer el poder de negociación en los canales convencionales mediante la integración horizontal y/o vertical pero también impulsando los Canales Alternativos de Comercialización que tienen como ventaja la reducción de los eslabones de intermediación (lo que posibilita una mayor apropiación del valor generado y eventualmente un mejor precio para el consumidor), el fortalecimiento de del circuito de comercialización y el impulso para que la agroecología sea viable y logre desarrollarse.
-¿La venta de bolsones son uno de estos canales cortos?
-Sí, como también lo son las ferias, locales propios de las organizaciones, sistemas de suscripción sobre la base de la distribución periódica de lotes de productos de composición preestablecida, la venta por internet, o la distribución directa por parte de los productores a instituciones del Estado. Pero este encadenamiento Organización – Agroecología – Canales Alternativos de Comercialización es tan fuerte como el más débil de los eslabones… que es el del comercio.: los datos muestran una reducida participación de productores en el circuito, con una baja frecuencia de ventas y un mínimo porcentaje de participación en función de su producción. Y esto es atribuible no tanto a la oferta, sino a los impedimentos de esta circulación alternativa y en segundo lugar a la demanda.
-¿Qué limitaciones tiene esta propuesta de canales alternativos’
– La logística e infraestructura, y a veces actividades poco estandarizables, lo que conlleva poca capacidad de ganar eficiencia por escala. Todo esto se traduce en dificultades para expandir la venta o en el desmedido esfuerzo de productores/militantes comprometidos en el intento de sostener la experiencia. Si a ello se le agrega una oferta agroecológica que no crece como uno esperaría, y una demanda de estos productos en estos canales que aun teniendo un fuerte crecimiento durante la pandemia no logró ni logra mantenerse, da como resultado un canal más que alternativo, complementario al canal tradicional.
-¿Cuál es hoy el mayor obstáculo de la agricultura familiar?
-Hay muchos problemas, algunos más importantes, otros más urgentes y no suelen coincidir. Problemas técnicos, tecnológicos, de asesoramiento, de infraestructura, comerciales, de mano de obra, de información, de financiamiento. Pero estoy convencido de que en esta madeja enredada de problemas, el principal es la forma de acceso a la tierra.
-¿Por qué?
-La forma actual repercute de diversas maneras, siendo responsable de menores ingresos, incertidumbre, limitaciones a la transición hacia modelos productivos más sustentables, escalas productivas cada vez menores, intensificación en el uso de la tierra y del capital, mal uso de los bienes comunes (contaminación, degradación, afección a la salud), explotación de la fuerza de trabajo, condiciones de vida (vivienda, calidad del agua, entre otras) deficientes, entre otras. El obstáculo y más aún, una de las principales causas de expulsión del agricultor familiar, es la tierra.
Son unos mercenarios. Dos veces te negó o relativizó los de la “romantización” y se la adjudicaron igual al entrevistado. Claro! ademas todos los que hablamos de AF no hablamos “en serio” no? Atorrantes!
Al contrario Manu Vera. Volvé a leer y descubrirás que el título esconde un elogio al entrevistado, al cual consideramos serio, y del cual pensamos que no romantiza los temas de los que habla. Pero volvé a leer eh!
¿Cuál sería la visión “romantizada” de la agricultura familiar y cuáles sus exponentes?
Uf, hay muchísimos. estaría todo el día mencionando militantes que no tienen idea de cómo se siembra y hablan de la agroecología como la salvación de la humanidad. Pero como cansan, justamente por eso entrevistamos a García. Saludos.
Bueno, agricultura familiar y agroecologia no son lo mismo. Entiendo el punto, pero considero un enfoque un poco reduccionista