“Hasta el momento recibimos 523 adhesiones. Si nosotros tenemos esta cantidad de adhesiones en solo dos o tres días, es una señal significativa de que hay un malestar muy grande entres productores mayoritariamente de cría”, informó Carlos Baravalle, el pequeño ganadero de Córdoba que se ha declarado en rebeldía frente al nuevo sistema de caravanas electrónicas que quiere imponer el gobierno de Javier Milei al sector a partir de 2026.
Los datos facilitados a Bichos de Campo por Baravalle, que pertenece a la agrupación Bases Federadas, desde donde se puso en marcha esta campaña de adhesiones en contra de la obligatoriedad de la trazabilidad individual de los bovinos, son del sábado a la mañana, y entonces bien pueden haber crecido. De hecho, es llamativo que otros sectores de productos autoconvocados, que parecen estar en las antípodas ideológicas de los ex federados, se han sumado a esta recolección de firmas. Lo que los une es el malestar frente a una imposición que parece no servir para demasiado a los propios ganaderos que deberán pagar 1,70 dólares para poder poner los chips electrónicos a cada ternero que nazca desde el próximo año. Como son unos 15 millones de terneros, se trata de un gasto adicional de más de 25 millones de dólares anuales.
Baravalle, que fue el primero en anunciar que no pondrá dichas caravanas a sus terneros, comentó que de las más de medio millar de firmas recolectadas desde que se lanzó la campaña el 62% corresponden a productores de cría, el 24% a los de ciclo completo, el 6% a recría, un 10% a lechería, un 2% a feedlots y un 8% a otros productores. Las adhesiones a esta campaña llegan además de todos lados: Buenos Aires, Catamarca, Chaco, Córdoba, Corrientes, Entre Ríos, Formosa, La Pampa, La Rioja, Mendoza, Misiones, Neuquén, Río Negro, San Luis, Santa Fe, Santiago del Estero y Tucumán.
“El malestar es grande y yo creo que los funcionarios están a tiempo de reflexionar y decir: ‘dejémoslo voluntario y que el mercado vaya regulando’. Estoy seguro de que muchos productores después se van a incorporar. Aquel que quiere mejorar la recolección de datos que lo haga, bienvenido sea. No estamos en contra de la tecnología sino de que sea una imposición”, dijo Baravalle a este medio.
Impulsado básicamente por el titular de ARCA, Juan Pazo, y su concuñado el secretario de Agricultura, Sergio Iraeta, el sistema de trazabilidad individual de los bovinos fue reglamentado rápidamente por Senasa, mediante la habilitación de caravanas electrónicas que contienen los mismos datos que llevan ahora las tradicionales caravanas plásticas, pero permiten un sistema de lectura más veloz, que a su vez facilita el manejo de grandes volúmenes de datos. Lo curioso es que, en un oficialismo que presume ser “liberal” y respetuoso de las decisiones individuales, desde el vamos la gestión libertaria planteó el cambio como obligatorio. Y luego de una fallida licitación, también cargó todos los costos sobre el sector criador.
Las entidades de la Mesa de Enlace (salvo algunas confederaciones más díscolas de CRA) han avalado este cambio de sistema. Pero desde Bases Federadas, que es un desprendimiento histórico de la Federación Agraria, Baravalle planteó su disidencia en vos alta.
-¿Por qué te nació esta rebeldía a la identificación individual electrónica que propone u ordena el gobierno?
-La rebeldía nace en cuanto se marca como una imposición. Ahí es donde viene la rebeldía. Uno sabe de los costos que tienen todos los ganaderos de cría, sabe cómo impacta cada costo y además sabe que tenemos otras cuestiones que son prioritarias a la hora de mejorar nuestra eficiencia reproductiva, que se mide en índices de preñez y de destete.
Para mejorar su propia eficiencia, Baravalle desde hace más de diez años está abocado al desarrollo de una planilla ganadera que le permite “encontrar los errores por los cuales los productores no podemos superar índices”, según describe, que a nivel nacional son bastante pobres, como tener nacimientos promedios de 62 terneros cada 100 vacas.
“Uno conoce del tema y sabe que este sistema (por los chips electrónicos) puede funcionar en otro en otro modelo, como es el feedlot, Pero en la etapa de la cría, no solamente no va a mejorar absolutamente nada”, determinó Carlos, dando cuenta de que “ese costo de imposición está orden de 1,70 dólares por caravana”.

“Los pequeños y medianos productores lo que van a hacer es decir: ‘tengo este costo que me lo imponen, cómo hago para suplantar ese costo por reducción de otro costo. Entonces, es muy posible que algunos productores bajen costos de otros lados. Por ejemplo, puede ser del servicio del tacto, o pueden ser del servicio de los exámenes de toro”, razonó. Esos otros costos que quizás sean la variable de ajuste, según el ganadero, “sí son prioritarios para nosotros y sí van a tener una incidencia negativa a la hora de los índices”.
En definitiva, Baravalle considera que la trazabilidad individual tal como está planteada “no vamos a tener beneficio alguno y, todo lo contrario, es una carga más para un montón de productores que justamente en esta época del año tendríamos que estar muy abocados a otras cosas que tenemos que hacer, porque estamos en plena época de servicio y tenemos que ver que la condición corporal de las vacas o controlar la carga animal”.
El productor rebelde acepta que quizás el sistema de lectura de los chips electrónicos pueda ser muy útil para la administración de los feedlots o los engordes a campo. De hecho, sabe que “ese modelo lo están utilizando para la medición en cuanto a ganancias diarias y todo eso”, aceptó.
Pero objetó: “Es como que quieran hacer un copia y pegue y ponerlo en cría, que es absolutamente otro visión. Es como comparar gordura con hinchazón, una cosa así. Pero no porque funcione algo en un modelo, va a funcionar en la cría”.
Lo más curioso es que serán los criadores quienes deban pagar por un sistema que, en todo caso, será de mayor utilidad para las etapas siguientes de la cadena ganadera. “Nosotros decimos que uno de los puntos por los cuales estamos en la negativa es que hay un traslado del costo, que usualmente lo tenía el feedlotero, hacia el criador”, señaló el dirigente.
“Es irrisorio, porque ese productor que tiene 60 vacas tiene otras prioridades. Es mucho más importante gastar ese dinero en inyectar genética, aplicar una vacuna cualquier otro costo más necesario”, enfatizó.
“Entonces, digamos, yo no estoy en contra del modelo en sí, porque vos tenés a lo mejor productores que tienen 300 o 500 madres, y a lo mejor les es útil para la recolección de datos en el momento de una vacunación o de una inseminación. Pero nosotros decimos que hay otras cosas prioritarias”, objetó.

-¿Y cómo te está yendo con esta rebeldía?
-Mirá, nos hemos vinculado con muchos productores que están en Bases Federadas y en otras organizaciones, y hemos recibido mucho apoyo, incluso de personas que filosóficamente pensamos distinto. Y todos coincidimos en algo: Si es tan buena la trazabilidad, ganate el mercado, y cuando el productor vea ese beneficio en el precio del ternero, lo irá incorporando. Es lo que corresponde, ¿no? Porque si no es una imposición que además va a traer un montón de problemas.




