La precandidata a diputada nacional por la provincia de Buenos Aires, Manuela Castañeira, aseguró que es necesario incrementar las retenciones al agro para ubicarlas en un 50%. Pero, lamentablemente, llegó un poco tarde.
“Hay que meter un 50% de retenciones al agro, prohibir las exportaciones de la carne y dejarse de joder”, aseguró, desafiante, la precandidata del Nuevo MAS en declaraciones realizadas a Infobae.
El consultor y analista de mercados agrícolas, Pablo Adreani, rápido de reflejos le dedicó en redes sociales unas palabras a la socióloga de 36 años de edad. “Te informo y educo con todo respeto. Entre las retenciones actuales, la brecha entre el dólar oficial y el ‘blue’ y el no ajuste de balances por inflación, el campo ya paga el equivalente del 70% de retenciones”.
Estimada Manuela Castañeira, no se quién sos ni a que te dedicas. Te informo y educo con todo respeto. Entre las retenciones actuales, la brecha entre el dolar oficial y el blue y el no ajuste de balances por inflacion el campo ya paga el equivalente del 70% de retenciones. https://t.co/kbAx2FTZ7h
— Pablo Adreani (@PabloAdreani) August 21, 2021
Para aquellos ajenos al sector agropecuario puede parecer una exageración, pero es la triste realidad. En la actualidad el impuesto más gravoso para la actividad agrícola no son los derechos de exportación, sino las “retenciones cambiarias” generadas por el “cepo cambiario”, las cuales superan el 40%.
Eso porque mientras que el tipo de cambio oficial, es decir, intervenido por el gobierno nacional, se encuentra en 97,3 $/u$s, el dólar MEP cotiza en 169,3 $/u$s. En otras palabras: los productos exportados, como los agroindustriales, reciben muchos menos pesos de los correspondientes por cada dólar generado, mientras que, como contrapartida, aquellos que solicitan dólares para concretar importaciones pueden hacerlo a un precio subsidiado de la divisas, siempre y cuando, claro, cuenten con el aval del funcionario de turno que maneja la “canilla” de divisas.
Gran acontecimiento: La soja MEP superó por primera vez los 58.000 $/tonelada
El segundo impuesto son los derechos de exportación propiamente dichos, a través de los cuales se aplica una alícuota fija sobre el valor FOB de la operación de comercio exterior, que en el caso del poroto de soja, por ejemplo, es del 33%.
Luego de esa doble retención, si queda alguna utilidad, la misma pasa a tributar Impuesto a las Ganancias, el cual se aplica sobre utilidades tanto reales como ficticias, porque el Estado no permite que los balances se puedan ajustar por inflación, que, recordemos, se encuentra en un 51,8%.
Por último, si bien no lo mencionó Adreani, pero también opera como una suerte de “tercera retención” encubierta, los valores internos del trigo y el maíz están artificialmente deprimidos en el marco de un sistema de “autorregulación privado” con vigilancia estatal, denominados “mesa del trigo” y “mesa del maíz”, en el cual participan exportadores, molinos harineros y acopios.
Adicionalmente, el sector oleaginoso debe aportar 190 millones de dólares anuales, por medio de un “fideicomiso aceitero”, para mantener a raya los precios internos de aceites vegetales comestibles destinados al público minorista.
Así que, estimada Manuela, el gobierno actual ya te ganó de mano, por lejos, con la propuesta de implementar retenciones superiores al 50%, sólo que lo hizo a través de diferentes estrategias para que pase más desapercibido el brutal manotazo impositivo.