En abril de 2022 se inició un trabajo conjunto entre el Instituto Argentino de Normalización y Certificación (IRAM) y la entonces Dirección Nacional de Lechería, para crear la norma IRAM 14400, denominada “Buenas prácticas para la producción lechera bovina (BPL)”, que certifica procedimientos, condiciones y controles que se aplican en el tambo para preservar la inocuidad y calidad de la leche producida, la seguridad de las personas, el bienestar animal y el cuidado del ambiente.
Dos años y medio después, este viernes, desde la Secretaría de Agricultura anunciaron las primeras unidades productivas en conseguir la normatización.
Esto está en línea con un año en el que se apuntó a la promoción productiva en la que se fomentaron los créditos, el alineamiento de políticas con las provincias a través del Consejo Federal Lechero, pero también de la llegada directa a los tambos, siendo las provincias de Córdoba y Santa Fe, las que promovieron las buenas prácticas. Esto se remarca con la puesta en marcha de las certificaciones.
Es entonces que la IRAM 14400 ya es oficial en dos tambos: San Carlos de la empresa El Lahual, y Don Emilio SRL del Grupo Mharnes, ambos de Villa María en Córdoba, son los primeros en acceder a la certificación, a partir de una tarea en la que estuvo involucrada la Dirección Nacional de Lechería y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria, además del gobierno provincial.
Con unas 600 vacas en ordeño, el tambo San Carlos se destaca por tener una producción individual que supera los 40 litros promedio por día, contando con el uso de la aplicación gratuita del INTA, Lecheck, que permite relevar las buenas prácticas en establecimientos lecheros, con reportes constantes, que ayudan a orientar las tareas.
La familia Giraudo en su tambo Don Emilio SRL, tiene 800 vacas en ordeño, promediando los 35 litros diarios por animal, siendo relevante la certificación ya que la empresa también produce sus propios lácteos.
Lo que refleja la información oficial es que una vez realizados los análisis iniciales, ambos establecimientos comenzaron a trabajar individualmente con una consultora para cumplimentar con las pautas normadas.
Con visitas periódicas, una vez logrado el objetivo de las auditorías del IRAM, se entregó la certificación que abre ahora la posibilidad en lo inmediato a dos tambos más de recibirla, pero también al resto de los interesados en cumplir con normativa que será clave para mejorar la posición en la cadena lechera internacional, que cada vez es más exigente desde el consumo.