El kale es un cultivo de la familia de las brasicáceas y es primo del brócoli y el repollo. También es conocido como col rizada o col berza. Es un alimento originario de Asia que posee importantes propiedades nutricionales. Pero al ser cortadas las hojas de la planta, éstas se degradan rápidamente, comienzan a perder color y atractivo visual.
Para buscar una solución a ese problema se realizó un estudio en el cual participaron técnicos de la Facultad de Agronomía de la UBA (Fauba), el CONICET y la Universidad Nacional de la Plata (UNLP), quienes descubrieron que cortar las hojas de kale por la tarde, en vez de hacerlo por la mañana, triplica el tiempo en que se mantienen sus beneficios.
Emiliana Sánchez, docente de la cátedra de Horticultura de la Fauba, aseguró que “como se sabe que el metabolismo de las plantas va cambiando a lo largo del día, junto con investigadores del Instituto de Fisiología Vegetal de la ULNP (Infive-CONICET), evaluamos si el momento del día en que cosechamos las hojas de kale modifica la velocidad a la que pierden propiedades, y encontramos que sí”.
El procedimiento que realizaron para esta investigación fue el siguiente: en un mismo lote cortaron hojas en tres horarios distintos, a las 8:00, a las 13:00 y las 18:00 horas, las colocaron en bandejas de plástico y las dejaron a 20 °C en la oscuridad. Cada tres días, y hasta llegar al noveno día, se midió desde el amarillamiento de las hojas hasta los contenidos de clorofila, proteínas, azúcares y antioxidantes.
El estudio mostró que cosechar a la tarde ayuda a que las hojas de kale puedan extender sus distintas propiedades. Incluso, las hojas cosechadas a las 18:00 recién mostraron señales de degradación al noveno día, mientras que aquellas que se cosecharon a las 8:00 ya estaban amarillas al tercer día.
El kale es un alimento que aparece cada vez más en los platos de los argentinos. Por eso, desde la Fauba comenzaron a estudiarlo hace más de cinco años, cuando algunos productores se acercaron a la institución para consultar cómo producirlo, dado que era creciente la cantidad de comerciantes que empezaban a demandar el alimento.
Se recomienda, al momento de prepararlo, hornear o hervir el kale, dado que la estructura rugosa que tiene no lo hace agradable para consumo en fresco. Un atado de kale se comercializa en comercios minoristas en un rango general de 130 a 150 pesos.