Diego Cifarelli presentó esta tarde su renuncia a la presidencia de la Federación Argentina de la Industria Molinera (FAIM) en medio de la polémica que divide hace meses a los socios de la entidad y que la colocó al borde de la fractura, por las sospechas que existen en torno al Fondo Estabilizador del Trigo Argentina (FETA) y su creación con la intención supuesta de favorecer a la empresa líder en el sector, Molino Cañuelas.
La renuncia de Cifarelli, que se haría efectiva recién dentro de tres meses, fue celebrada por un grupo importante de molinos que desde el vamos decidió no adherir a ese polémico fideicomiso, creado durante la gestión del ex secretario de Comercio, Roberto Feletti, y extendido hasta fin de 2023 por la actual gestión de Sergio Massa y Matías Tombolini, quienes incluso decidieron destinar 1,3% de las retenciones sojeras a financiar ese mecanismo.
De todos modos, el propio Cifarelli aclaró a Bichos de Campo que nadie le exigió su dimisión, sino que él mismo venía pensando en renunciar desde hace varios meses justamente cansado y fastidiado por la división interna entre los molinos que provocaba el fideicomiso.
“Durante los últimos 15 meses, he tenido que desviar totalmente el foco para lo cual he sido oportunamente contratado (proponer, gestionar y lograr políticas proactivas para el sector, etc, etc.), para avocarme a mediar entre los distintos asociados quienes tenían y tienen hoy, visiones estratégicas contrapuestas. Lo he intentado de diversas maneras generando espacios de consenso y puntos de encuentro, buscando superar las discrepancias existentes”, se lamentó el directivo en el texto de su renuncia.
El FETA tenía como objetivo central evitar que la suba del trigo que se produjo tras el inicio de la guerra entre Rusia y Ucrania, en febrero de 2022, impacte en los precios del pan común. Por eso Feletti -que venía machacando con la idea desde diciembre de 2021, implementó un subsidio directo a las harinas (primero fue a todas las calidades y luego se limitó solo a la triple cero). La medida fue un verdadero fracaso, porque el trigo bajó, pero los precios de la harina común y el pan subieron estos meses mucho más que la inflación.
Ese resultado confirmó las presunciones y consejos de todas las cámaras de la industria molinera, incluyendo la FAIM, que se habían opuesto a la implementación del fideicomiso triguero considerando que no ofrecería ningún resultado, porque la harina era apenas una parte pequeña del costo final del pan, de entre 15 y 20%. El gobierno desoyó todo esos argumentos, que recomendaban canalizar los subsidios directamente a las panaderías y consumidores, y no a la industria molinera.
¿Por qué Feletti insistió en implementar el FETA y Tombolini lo continuó a pesar de que al inicio de su gestión él mismo reconoció que no servía? Es la pregunta del millón. Lo cierto es que de un universo de 153 molinos hubo solo 20 que adhirieron a las compensaciones. Y que el mayor grupo harinero del país, Molino Cañuelas, fue el primero en adherir y cobrar suculentos anticipos por 1.300 millones de pesos.
Con un balance hecho a fines de marzo de 2023, cuando se agotaba la primera tanda de dinero destinada por el gobierno al FETA, Molino Cañuelas y su controlada Molino Florencia habían cobrado casi 70% de los recursos, unos 21.500 millones de pesos sobre un total de poco más de 30.000 millones. Según fuentes del propio grupo, ellos se vieron forzados a ingresar debido a la gran cantidad de alimentos procesados incluidos en el programa de Precios Cuidados. Pero según sus detractores, de este modo el grupo obtuvo capital de trabajo para seguir operando y ganar posiciones de mercado en medio de una situación financiera muy difícil, ya que se encuentra en convocatoria de acreedores desde fines de 2021, con un pasivo enorme, de 1.300 millones de dólares.
Toda esta controversia ya había sido motivo de una evidente fractura dentro de la FAIM, en una interna donde ganaron posiciones varios de los molinos que siempre rechazaron ingresar al FETA. Pero hasta ahora Cifarelli, que se inició trabajando en Molino Tasara y ahora tiene una distribuidora de harinas y otros alimentos en Junín, se mantenía en su posición neutral.
Esta tarde, sin embargo, la débil tregua que reinaba dentro de la Federación Molinera se terminó cuando se tomó conocimiento de una nueva resolución oficial destinada a premiar las harinas según su calidad. “Es una maniobra más para transferir dinero a los molinos del fideicomiso”, bramó una fuente del grupo mayoritario de molinos. La controversia aceleró la renuncia de Cifarelli. Varios molinos consideraban que más allá de expresar una postura neutral, el directivo finalmente terminaba siembre obedeciendo y jugando en favor de las posiciones de Molino Cañuelas.
Estas historias de subsidios y manejo de la lapicera, nunca terminan bien. El mas amigo de la lapicera, siempre saca partido a costa del resto. Y el resto, por supuesto que se enoja. Lo mas curioso es que notoriamente la cosa no funciona, y se empecinan en mantenerla. ¿Porqué?