Los primeros días del paro agropecuario lanzado por la Mesa de Enlace contra el intempestivo cierre de las exportaciones de carne dispuesto por el Gobierno Nacional se hicieron de taquito, por la combinación de un fin de semana extra largo, el malhumor reinante entre los productores, y otros etcéteras. Como sea, han transcurrido seis de los nueve días del cese de comercialización de ganados y ahora sí se comienza a poner espesa la cosa.
Este pequeño diccionario sobre el actual conflicto con el campo permitirá entender en qué situación estamos y nos dará la dimensión de que ahora sí, entre el miércoles y el viernes de esta semana, ingresamos en una recta de definiciones. Como conclusión se verá que la cuestión se puede encauzar o sencillamente desmadrarse.
Mercado de Liniers: Es el termómetro habitual para este tipo de protestas y recibió cero cabezas de ganado desde que comenzó la protesta el jueves pasado. De todos modos, por allí pasa solo 10% del ganado que se comercializa con destino a faena en el país, aunque colabora a definir los precios de referencia. Como no hubo operaciones, actualmente no existen esas cotizaciones. Por eso mal puede aparecer alguien diciendo que los precios de la hacienda ya han subido o bajado como consecuencia del paro. Y mucho menos conviene escuchas a gente como Diego Guelar, que tuiteó sin vergüenza que la carne ya había subido 14%. Descabellado.
Gracias al decreto de prohibicion de exportaciones, LA CARNE AUMENTO -hasta ahora- EL 14 % !!!!! pic.twitter.com/KnakYan8iu
— Diego Ramiro Guelar (@diegoguelar) May 24, 2021
Ventas directas de hacienda: La enorme mayoría del ganado no pasa por el Mercado de Liniers y es comprada directamente por los frigoríficos a los productores, en especial los más grandes. Los pequeños productores de pequeñas cantidades suelen vender sus animales en remates ferias en el interior, que se han suspendido de modo total en gran número (aproximadamente 70 subastas ganaderas fueron levantadas desde la semana pasada). Muchas se reprogramaron para la semana que viene, pero se suda si se podrán realizar.
Consignatarios: Son los intermediarios en el comercio de ganado que administran el Mercado de Liniers, y que se han visto preocupados por las versiones -nacidas desde la mismísima Casa Rosada- que hablaban de una intervención a ese tradicional centro de negocios ganaderos. Muy pendiente de la próxima mudanza al nuevo mercado ganadero de Cañuelas, este sector se ha plegado al paro agropecuario, prometiéndose solidaridades mutuas con la Mesa de Enlace en una reunión realizada el lunes. “Si tocan a uno nos tocan a todos”, se prometieron. Como sea, esta alineación asegura casi por completo que no haya negocios ganaderos hasta fines de esta semana, cumpliendo con el objetivo central del paro.
Matías Kulfas. Es un ministro importante del gobierno que piensa como experto en industria pero debe resolver un conflicto agropecuario, el de las exportaciones de carne y la suba de precios internos de ese alimento. En consecuencia, no entiende demasiado de lo que se habla ni todo lo que está en juego. El viernes mantuvo una larga reunión con enviados de la Mesa de las Carnes, que con mucha paciencia le trataron de explicar qué es la vaca conserva y por qué los feedlots no están ofertando suficiente hacienda terminada al mercado, entre otros puntos. Pero no está muy claro si finalmente entendió que el problema es más complejo de lo que parece y que la suba de los precios tiene múltiples ingredientes. +
La Mesa de las Carnes. Es un espacio vidrioso que no tiene demasiada institucionalidad y que se resucita cada vez que es necesario. Ahora la dirige Dardo Chiesa, que es un ex ruralista con buenos lazos con el gobierno actual y que reemplazó al ganadero David Lacroze, que era como culo y calzoncillo con el ex presidente Mauricio Macri. Es que la Mesa nació en 2015 con tono decididamente opositor a las intervenciones del kirchnerismo en el negocio de la carne, y a lo largo del gobierno de Cambiemos mantuvo una agenda muy intensa de reuniones con el ex presidente, que de todos modos no arrojó resultados muy significativos en materia de política ganadera. Ahora, de todos modos, vuelve a cobrar sentido en tanto es el lugar donde confluyen todos los interesas de la compleja cadena de ganados y carnes. Por eso en medio del paro asume el rol conciliador que no pueden ostentar los dirigentes rurales.
Mario Ravettino: Desde principios de este milenio dirige el Consorcio ABC y es sin duda un gran lobista de los intereses de ese sector de la industria frigorífica, el de los grandes frigoríficos exportadores que exportan 80% de la carne pero solo faenan el 30% de los bovinos, porque el resto tiene como destino el mercado interno. Desde ese punto de vista, es el más interesado en que haya un acuerdo con el gobierno que permita reabrir las exportaciones de carne, pues sus socios se exponen a la cancelación de contratos y la pérdida de mercados. Fue Ravettino quien negoció desde finales de 2020 los acuerdos de cortes baratos con Kulfas y Paula Español, y pensaba que en esta ocasión podría sacar provecho de la veda exportadora, eliminando incluso la competencia de otros frigoríficos en el Mercado de Liniers, o imponiendo cupos de exportación a través de los nuevos ROE, o bien estableciendo reglas sanitarias (como el cuarteo obligatorio) que comenzaran a nivelar la cancha hacia arriba, dejando fuera de competencia a muchos de las plantas consumeras y los matarifes del conurbano. Pero algo le salió mal y ahora debe volver a negociar otro acuerdo. La última semana ingresó con ese objetivo varias veces al Ministerio de Desarrollo Productivo, pero no logró anudar ese acuerdo. Su mayor problema es que al cerrar las exportaciones de carne el gobierno pateó el avispero, y ahora todos están pendientes de esa negociación.
El Consejo Agroindustrial: Es un vasto bloque de entidades agroindustriales timoneado por las bolsas y los exportadores agrícolas que nació hace un año, prometiendo muchas más cosas de las que logró hasta ahora. Su único logro, en realidad, ha sido mantener abiertos algunos canales de diálogo sensato con el gobierno de Alberto y Cristina, que permitieron revertir el cierre de las exportaciones de maíz de fines del año pasado. Ahora sus principales referentes se trazaron el mismo objetivo con los embarques de carne y por eso enviaron a la Mesa de las Carnes a negociar con Kulfas y Español, ya que Chiesa forma parte de sus filas y está en el medio de todos los intereses en juego. El mayor temor de los integrantes de la cadena agroindustrial es que el conflicto se extienda de las carnes a los granos, y esto provoque nuevos trastornos en el principal negocio que tiene la Argentina, que es el agrícola.
¿Paro de carnes o de granos?: Hasta ahora el cese de la comercialización dictado por la Mesa de Enlace corre para la hacienda, en todas sus categorías. Peor desde algunas entidades rurales, en especial desde CRA, han estado azuzando la posibilidad de que cuando concluye el paro ganadero el próximo viernes (o incluso antes) se ordene a los productores dejar de enviar al mercado también los granos. La alternativa ha provocado muchos debates al interior de la Mesa de Enlace, donde hay sectores más dialoguistas (en especial Coninagro, cuyo soporte principal es la agrícola ACA) que quieren evitar llegar a esos extremos. Por otro lado, muchos ruralistas evalúan que extender el paro a granos implicaría debilitar la imagen pública de la medida de fuerza, pues muchos productores están en plena cosecha de soja y maíz y -más allá de que no vendan- minga que dejarían de enviar los camiones cargados a puertos y acopios en solidaridad con los ganaderos.
Desabastecimiento: Es una palabra que comenzó a escucharse en las últimas horas, especialmente de boca de los matarifes, que son los que tienen a su cargo la provisión de carne sobre todo en los conurbanos de las grandes ciudades. En realidad, falta un tramo todavía para que comience a faltar carne de los mostradores, porque suele haber una reserva de medias reses en las cámaras de los frigoríficos como para aguantar dos semanas. Pero es una posibilidad que debe comenzar a analizarse para la semana que viene, si los productores deciden continuar con su medida de protesta y esta sigue siendo tan efectiva como hasta ahora.
Los matarifes: Este sector está organizado en la Camya, una novedosa cámara nacida en tiempos de Cambiemos, y quiere comenzar a terciar en la negociación de un nuevo acuerdo de precios con Kulfas y Español, con quienes estuvieron reunidos la semana pasada ofreciéndoles su red de distribución hacia las zonas más populosas de los conurbanos. El problema es que querían distribuir la carne barata que ponían otros sectores y no ellos, lo que complicó los avances en la conversación. Por eso comenzaron a tratar de llamar la atención, como si fueran chicos, con declaraciones peligrosas sobre la posibilidad de desabastecimiento y hasta alentaron una posible suba de las retenciones a la carne, como nuevo mecanismo para disciplinar al sector.
Alberto Fernández: Un presidente que ya ha demostrado con sus declaraciones que sabe muy poco de cómo funciona la cadena ganadera y que su única fuente de consulta han sido los grandes empresarios exportadores del Consorcio ABC, pues de otro modo no se entiende que solo repita los argumentos que utiliza ese sector, especialmente en materia de subfacturación y de gente que “exporta carne como si fueran camisas” y que deberían salir de la competencia. El problema del presidente, además de su escasa memoria sobre las consecuencias del anterior cierre de las exportaciones, es que aparece extorsionado por el ala más dura de su coalición política, y a la vez traslada la misma estrategia de extorsión hacia el sector productivo. Dice más o menos que “las exportaciones permanecerán cerradas mientras ustedes n bajen los precios de la carne”. Como si fuera tan sencillo.
La propuesta de los 14 cortes: Frente a la extorsión a la que es sometida la cadena de ganados y carnes por parte del gobierno nacional, han proliferado las reuniones en busca de una propuesta que logre conformar a Alberto y su ala más dura. La que más se escucha en las últimas horas es una nacida de las largas reuniones -incluso desde antes del paro- entre Kulfas y Español con Mario Ravettino, del Consorcio ABC, para ampliar a 14 la cantidad de cortes con precios congelados, incorporando tres más a los que ya se venden en supermercados. Esta alternativa se han presentado de diversas maneras y hasta con extremos grotescos como “que se prohíba la exportación de asado” , pero siempre conduce a la misma fórmula: que el sector ceda parte de sus ingresos a favor de los consumidores. Cuando Ravettino trata de convencer al resto de la cadena -se reunió el viernes con las entidades de productores-, todos lo miran con cara de bovinos: ¿Este tipo piensa que somos todos tontos? La principal sospecha de la Mesa de Enlace es que una vez que firmen ese acuerdo, los grandes frigoríficos se las ingeniarán de un modo y otro para descontar los valores que resignen en dicho acuerdo de los precios del ganado. Y alguien les advirtió que serían entre 7.000 o 10.000 pesos por animal. O el equivalente a duplicar las retenciones actuales, que son del 9%.
Luis Basterra: Casi que no merece una explicación, pues el ministro de Agricultura está prácticamente pintado en este conflicto, lo mismo que su flamante secretario de Agricultura y Ganadería, Jorge Solmi, quien hasta debió soportar un comunicado criticando la veda exportadora de su propia filial de origen, la Federación Agraria de Pergamino. De todos modos, el titular de Agricultura estaría ensayando algunas otras líneas de negociación con otras entidades de la industria frigorífica.
La Mesa de Enlace: Una vez más el bloque agropecuario recuperó bríos ante la desgracia, y la unidad renació debido al espanto del cierre de las exportaciones, que es considerado por todos los ruralistas como una nueva agresión desde el Gobierno. Algunos dirigentes, como Daniel Pelegrina, asumen posiciones más belicosas en función de enviar señales a la propia interna de su entidad, la Sociedad Rural Argentina, que tiene elecciones internas el próximo 31 de mayo. Y otros, como Carlos Iannizzotto, de Coninagro, optan por tonos más conciliadores pensando quizás en una salida decorosa hacia la política partidaria en este año electoral. En medio, los principales hilos son manejados por Jorge Chemes, de CRA, que tiene la mayor base de representatividad territorial, especialmente cuando se habla de ganadería.
Cristina Fernández de Kirchner: La vicepresidenta y factótum de la coalición de gobierno se debe estar matando de risa viendo como nos encaminamos hacia una profundización de este nuevo conflicto entre el gobierno y el sector rural, al que tiene en la mira desde 2008 y la famosa pelea por la Resolución 125. Ese parece ser el escenario más posible sin una negociación conducente visible, con jugadores desgastados y divididos por sus propios intereses, con su propio compañero de fórmula desvariando cuando habla del asunto, y con entidades rurales cruzadas por las dudas sobre qué hacer a partir del viernes, cuando concluye este primer cese de comercialización. ¿Se extenderá otra semana? ¿Se incorporarán los granos y otros productos? ¿Habrá desabastecimiento? ¿Y entonces subirán los precios de la poca carne disponible?
Son preguntas que a Cristina y su militancia no parece importarle demasiado mientras Rapanui siga abriendo en medio de la pandemia.
Notón imprescindible para los que no estamos en tema. Cuándo BdC elige informar en vez de chicanear hace la diferencia. Tengo la sensación que el eslabón más perjudicado en este conflicto es el de los productores porque, si a los granos se los puede ensilar, a los bichos que no se venden hay que seguir alimentándolos con insumos dolarizados. Sin embargo las voces que más se escuchan son las de los que intermedian. ¿Será un indicador de que hay excesiva intermediación en la cadena?