Ya hemos contado aquí muchas veces qué es el sistema CampoLimpio, el más ambicioso y a la vez trabajoso sistema de reciclado en el que intervienen los productores agropecuarios de la Argentina: se trata de una red que, cumpliendo con las órdenes emanadas de una ley nacional, se ocupa de recolectar y reciclar una gran cantidad de envases usados de agroquímicos, para evitar el riesgo de contaminación en el medio rural y a la vez reaprovechar el plástico.
En ocasión del día mundial de reciclado, la Fundación CampoLimpio contó que todo ese esfuerzo se puede ver en que 3 de cada 4 kilos del plástico recuperado se reciclan para la fabricación de insumos que vuelven al campo, y que “más de la mitad se convierte en tritubo para fibra óptica”.
En ese sentido, una curiosidad es que cada bidón de 20 kilos que contenía un agroquímico, tras someterse al proceso de reciclado, equivale a 1 metro de tritubo. En lo que va de su existencia, el sistema recuperó 12,7 millones de kilos de plástico, y en lo que va de 2024 (primer cuatrimestre) ya ha absorbido 1.544.574 kilos. Eso equivale a más de 77 mil bidones, por lo que puede inferirse que casi 35 kilómetros de cable de fibra óptica se han fabricado a partir de este plástico recuperado.
“Otra parte del plástico tratado vuelve al circuito productivo en postes, fratachos, y otros destinos permitidos por las normativas provinciales”, explicó una gacetilla de la red. En Bichos de Campo hemos contado cómo se produce todo ese circuito:
Todo comienza con el productor, que entrega sus envases limpios, empleando la técnica del triple lavado o lavado a presión, a alguno de los más de 80 Centros de Almacenamiento Transitorio o durante las jornadas de recolección de desplegadas en todo el país. El triple lavado, o lavado a presión, es un paso previo fundamental, ya que es lo que garantiza la eliminación de los restos del producto que puedan permanecer en los envases y, de esta forma, permite que el plástico sea reciclado de forma segura.
Siguiendo esta línea, cada vez que el productor entrega envases a CampoLimpio se le otorga un certificado que da fe de la posterior utilización de dicho plástico en usos autorizados, que no afectan al ambiente ni a la salud de las personas tal y como indica la Ley nacional 27.279. A partir de la recepción, los envases son enviados a operadores habilitados por las provincias que a su vez canalizan el material recuperado hacia destinos autorizados por la normativa.
“CampoLimpio no solo constituye la respuesta a la pregunta sobre qué hacer con los envases vacíos de fitosanitarios para disminuir su impacto sobre el ambiente y la salud, sino que promueve la sustentabilidad y la economía circular en el sector, revalorizando el plástico de estos residuos”, destacó la gacetilla de esa entidad, conformada por todas las empresas fabricantes de agroquímicos del país. Para ellas, ahora, “el gran desafío es seguir difundiendo un sistema joven a través de la concientización y las capacitaciones, para que se adhieran los actores que aún no lo hicieron y que quienes lo hagan entreguen sus envases limpios, lo que repercutirá en más plástico revalorizado”.