Desacoplame esta impensada resistencia.
Si Roberto Feletti, el secretario de Comercio Interior, creyó que en algún momento que era buena su idea de hacer un fideicomiso para subsidiar el trigo y el maíz a los molinos y las avícolas con dinero de los exportadores y los productores (que finalmente iban a sufrir el descuento), “desacoplando” así todavía más los precios internos, pues todo el sector privado cerró filas para decirle que no, que no era buena la iniciativa y que mejor busque otra fórmula.
Si Julián Domínguez, el ministro de Agricultura, pensó en algún momento que con esta idea de fideicomiso compensador iba a poder generar más ruido y divisiones al interior del Consejo Agroalimentario Argentino (CAA) y aislar todavía más a los dirigentes de la Mesa de Enlace del resto del sector, pues esto tampoco no sucedió. Al lo menos por ahora, las Mesas Intersectoriales de Maíz y Trigo resolvieron dar muestras de unidad y además patearon la pelota para el lado del gobierno. Si avanza ese fondo compensador, será pura y exclusiva responsabilidad de los funcionarios.
La idea de reimplantar un sistema de compensaciones para aliviar el peso del trigo y el maíz en la estructura de costos de ciertas actividades (se mencionó en los borradores a los molinos harineros, a los productores de carne de pollo y a los fabricantes de fideos secos), recordó los peores días de 2008 a 2011, cuando el gobierno se gastó varios miles de millones de dólares subsidiando actividades sin ningún resultado visible, porque todo acabó en un festival de corrupción y los precios al consumidor igualmente subieron fuerte.
Con ese recuerdo todavía fresco, en un comunicado las entidades que integran formalmente esas dos mesas de trabajo (que fueron convocadas por el propio gobierno a principios de 2021, luego de las primeras intervenciones sobre los mercados de ambos cereales) eligieron rechazar con cortesía la propuesta hecha por Domínguez para crear un mecanismo compensador. Los privados dijeron con corrección que “desean reiterar su vocación de trabajo para evitar medidas intervencionistas o distorsivas en los mercados de producción, consumo y exportación”.
“Analizado el tema en una reunión conjunta, acuerdan expresar su rechazo a mecanismos como el propuesto por el gobierno nacional de forzar la creación de un fideicomiso de trigo y de maíz que ha trascendido por diferentes medios”, completó el escrito firmado por las Mesas, como para que no queden dudas. Allí figuran todos los eslabones de ambas cadenas agrícolas. Una fuente de las entidades rurales dijo que aunque en el comunicado no están identificadas cada una de esas entidades, los molinos y las avícolas (que serían los principales beneficiarios de la medida) también participaron del rechazo colectivo.
A diferencia del dinero de la ex ONCCA, que era del Estado y todavía se adeuda a muchas empresas que están haciendo millonarios juicio al Estado, en este caso Feletti y Domínguez pergeñaron un mecanismo en el cual los productores de ambos cereales iban a terminar pagando una retención adicional encubierta además del 12% que ya tributan. Sucede que estaba cantado que las cerealeras iban a descontarles del precio los montos que deberían poner ellas como aporte al fideicomiso. En total, se calculó que se necesitarían unos 14 mil millones de pesos en 2022 para subsidiar a ambos sectores el precio de cerca de 5 millones de toneladas de trigo y maíz que se consumen en el mercado interno.
Avanzar en una propuesta de este estilo implicaría dinamitar los espacios que reúnen a productores, con los acopios, los molinos y la exportación. En la reunión del martes de los dirigentes de la Mesa de Enlace se llegó a analizar la permanencia de algunas de sus entidades en el CAA y se decidió por ahora no sacar los pies del plato. Hoy -en las denominadas Mesa de Trigo y de Maíz- se amplió ese consenso tratando de que el gobierno desista finalmente de esta idea y también revise los “volúmenes de equilibrio”, otro mecanismo lanzado por las autoridades de Agricultura para cerrar las exportaciones de modo casi automático cuando se superen los saldos exportables definidos.
Para los privados, lo que está muy claro es que el gobierno está buscando remedios en el lugar incorrecto. “Las Mesas reiteran que el gobierno debe trabajar sobre las reales causas de la inflación que exceden al precio del maíz o del trigo, los cuales estuvieron siempre por debajo del ritmo inflacionario durante todo el 2021”, remarcó el comunicado.
Los diferentes eslabones de ambas cadenas agrícolas además “cuestionan la política de precios que está llevando a cabo la Secretaria de Comercio que autoriza ajustes de precios siempre por debajo del aumento de los costos de producción y de la inflación anual”. Lo contó temprano el titular de la Federación de la Industria Molinera (FAIM), Diego Cifarelli, al quejarse de que se los autoriza a vender la harina mayorista a un valor de 40 pesos por kilo cuando el costo de producción llegar a 48 pesos.
Luego de acoplar posiciones para sostenerle esta pulseada al gobierno, los privados pidieron audiencia a ambos funcionarios para acercarles sus propuestas. “Teniendo en cuenta el contexto socio económico de nuestro país, la imprescindible necesidad de contener la inflación, asegurar el abastecimiento para el consumidor nacional, las Mesas desean acercar a las autoridades Nacionales una serie de propuestas que incluyen desde la utilización de mecanismos de cobertura, financiación, y sobre todo propuestas para llegar a los sectores de bajos ingresos o desocupados a través de tarjetas de alimentos”.
Por último, en el comunicado el bloque privado agrega que “no existen problemas de abastecimiento del mercado nacional, en base a las estimaciones realizadas”. En rigor, esta mista tarde el ministerio de Agricultura difundió su estimación mensual, calculando una cosecha récord de trigo de 22,1 millones de toneladas.
“La incidencia del maíz y del trigo en el precio al consumidor de los productos procesados es muy limitada y cualquier mecanismo de compensación no va a generar beneficios para el consumidor nacional”, finalizó el bloque agrícola, convencido de que el camino adecuado no será sacarle a unos para darles a otros.
Ahora -con un frente bastante sólido por delante- tendrá que decidir solo el gobierno si avanza con este proyecto.