Existe una alta posibilidad de que el gobierno nacional disponga en los próximos días una estatización de la concesión de la Hidrovía. Una gran parte del oficialismo reclama esta medida y se basa en ciertas denuncias extraoficiales que indican que por allí se está produciendo un enorme contrabando de soja argentina. Lo afirma, por ejemplo, un documento publicado por la diputada kirchnerista Alejandra Vallejos, que a su vez citó un pequeños libro escrito por el matarife Alberto Samid, quien a su vez plagió apuntes sobre esa maniobra de un informe periodístico presentado por Jorge Lanata en 2016.
En el medio, no existe ninguna prueba y mucho menos una denuncia de organismos de control. Pero que el contrabando multimillonario de soja por la Hidrovía existe. De eso, para muchos, no quedan dudas…
Todo comenzó con una nota de Página/12 de los últimos días, que denunciaba desde el título que la Argentina sufría de una “sangría de divisas que escapan por el Paraná” y se basaba en “un informe de Proyecto Económico y el IADE, que estima que entre 2011 y 2020 el Estado perdió de recaudar 10 mil millones de dólares por maniobras en la hidrovía”.
Dice la nota del diario oficialista que ese informe “calcula que alrededor del 20% de las ventas argentinas de semillas y frutos oleaginosos al resto del mundo no se declaran en el país”. Y apunta que “esta aproximación fue calculada por el informe Corredor del Litoral, elaborado por Proyecto Económico, bajo la dirección de la diputada Fernanda Vallejos, y el Instituto Argentino para el Desarrollo Económico (IADE), presidido por Marisa Duarte”.
Vamos entonces en busca de tan jugoso informe:
En efecto, el documento suscripto por la diputada Vallejos y el IADE transcribe textualmente, en sus páginas 18 y 19, como único aporte concreto sobre el turbio negocio de contrabandear soja a través de la Hidrovía del Río Paraná, parte del libro escrito por Alberto Samid intitulado “La madre de todas las batallas. Somos ricos pero nos quieren hacer creer que somos pobres”.
En realidad esta obra de Samid se terminó de escribir en enero de 2021 y no en 2018, como erróneamente consignó el equipo de Vallejos. Es un libro muy rápido de leer, de solo 59 páginas y tipografía generosa, dentro del cual solo 4 o 5 se refieren al tema de la soja.
Bichos de Campo publicó ese mismo capítulo en marzo pasado, a pedido del matarife, que envió su libro a esta redacción para que le diéramos difusión. Lo hicimos aclarando que no creíamos ni una coma sobre esta versión. Y escribimos, casi premonitoriamente: “Para muchos será la base de un nuevo relato, justo ahora cuando vencen los contratos de la hidrovía”.
No nos equivocamos. Lo que jamás pensamos es que sería nada menos que la diputada Vallejos, uno de los cuadros mejor preparados del kirchnerismo, la que se creería tan fácilmente todo lo escrito por el popular matarife, que cumple con una condena a 4 años de cárcel debido a una causa probada por evasión.
La hipótesis que escribe allí Samid es bastante desopilante, pero en ella se basan buena parte de los militantes kirchneristas que reclaman ahora a gritos a favor de una estatización de la Hidrovía.
Sin mencionar siquiera la existencia de un régimen de admisión temporaria por el cual desde hace añares que la soja paraguaya (y la boliviana y también la brasileña) sale hacia el océano Atlántico por el Río Päraná y muchas veces es procesada en las fábricas aceiteras ubicadas en Argentina, el rey de la carne escribió desde su prisión domiciliaria que “miles de toneladas de soja argentina llegan al mundo como soja paraguaya. Esta maniobra de contrabando hace que Paraguay se haya convertido en el 6º productor mundial de soja y el 4º en el ranking de países exportadores. Tal como lo manifiesta el Centro de Estudios Nelson Mandela, la mayoría de la soja argentina contrabandeada sale por tierra y atraviesa el límite fronterizo norte sin ningún tipo de control, el acopio y la carga en los buques se hacen en el puerto de Asunción. La operación se completa mediante el uso de chatas o barcazas que parten del puerto de Asunción con la soja supuestamente paraguaya que se entrega en el puerto de San Lorenzo, en la proximidad de Rosario, donde los buques de gran calado la sacan al mundo. De este modo ¡el Paraguay llega a exportar más soja de la que cosecha!”
Se descubre muy fácil, comparando textos y palabras claves con cualquier buscador, que Samid no investigó a fondo el asunto ni se basó en ningún documento oficial ni nada por el estilo. Queda más que claro que prácticamente plagió esa denuncia de ciertas notas que se publicaron en 2016, luego de la difusión de un informe difundido por el programa de televisión Periodismo Para Todos (PPT), que conducía Jorge Lanata.
En rigor, es el propio Lanata el que locuta ese informe, que tampoco aporta ninguna pruebas concreta de la existencia del contrabando denunciado y se basa en la única fuente que también luego citaría Samid: un directivo del Centro de Estudios Nelson Mandela.
Varios medios tomaron en aquel año 2016 algunos de los argumentos difundidos por el informe de PPT, que aseguraba -como Samid, como Vallejos- que las barcazas con soja paraguaya salían semivacías del puerto de Asunción y eran completadas en las costas argentinas del Río Parana, en Chaco o Formosa. Por cierto, vale aclarar que si esto fuera cierto, esa zona no está dentro de la zona concesionada a Hidrovía SA, la empresa que se ocupa de dragar y balizar solamente el primer tramo del río, que va desde su desembocadura en el Río de la Plata hasta unos kilómetros al norte de Rosario. Es esa tarea del maejo del río la que se busca ahora estatizar.
El plagio de Lanata por Samid y luego por Vallejos es más que evidente:
Dice por ejemplo una nota de 2016 publicada por el sitio Agritotal: “Los puertos clandestinos están ubicados estratégicamente en los terrenos bajos de la hidrovía. En Chaco, en los rincones ocultos del Río Paraná, las pruebas están a la vista. PPT mostró que hay barcazas paraguayas extrañamente amarradas en la costa y puertos truchos. También, se ven boyas que marcan los amarraderos clandestinos donde quedan amarradas las barcazas: cada una carga 900 toneladas”.
Y escribe Samid, cinco años después y con muchísima más imaginación creativa: “Las barcazas o chatas cargueras se detienen en puertos clandestinos ubicados en los terrenos bajos de la hidrovía. En esos lugares, desde la culata de los camiones y mediante un impulsor para la carga, se completan las chatas que siguen viaje hasta otro puerto clandestino, haciendo varias paradas durante el trayecto (…) Cada barcaza transporta 900 Toneladas de soja, lo que equivale a más de 40 camiones. Se estima que cada convoy de 20 chatas lleva unas 10.000 Toneladas de contrabando argentino. A esta soja la llaman Maradona, porque sale de la Mano de Dios”.
Ciertamente, Dios es argentino. Y puede llegar a permitir que el gobierno justifique una decisión clave para el futuro del país basándose en argumentos que la diputada Vallejos copió de Alberto Samid, quien estando preso por evasión escribió sobre contrabando plagiando un informe del programa de Jorge Lanata.