El malestar de los productores rurales no es algo que se circunscribe sólo a la Argentina. Y aunque algunos anhelen las políticas que se aplican en otros países, hay que tener cuidado con lo que se desea. La llamada Política Agrícola Común (PAC) que se aplican en la Unión Europea, y que distribuye millonadas de subsidios entre los productores de esos países, puede parecer muy tentadora para quienes se dedican a la actividad agropecuaria. Sin embargo, los productores de España las ven con cierto desencanto.
“Lo que el productor recibe es un subsidio para compensar el ser menos productivo. Hay muchas limitaciones a la producción que hacen que seamos menos rentables en el mercado mundial”, explicó el periodista español Jesús López Colmenarejo en diálogo con Bichos de Campo. Desde esta mirada, el subsidio está lleno de condicionantes para cuidar el ambiente y aplicar prácticas que finalmente recortan la productividad.
Mirá la entrevista completa acá:
La PAC ha evolucionado a lo largo de los años y han acompañado los temas de la agenda mundial. López Colmenarejo nos contó que, en la actualidad, la búsqueda de producciones más amigables con el medio ambiente y sustentables a largo plazo -en el marco de la Pacto Verde que se ha fijado la UE para aplicar a partir de 2030- han ido cercando la actividad de los productores que intentan adaptarse para seguir teniendo mercados abiertos.
En España, “el productor siente que se lo culpa de ser el contaminante de toda la actividad. Para muchos las ayudas de las PAC son incluso negativas porque te obligan a producir con muchas limitaciones medioambientales. Las herramientas que ustedes pueden usar para hacer de la producción una más competitiva, aquí están prohibidas”, comparó contra la Argentina.
El Pacto Verde en Europa, que define objetivos sustentables con objetivos finales hacia el 2050, ayudó de alguna forma a ajustar el tornillo sobre el cuello de los productores, que encima se quejan porque compiten en igualdad de condiciones con productos de terceros países -entre ellos la Argentina- que si pueden usar esas herramientas allí vedadas.
Algunos de los objetivos propuestos por la comunidad europea son la reducción del uso de fitosanitarios a la mitad, la reducción en un 25% del uso de fertilizantes y la disminución de los antibióticos aplicados en el ganado.
Con estos lineamientos definidos por la UE, el gobierno español no puede cortarse sólo y darle la razón a sus productores. “Si Europa va hacia una producción más verde no puede dejarlos producir con más OGM o fitosanitarios. Tiene que ayudarlos con esa transición”, aseguró Colmenarejo.
“El agricultor y el ganadero español se sienten un poco victimas, con más o menos razón, de un consumidor que no lo entiende y de instituciones europeas que hacen caso a un consumidor que exige algo más limpio y a un precio competitivo. Lo quieren bueno, bonito, barato y limpio”, concluyó el bien informado colega español, actual director de Editorial Agrícola Española, un grupo que desde 1928 se especializa en publicaciones sobre el medio rural de aquella nación.