Las vacas lecheras producen entre 4 y 8 kilos de estiércol por día, y un tambo de 100 vacas puede llegar a los 2,5 millones de litros de efluentes por año. Las cifras son solo tentativas y dependen de muchos factores, como el tipo de animales y las dietas que consuman, pero sirven para intuir el gran negocio que podría implicar transformar todos esos desechos en nuevos insumos para la actividad agropecuaria.
A esa transformación apunta la investigadora de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), Silvia Imhoff, quien en conversación con Bichos de Campo brindó claves para cambiar el foco y hacer más preciso del uso de efluentes de la producción animal como fertilizantes para la producción agrícola. “No hay que usarlos como desechos sino como insumos del establecimiento”, remarcó.
Lo primero que hay que hacer para producir este cambio, según la especialista, es analizar el volumen de residuos disponible en cada estabecimeitno, la superficie de tierra a fertilizar, la rotación de cultivos que se realizará y los tiempos con los que se cuenta para aplicar las llamadas “enmiendas”.
Mirá la conversación completa de Bichos de Campo con Silvia Imhoff.
En segundo término, es necesario entrar en un nivel de estudio más preciso de las variables en juego, que incluye los análisis de suelos, la medición de los requerimientos del cultivo y el análisis de los efluentes, es decir, conocer su composición química de los deshechos animales.
“Si no se usan las dosis correctas puede haber un impacto ambiental negativo por los nitratos y nitritos que se pueden filtrar hasta las napas y contaminar el agua”, advirtió Imhoff.
La experta añadió que la composición química de los desechos varía según el tipo de animal, según su peso y según la dieta que consuma. En verano, el estiércol es muy diferente al estiércol en invierno, porque cambia el balance entre granos y pasturas.
Actualmente, la mayoría de los productores está lejos de hacer un uso preciso de los efluentes. Según explicó Imhoff, lo que más se utiliza son esparcidoras de estiércol sólido, y no se manejan dosis. “Se lo sacan de encima”, ilustró, en referencia a los productores que incursionan en el tema. Mientras tanto, en el mundo la tendencia es la utilización de una máquina que inyecta el efluente directamente en el suelo, haciendo mucho más eficiente la aplicación y evitando la pérdida de gases.
Solo para darse una idea: para fertilizar con estiércol sólido se usan 30 o 40 toneladas por hectárea, pero mediante riego con efluentes líquidos se aplica una capa de 30 a 40 milímetros, y con la inyección son necesarios apenas 4 milímetros de líquido.
Es muy importante el reciclado de nutrientes de los animales confinados. Felicitaciones por divulgar estos contenidos