El INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria) mantiene un convenio de cooperación y asistencia técnica con la empresa Flores Patagonia SAS, que hace honor a su nombre y se dedica a la producción de flores en Trevelin, en la zona cordillerana de la provincia de Chubut.
En el marco de ese acuerdo se avanza con el desarrollo de un cultivo comercial de peonías en su campo experimental. La peonia es una especie floral originaria del sur de Europa, China y Medio Oriente que florece en primavera, producen grandes flores muy atractivas y de gran duración en florero, una cualidad que le aporta posibilidades comerciales como flor de corte.
“Las peonias son una alternativa productiva en la zona cordillerana de Chubut, debido a que brinda empleo en plena producción a 15 personas por hectárea por temporada de cosecha”, destacó Guillermo Lexow, técnico del INTA Esquel, quien señaló que la producción patagónica cubre el período noviembre y diciembre, en contraestación al ciclo de producción de Holanda.
La peonía es un cultivo que se puede utilizar tanto para producir flores como plantas para jardinería, lo cual amplía las posibilidades comerciales; mientras que sus bulbos son demandados por viveros del país, desde Ushuaia hasta el norte argentino.
“En el campo experimental del INTA, ubicado en la ciudad de Trevelín, contamos con tres hectáreas de peonías que producen más de 300 mil varas”, detalló Lexow. Agregó que, con la producción de ese campo, “exportamos a Holanda y a los Estados Unidos y los rizomas se destinan para abastecer el mercado interno”.
Se trata de una especie que se adapta bien al frío. Una vez transitado este periodo requerido para su desarrollo y correcta floración, la planta comienza a crecer cuando la temperatura del suelo aumenta en la primavera. Su implantación en sitios soleados, con entre cinco y seis horas de exposición, es importante para su evolución.
El trabajo de investigación adaptativa se inició en 1998 con la introducción de material vegetal desde Holanda; cuando se importaron 1.500 rizomas de tres variedades.
“Estamos hablando de una especie perenne”, agregó Lexow quien comentó que emerge a fines de agosto, crece, expande sus hojas y comienza la floración a principios de noviembre, para variedades tempranas, hasta principios de diciembre para las más tardías.
En cuanto a la cosecha de las flores, Lexow remarcó que es una etapa enteramente manual. “El cosechero debe observar una por una. Una vez cosechadas, van a una mesa, se clasifican y su acondicionamiento poscosecha se hace en cámara entre 0 °C y 2 ºC, requiere mucha mano de obra dedicada”, describió.
“Una de las labores más grandes es el despimpollado, se sacan todos los brotes laterales de cada vara de la flor y se deja solo un pimpollo por vara”, detalló el técnico. Luego de la cosecha, el cultivo es regado y fertilizado durante todo el verano y una vez que comienza el otoño sus hojas se marchitan, se cortan y el rizoma continúa el invierno debajo de la tierra, con un nuevo enraizamiento.
Si bien se trata de un cultivo que requiere pocos cuidados, es importante tener en cuenta cuestiones vinculadas con la fertilización, el riego, el despimpolle, la sanidad y el control de malezas. En este proyecto, el INTA brinda el asesoramiento técnico; el equipo de especialistas es el encargado de ensayar el cultivo, su manejo, logística y demás factores que inciden en su evolución.