Esta semana grupos hutíes atacaron un portaaviones estadounidense en el mar Arábigo con varios misiles y aviones no tripulados, además de instrumentar otro ataque contra dos destructores estadounidenses en el mar Rojo.
Tal noticia –que es recurrente, no sólo contra objetivos militares, sino que también tiene como objetivo buques comerciales– es uno de los factores centrales que está reconfigurando la matriz comercial global del complejo sojero.
Los embarques comerciales que atraviesan el Canal de Suez deben transitar la “zona caliente” atacada por las organizaciones hutíes, lo que hizo que los fletes por esa región se tornaran muy onerosos por el aumento del valor de los seguros.
Por ese motivo, la cantidad de fletes destinados a esa región del mundo se derrumbó en lo que va del presente año y, como contrapartida, aumentaron los tránsitos por el Cabo de Buena Esperanza.
En ese marco, las exportaciones sudamericanas pasaron a tener una ventaja competitiva enorme porque no deben atravesar el Canal de Suez para llegar a destinos asiáticos, lo que sí deben hacer los embarques originados en el Golfo de México, que es el principal complejo agroexportador de EE.UU.
La cuestión es que la mayor demanda de harina de soja se encuentra en Asia, región en la cual el consumo viene creciendo fuerte, que no es el caso de lo que sucede en Europa, donde la demanda del producto está estancada.
Por tal motivo, Brasil está realizando importantes esfuerzos para incrementar la producción de harina de soja y poder aprovechar la oportunidad comercial que se presenta en el actual contexto geopolítico.
Este jueves el organismo oficial brasileño Conab proyectó que, con una cosecha de soja 2024/25 esperada de 166,1 millones de toneladas, la oferta exportable de harina de soja de ese país lograría al menos equiparar el nivel registrado en 2023/24 para terminar con un stock final considerable (que eventualmente puede ser empleado como “refuerzo” de nuevas exportaciones).
EE.UU. puede defender parte de su posición comercial gracias a la producción de harina de soja realizada en el norte del país que se exporta a través de los puertos del Pacífico. Sin embargo, el grueso de la producción, que sale a través de las terminales del Atlántico, sólo puede competir en la actual coyuntura en norte y Centroamérica, además de Europa.