Todo indica que los derechos de exportación agrícolas seguirán estando presentes durante el primer tramo de la gestión del presidente Javier Milei. Sin embargo, no está claro qué sucederá con las “retenciones cambiarias”.
La “bomba atómica” de los pasivos remunerados del Banco Central (BCRA) dejada por la gestión de Sergio Massa, que pueden generar una hiperinflación si no son gestionadas de manera adecuada, representan la prioridad del gobierno entrante y es poco probable que el “cepo” cambiario pueda eliminarse de inmediato.
El descalabro presente en la economía argentina, junto con la falta de certezas sobre cuándo será posible unificar el tipo de cambio por parte de la gestión de Javier Milei, no hacen fácil la determinación del verdadero valor de los granos.
En lo que respecta a la soja, por ejemplo, una alternativa para eso es seguir el valor de la soja Rosario “billete” disponible, considerando la evolución del tipo de cambio negociado en el mercado bursátil argentino (MEP), el cual, luego de ubicarse en torno a los 220 u$s/tonelada un mes atrás, comenzó a subir desde fines de noviembre hasta alcanzar 270 u$s/tonelada el pasado miércoles (el valor más elevado desde el pasado 10 de abril).
En las últimas dos jornadas el ajuste bajista del precio internacional de la soja combinado con una suba del “dólar MEP” licuaron parte del valor de la soja “billete” hasta cerrar este viernes en 244 u$s/tonelada.
Lo que suceda con la suerte de la gestión cambiaria a partir del primer día de gobierno –el 11 de diciembre, pues Milei asume el 10– será determinante para definir qué ocurrirá con el sistema de formación de precios de la soja en el mercado argentino.
Vale tener en cuenta que, considerando el precio FOB oficial de la soja Rosario disponible (517 u$s/tonelada), el precio FAS del poroto –contemplando los derechos de exportación y el riesgo local– no debería ser actualmente inferior a los 320 u$s/tonelada.
Esa simple cuenta basta para representar la magnitud de las denominadas “retenciones cambiarias”, las cuales, en la actual coyuntura, son más perniciosas que los derechos de exportación.
La cuestión es que buena parte de la gestión comercial del remanente de la cosecha gruesa 2022/23 y de la cosecha fina 2023/24 dependerá de qué ocurra con el régimen cambiario en las primeras semanas de gobierno, algo que el equipo económico de Milei está manejando con el más esmerado hermetismo para evitar que la anticipación del “paquete” de medidas por implementar provoque distorsiones que puedan alterar posteriormente los planes de la nueva gestión.