En el último año un commodity registró una suba superior al 100% para transformarse en una de las materias primas con mayor impulso alcista de todos los tiempos.
Se trata del jugo de naranja, un producto que, si bien tiene un consumo global en franco descenso en los últimos años, experimentó un bajón de oferta tan profundo que sacudió por completo al mercado internacional.
La razón de semejante fenómeno es un derrumbe de la producción de naranjas en EE.UU. en general y en el estado de Florida en particular, donde las enfermedades y el impacto de los huracanes diezmaron la mayor parte de las plantaciones de cítricos.
Un informe del USDA indica que en el ciclo 2022/23 la cosecha de naranja caerá en más de un 25% para ubicarse en 2,3 millones de toneladas, el nivel más bajo de los últimos 56 años. También descendió la producción en Brasil, Unión Europea y Turquía.
En ese contexto, el USDA estima que la producción mundial de jugo de naranja para 2022/23 sería un 9% menor al del ciclo anterior para ubicarse en 1,532 millones de toneladas (65 grados brix). Las exportaciones mundial caerían a 1,385 millones versus 1,475 millones en 2021/22.
Brasil es, por lejos, el mayor productor mundial de naranjas, seguido por China, Unión Europea, México y Egipto. Brasil también es el mayor elaborador y exportador mundial de jugo de naranja, seguido por México.
Los mayores consumidores de jugo de naranja son Unión Europea, EE.UU., China y Reino Unido: entre los cuatro suman más del 80% del consumo global del producto.
Gracias al nuevo escenario, los valores de exportación de jugo de naranja de la Argentina se afirmaron de manera notable para registrar un promedio de 2058 u$/tonelada en agosto pasado (último dato oficial disponible) versus 1453 u$s versus un promedio de 1432 u$s/tonelada en los primeros siete meses de 2023.