Coordinar esta nota con Vladimir no fue sencillo. Tras varios mensajes desencontrados por la diferencia horaria y los problemas de conectividad, una alarma anti misiles pospuso casi una semana el encuentro telefónico que al fin habíamos pactado. Luego de eso, me pareció por demás irrespetuoso insistir, algo que tenemos muy arraigado los periodistas, por lo que me alegró recibir el contacto de parte del propio ucraniano. “Ahora puedo hablar”, me dijo un sábado en plena madrugada europea.
Por una costumbre de modales inicié la conversación con un nervioso “¿cómo le va?”, que Vladimir, por suerte, no se tomó a mal. “Me gustaría que estuviésemos mejor, pero tenemos lo que tenemos”, dijo, y aclaró rápidamente: “Hace mucho que no practico el español, algunas palabras se me perdieron”.
Por cuestiones de seguridad me informó que no me daría su apellido, que solo hablaríamos por su nombre. Tampoco me diría de qué parte de Ucrania es, ni me compartiría una foto suya. Sólo atinó a contarme que tiene 42 años, que sabe algo de castellano porque estudio unos meses en España, y que trabajó durante un tiempo con algunos argentinos, como coordinador de ventas e implementación de tecnologías nuevas en el sector agrícola, cuando Ucrania estuvo interesada en incursionar en la siembra directa e importaba las sembradoras fabricadas aquí para implantar las semillas sin roturar la tierra.
“Como usted sabe el día 24 de febrero Rusia realizó una invasión militar. No la llamo guerra. Fue una invasión militar sin piedad y sin ningún sentido humano. Ellos creían que iban a ocupar Kiev como máximo en dos días. Hoy hay muertes, sangre, es todo horrible. Yo mismo no lo puedo creer y me cuesta contarlo, me faltan las palabras”, dijo acongojado Vladimir en nuestra charla para Bichos de Campo.
Este conflicto, que ya ha cumplido sus tres semanas, no es más que el corolario de una crisis que comenzó hace ocho años, en parte por el crecimiento militar de Ucrania y su interés de unirse a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), además de acercarse a la Unión Europea.
Le pedí a Vladimir que hiciera un pequeño diagnóstico de la situación que ve y lo primero que aseguró es que los datos que brinda Rusia son mentira. “Se indica que hay 15.000 fallecidos rusos pero son muchos más. La Federación Rusa le está mintiendo a sus civiles y a quienes metieron en nuestro territorio”, afirmó.
Y a continuación agregó: “La situación es mala, hay ciudades en ruinas, muchos gastos, pero los recursos agropecuarios están y, si bien no podremos exportar mucho, no vamos a tener hambre en el país”.
Según había indicado el Ministerio de Defensa ucraniano, una de las estrategias rusas era destruir la maquinaria agrícola para perjudicar la temporada de siembra que comenzará en unas semanas. Y es que Ucrania se sitúa entre los cinco mayores productores de cereales del mundo, siendo el cuarto exportador mundial de maíz y de trigo, y el concentrador del 40% de las ventas internacionales de aceite de girasol.
Desde el comienzo del conflicto se ha desatado un miedo global al desabastecimiento y encarecimiento de productos, no sólo por la reducción de las cosechas sino por los impedimentos a la exportación, teniendo en cuenta los bloqueos portuarios que existen. Hay que recordar que Rusia es también el mayor productor de fertilizantes a nivel mundial.
El propio presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, reconoció hace unos días que la guerra también se está llevando adelante en el campo, y que a un mes del comienzo de la siembra de cereales se deben asegurar los recursos. Según un informe de principios de marzo de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO), hasta un 30% de los cultivos de Ucrania no podrían labrarse por el impacto de la guerra.
Fue en esta línea que Igor Shevchenko, director de relaciones internacionales de la Cámara de Comercio de Vinnitsia (la segunda zona productora de trigo y de girasol), anunció hace unos días: “La misión de las autoridades locales es convencer a la gente de que vuelva al trabajo en el sector agrícola. Cuantas más hectáreas se siembren, más fuerte será nuestra posición”.
Pero en medio de todo este escenario, Vladimir aseguró a este medio que, sorprendentemente, los productores están muy animados, tanto por las condiciones climáticas (ha nevado mucho por lo que hay disponibilidad de agua) como por el devenir de las batallas.
“Los mismos productores le están quitando la maquinaria de guerra a los rusos. Y a futuro lo van a usar en el campo como tractores o para repuestos. Ellos se están quedando sin provisiones y sin combustibles. Tenemos problemas, pero el hambre que ya sienten los rusos no lo tenemos”, señaló el ucraniano.
-¿Cómo planifican la campaña que se viene?- le pregunté a Vladimir.
-Los productores están seguros de que van a producir el 100% de lo estimado. Es impresionante lo que nos unió esta guerra. La situación no será mala pero tampoco será como en los últimos siete años, en donde se superaron los propios récords internos de cosecha anual. La dificultad hoy viene de parte del vecino. Hasta el clima nos ayuda.
-¿Hay campos en peligro?
-El peligro existe sólo en el sur debido a que allí ocuparon bastante territorio. En la zona centro del país está todo controlado.
-¿Considera que podrán exportar granos finalmente?
-Se podrá exportar, pero sólo por tierra, por mar por el momento no. No es que no se pueda pero es muy peligroso. En algunos lugares han puesto minas. Los verdaderos problemas los van a tener los rusos debido a las sanciones, la falta de insumos y el material de siembra extranjero.
-¿Cómo es la ayuda que están recibiendo de otros países?
-Es enorme. Nos vienen ayudando de países como Polonia, Eslovaquia, Lituania, Hungría, Canadá y Estados Unidos. No necesitamos comida, lo que necesitamos son armas. Y les estamos muy agradecidos por su ayuda.
-Por su experiencia profesional, ¿cómo ve la relación entre Ucrania y Argentina?
-Ucrania y Argentina son parecidas en cuanto a condiciones. De hecho surgió la idea de importar la tecnología argentina a Ucrania como la siembra directa, las silobolsas, etcétera. Hay una relación con alto potencial pero con ciertos problemas como la distancia y el hecho de que las entregas sean únicamente vía marítima. De forma aérea es demasiado caro. Y además ustedes son mucho más organizados para con las exportaciones.
Un granjero ucraniano roba un tanque ruso pic.twitter.com/vVlgnBcIot
— SocialDrive (@SocialDrive_es) February 27, 2022
-¿Cuál es su sensación en este momento respecto a este conflicto? ¿Ucrania va a poder?
-Por primera vez en mis 42 años tengo orgullo de decir que soy ucraniano. Los huevos que tenemos, con el perdón de la palabra, son impresionantes. Definitivamente vamos a ganar. Las generaciones rusas jamás serán perdonadas, por lo menos por los ucranianos.
Matías, soy de Paysandú – Uruguay. Te sigo desde hace bastante tiempo. Te felicito por la curiosidad y el buen tino que tienes para plantear la interrogante…me gusta que estés del lado biológico, de la vida del suelo y de todo ese mundo desconocido y tan benéfico para las plantas, que en difinitiva son la herramienta de producción fotosintética y que después se convierte en la energía que utiliza la planta para producir sus propio alimento en sinbiosis con esos microorganismos por millones en cada cm² que están en el suelo y que tanto desconocemos! Por eso tu programa es diferente, por eso, la curiosidad puede, llega y prende más. Abrazo. Te. Agrop. Carlos Oyanarte.
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