En la Argentina suceden muchas cosas extrañas. Una de esas cosas es lo que pasa con el precio oficial de la cebada, que, en pleno auge de la demanda global, permanece “muerto” hace semanas.
Mientras que el valor de exportación de la cebada forrajera francesa viene mostrando un impulso importante en el último mes, el precio FOB de ese producto originado en la Argentina está como el electrocardiograma de un fallecido: totalmente plano, lineal y sin signos de vida.
Sucede que el valor FOB de la cebada argentina es determinado por la Subsecretaría de Mercados Agropecuarios de la Nación en función, supuestamente, de referencias reales de mercado, aunque, a juzgar por las evidencias, el encargado de actualizar el precio FOB de la cebada aún no regresó de sus vacaciones o está de licencia.
La fijación del valor FOB de referencia es un dato clave para el esquema comercial argentino, dado que, a partir del mismo, se determinan los derechos de exportación por abonar una vez declarado el embarque de un producto agroindustrial (con una alícuota que, en el caso de la cebada, es del 12% del valor FOB).
El valor FOB oficial es además una referencia esencial para el sistema de formación de precios en el mercado argentino, razón por la cual un desajuste del mismo no pasa desapercibido en el “bolsillo” del productos agrícola.
Al 28 de abril pasado, según el último dato oficial disponible, se habían declarado ventas de cebada forrajera 2020/21 (cosechada a fines del año pasado) por 1,17 millones de toneladas. Los embarques declarados por los exportadores, en tanto, suman 1,34 millones de toneladas.
Pero el dato clave es que ya se vendieron por adelantado casi 400.000 toneladas de cebada forrajera 2021/22 y se declararon embarques de ese producto por 683.000 toneladas, una cifra completamente inusual para esta época del año, debido, fundamentalmente, a los precios atractivos que registra el cereal en el mercado internacional.