El Ministerio de la Producción de Corrientes estima que entre 50.000 y 60.000 cabezas de ganado bovinos murieron debido a las últimas inundaciones, aunque todavía queda la posibilidad de que esa cifra sea mayor. El cálculo definitivo estaría listo a fines de julio.
Ahora, con la tragedia consumada, la situación de los habitantes de las zonas que quedaron bajo las aguas se complica todavía más. Existe la posibilidad de contaminación de las napas y por ende del agua de los pozos.
La cartera productiva provincial, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) y la Fundación Correntina para la Sanidad Animal (Fucosa) solicitaron enfáticamente a los pobladores de las zonas rurales declarados en emergencia no consumir agua sin previa potabilización.
Según el secretario de Agricultura correntino, Manuel García Olano, más de 1.800.000 hectáreas tienen riesgo sanitario por la mortandad de animales.
Los departamentos afectados son Berón de Astrada, Concepción, Empedrado, General Alvear, General Paz, Itatí, Ituzaingó, Mburucuyá, Saladas, San Cosme, San Luis del Palmar, San Miguel y Santo Tomé. Los pobladores que residen en estas zonas pueden acceder a pastillas potabilizadoras que se entregan de manera gratuita en las delegaciones de Senasa y Fucosa.
Mientras tanto, desde la cartera productiva trabajan en la eliminación de los cadáveres de ganado a través de distintos procedimientos. Por ejemplo, se cavan fosas lejos de los cursos de aguas para enterrar a los animales con cal y así desnaturalizar los restos.
Si los cadáveres se encuentren en zonas donde no se pueda ingresar por la acumulación del agua, se procederá a la incineración con combustible y gomas, avisó el funcionario.
Hasta ahora unos 6.000 productores correntinos se verán alcanzados por la emergencia agropecuaria dictada por el Ministerio de Agroindustria por un plazo de 12 meses, a partir del 15 de abril de 2017 hasta el 14 de abril de 2018.
El ministro de la Producción de Corrientes, Jorge Vara, explicó que la mayoría de los pedidos provienen del sector ganadero. De las casi 6.000 declaraciones juradas presentadas “sólo unas mil corresponden a pequeños productores agrícolas”.
“Antes de las inundaciones e intensas lluvias, la mayoría de las cosechas más grandes (como el arroz, por ejemplo) ya habían sido levantadas y quedaron los pequeños productores o agricultores familiares con producciones de maíz, mandioca, porotos y cultivos hortícolas”, detalló Vara.