Más de 100 países, incluyendo a Brasil, firmarán este martes un compromiso para frenar y revertir la deforestación a escala global. Será durante la conferencia de la ONU sobre clima COP26, en el que sería el primer logro concreto del encuentro internacional en el Reino Unido. La Argentina, en cambio, no apareció formando parte de ese acuerdo voluntario en el documento publicado por el Gobierno Británico. Pero fuentes oficiales luego confirmaron su adhesión.
En la primera década del milenio, hasta que logró implementar su Ley de Protección de Bosques Nativos, la Argentina estuvo entre los países que más deforestaron a nivel global, según indicadores de la propia Naciones Unidas. Un acuerdo de este estilo implicaría poner límites más severos para la ampliación de la frontera agrícola en las provincias del norte del país.
El acuerdo para detener la deforestación se firmó en el tercer día de la COP26, pero en la última jornada en la que participarán los presidentes, entre ellos Alberto Fernández, quien habló ante la cumbre y volvió a vincular la necesidad de vincular el endeudamiento externo de los países con los “servicios ecosistémicos” que brinden al resto de la comunidad internacional. Evitar la deforestación podría ser considerado uno de ellos, pues sabido es que los bosques actúan como sumideros de carbono. En ese sentido, el Presidente solo avisó que el gobierno enviará al Parlamento un nuevo proyecto de ley de presupuestos mínimos para la protección de los bosques nativos.
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— Casa Rosada (@CasaRosada) November 2, 2021
En la jornada inaugural de la COP26, el lunes, los diferentes jefes de Estado lanzaron dramáticos llamados a recortar las emisiones de gases de efecto invernadero para “salvar a la humanidad” de los devastadores efectos del cambio climático. Estados Unidos y la Unión Europea (UE) impusieron sobre este punto un pacto de 105 países para reducir un 30% ese tipo de emisiones para 2030. La adhesión argentina a ese acuerdo se conocía de antemano, pero a que el metano es el gas que emiten naturalmente las actividades ganaderas, por lo que esta acción podría ser contraproducente para las economías agropecuarias de la región.
En materia de forestación, que también podría resultar un condicionante al avance de la frontera agropecuaria, el anuncio de un acuerdo entre otros 105 países lo hizo el primer ministro británico, Boris Johnson. Contó que el compromiso implicará detener la deforestación en 2030 y movilizará recursos por 19.200 millones de dólares de fondos públicos y privados para lograrlo.
“Estos grandes ecosistemas abundantes, son los pulmones de nuestro planeta y esenciales para nuestra propia supervivencia”, señaló Johnson, que habló de un “acuerdo histórico” y una “oportunidad sin comparación para crear puestos de trabajo”.
“Con las promesas sin precedentes de hoy, tendremos la oportunidad de poner fin a la larga historia de la humanidad como conquistadora de la naturaleza y, en cambio, convertirnos en su custodio”, agregó el británico.
Los expertos tuvieron reacciones diversas respecto al anuncio. Algunos de ellos que lo consideraron positivo, aunque advirtieron que un acuerdo previo de 2014 no logró detener la deforestación en absoluto y que es imperiosos cumplir con los compromisos. Otros, en cambio, denunciaron el anuncio como una “luz verde para otra década de destrucción forestal”.
Bosques y selvas absorben casi un tercio del Carbono global emitido por la quema de combustibles fósiles, pero cada minuto se pierde una superficie forestal equivalente a 27 campos de fútbol, según la presidencia de la COP26. Esto sucede en los países en vías de desarrollo, pues las potencias que ahora pregonan la necesidad de detener la deforestación ya talaron sus propios recursos hace muchas décadas.
Pero el asunto es complejo: según las mediciones disponibles el 23% de las emisiones mundiales de CO2 proceden de actividades como la tala, la deforestación y la agricultura, mientras que a la vez hay al menos 1.600 millones de personas -casi 25% de la población mundial- que dependen de los bosques para su subsistencia.
Según este anticipo, los países que firmarán el acuerdo contienen el 85% de los bosques del mundo. Entre ellos destacan Rusia, Canadá, Brasil, Rusia, Colombia, Indonesia y la República Democrática del Congo. Hasta esta mañana no se conocía la posición del gobierno argentino, aunque se suponía que actuaría de acuerdo con Brasil y el resto de los países del Mercosur.
Finalmente se supo el motivo del intríngulis. En la declaración emitida por el gobierno británico sobre este acuerdo no figuraba la firma de la Argentina porque al parecer ninguno de sus funcionarios se hizo presente al momento de suscribir el pacto. De todos modos, luego fuentes oficiales confirmaron a diversos medios que la adhesión nacional a ese acuerdo para frenar la deforestación no estaba en discusión.
Los países que suscriben la iniciativa se comprometerán con 12.000 millones de dólares de fondos públicos para proteger y restaurar los bosques, junto con 7.200 millones de dólares de inversión privada. Parece ser poco dinero frente a los recursos que moviliza la agricultura, la ganadería y otras actividades que compiten por esa misma superficie.
El Reino Unido destinará más de 2.000 millones de dólares a lo largo de cinco años para apoyar la defensa de los bosques. Ese dinero incluirá casi 500 millones de dólares para los bosques tropicales de Indonesia y más de 270 millones de dólares para la Coalición LEAF, organismo que que facilita que los países con bosques tropicales y subtropicales avancen más rápido hacia el fin de la deforestación.
Los gobiernos que representan el 75% del comercio mundial de productos básicos clave que pueden amenazar los bosques, como el aceite de palma, el cacao y la soja, también suscribirán una nueva Declaración de Bosques, Agricultura y Comercio de Productos Básicos (FACT).
El ministro de Medio Ambiente británico, George Eustice, describió hoy el acuerdo de deforestación como un “avance realmente significativo”. En declaraciones a Sky News, resaltó también que Brasil esté entre los firmantes, considerando que se trata de un compromiso que el país sudamericano no había asumido antes.
“Creo que las cosas están empezando a cambiar en términos de su enfoque. Siempre con estos acuerdos multilaterales, tenemos que trabajar con los países. Necesitamos que todo el mundo se una y haga estos compromisos. Creo que es produjo cierto éxito”, dijo.